Foto: Momento en que Trump firmó la Ley, junto a varios líderes religiosos
Finalmente Trump ha firmado una Ley de Libertad religiosa que no ha gustado ni a colectivos LGTB, ni a la ACLU ni a la derecha religiosa.
La ACLU asegura que no llevará la ley ante los tribunales salvo que tenga efectos en las políticos del gobierno, y los conservadores protestan por considerar que Trump se ha rendido ante el lobby gay.
No había pasado ni un día desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca que empezó a correr un rumor muy bien fundado de que el recién elegido presidente estaba a punto de firmar una ley de “Libertad Religiosa” que permitiría la discriminación a personas LGTB, como hemos visto en estados como Indiana (del que fue gobernador su vicepresidente, Mike Pence) o como lo que estamos viendo en Carolina del Norte (aunque no exactamente por el mismo motivo).
Una ley de “Libertad Religiosa” lo que hace es, básicamente, proteger el derecho de cada individuo a actuar según su fe en cualquier situación; lo que implica básicamente dar carta blanca a un proveedor de servicios a negarse a atender a una persona en base a sus creencias personales. Fue el caso, por ejemplo, de la pastelera hetera que se negó a hacer una tarta para una boda de lesbianas (lo que le causó muchos problemas judiciales y pagar una multa importante).
Aunque en su momento la Ley de Trump acabó aparcada, según dijeron por las presiones que su hija Ivanka y el marido de ésta (miembro del gabinete de Trump) ejercieron en defensa del colectivo LGTB, la semana pasada Trump la firmó; y aunque se han eliminado las partes más controvertidas respecto a los derechos del colectivo y se ha centrado más en los aspectos referentes al Obamacare, la ley sigue siendo un peligro.
Tal y como explican en Queerty, hay 5 motivos por los que esta ley de “libertad religiosa” sigue siendo igual de preocupante. El primero es que la ley declara que “es política de la administración proteger y promover de forma vigorosa la libertad religiosa“; es decir, que aunque a Trump el tema le dé un poco igual su gobierno está ahora legitimado para proteger esa “libertad” y convertirla en piedra angular de su mandato. Además la ley apunta a eliminar la Enmienda Johnson, o lo que es lo mismo: la prohibición de que las organizaciones religiosas participen activamente en política; algo que la enmienda Johnson les prohíbe dado que disfrutan de ventajas fiscales. Ahora los líderes religiosos podrían apoyar o no a un candidato e influir en las elecciones sin necesidad de ocultarse tras organizaciones o grupos de presión.
Las otras cosas que preocupan a los activistas es que con este movimiento queda claro que la posible influencia que ejerciera la familia de Trump ha quedado anulada; que se demuestra que el gobierno de Trump apela para continuar en la Casa Blanca a la ultra derecha religiosa y que, además, cualquier esperanza de que el vicepresidente Mike Pence fuera más moderado se desvanece teniendo en cuenta que es una ley que él mismo firmó cuando era gobernador de Indiana.
Uno de los motivos por los que Trump puede haber decidido eliminar cualquier rastro de discriminación al colectivo LGTB de la nueva ley (que, en su primera versión, se dijo que incluía un pasaje legalizando la discriminación en base a la creencia de que el único matrimonio válido era el heterosexual) pudo ser la carta que más de 1000 líderes religiosos del país le hicieron llegar exigiendo que no utilizara la “libertad religiosa” como base para discriminar a nadie. La carta, publicada en la revista Politico, iba firmada por un colectivo llamado Clérigos Unidos Contra la Discriminación, en la que expresaban al presidente su preocupación por el posible contenido de esa ley: “Aunque su propósito sea fortalecer la libertad religiosa, lo que esta ley conseguiría es darle mal uso a esa libertad convirtiéndola en un arma para discriminar a una gran parte de nuestra nación; incluyendo a las personas LGTBQ, las mujeres o los niños en régimen de acogida. (..) Esto no es lo que significa la libertad religiosa ante la ley, ni lo que la religión significa ante millones de americanos de fe.”
Por su parte desde la ACLU aseguran haber analizado concienzudamente el texto de esta nueva ley y han decidido no presentar la demanda que anunciaron que tenían preparada si la ley incluía pasajes que discriminaran a la población LGTB. Según un comunicado, la American Civil Liberties Union ha explicado que la firma de esta ley no ha sido más que una “operación propagandística muy elaborada” por un texto que no tendrá efectos discernibles en la política del país: “Tras una cuidadosa revisión del texto de la ley hemos determinado que esta orden no altera significativamente la habilidad de las instituciones o individuos religiosos para intervenir en el proceso político. La orden lo anuncia, pero tampoco afectará a los servicios de salud reproductivos. La afirmación del presidente Trump de que quería ‘destruir totalmente’ la Enmienda Johnson ha resultado ser una ‘fake news’ de manual.”
Aún así la ACLU avisa de que en caso de que esta ley pusiera en marcha algún tipo de acción gubernamental que afectara a los derechos civiles, “volveremos a ver a Trump en los tribunales.”
Los que han demostrado no estar nada contentos con esta ley han sido, justamente, aquellos a los que pretendía contentar. Desde la National Organization for Marriage han protestado porque Trump ha cedido ante las presiones de los grupos LGTB: “Aunque estamos decepcionados porque el Presidente Trump no ha protegido directamente la libertad religiosa de las personas de fe, esta batalla está muy lejos de haber terminado.” Declaración a la que se suma la American Family Association, que se lamentan de que en la ley “no hay ni una palabra de alivio, ánimo o apoyo a todos aquellos que han sido víctimas de la persecución imparable del lobby homosexual.”
Fuente EstoyBailando
Budismo, Cristianismo (Iglesias), General, Hinduísmo, Homofobia/ Transfobia., Islam, Judaísmo
ACLU, Donald J. Trump, EE.UU., Homofobia/Transfobia, Ley de Libertad religiosa
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