La organización Human Rights Watch (HRW) ha emitido un duro comunicado en el que denuncia la situación de los solicitantes de asilo LGTB en Ceuta, “expuestos a hostigamiento y abusos” y urge a las autoridades españolas a trasladar inmediatamente a estas personas a la península y cesar “la política de facto” por la cual se bloquean la mayoría de estos traslados.
Los inmigrantes que ingresan en Ceuta en forma irregular son alojados en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), que depende del Ministerio de Empleo y Seguridad Social. El establecimiento, diseñado para estancias breves y con capacidad para 512 personas, está a menudo saturado, según denuncia HRW. A pesar de los esfuerzos del personal, los solicitantes de asilo no pueden recibir la atención y los servicios que el derecho español les reconoce, tal y como la propia organización pudo comprobar en una visita al centro los pasados 28 y 29 de marzo, momento en el que había allí concentrados 943 residentes. “Según el personal del centro, actualmente hay entre 70 y 80 solicitantes de asilo en el centro de Ceuta”, expresa el comunicado. De ellos, al menos 10 han pedido asilo por ser objeto de persecución y acoso en sus países de origen por su orientación sexual o identidad de género.
“Human Rights Watch habló con tres hombres gais alojados en el centro, dos procedentes de Marruecos y uno de Argelia, que habían pedido asilo por persecución debido a su orientación sexual. Describieron haber vivido situaciones de abuso extremo, incluida la violencia física ejercida por familiares, rechazo reiterado y generalizado por parte de la sociedad y agresiones físicas en las calles de sus países de origen. Un hombre de Marruecos dijo que había sido encarcelado, en parte, por su orientación sexual. Tanto Marruecos como Argelia criminalizan la actividad sexual con consentimiento entre personas del mismo sexo, y prevén para esto una pena de hasta tres años de prisión y multas”, explica HRW.
Los tres hombres se refirieron a las dificultades que enfrentaban en el centro y en Ceuta debido a su orientación sexual. “Ahmed [seudónimo], de 29 años, y oriundo de Marruecos, dijo que huyó de su país porque sufría amenazas de su familia y de la policía, pero que está recibiendo el mismo trato por parte de otras personas que se alojan en el CETI. ‘Ellos [otros residentes del CETI] me dicen que si me ven afuera [del centro] me van a pegar’, según contó. ‘Me atacan, y yo escapo. Una vez, en noviembre o diciembre, uno me pegó’”, explica por ejemplo el comunicado.
Traslados a la península: no para los solicitantes de asilo
Los solicitantes de asilo LGBT están atrapados en Ceuta por causa de una política que, según cree Human Rights Watch, está diseñada para disuadir las solicitudes de asilo. “Los migrantes que no piden asilo reciben órdenes de expulsión y son trasladados a España peninsular a un promedio que las autoridades procuran que sea de 80 por semana, y allí son asignados a centros de detención mientras se encuentra pendiente su deportación o a refugios gestionados por organizaciones no gubernamentales. Sin embargo, a los solicitantes de asilo en general no se les permite trasladarse”, explica HRW. “Negar a los solicitantes de asilo su libertad de circulación para disuadir las solicitudes no solo sería cruel y errado, sino que además supondría un uso indebido de poder”, explica Judith Sunderland, directora asociada para Europa y Asia Central de la organización. “Sin embargo, la evidencia sugiere que las autoridades ofrecen una dura alternativa a las personas que necesitan protección, al exigirles que manifiesten su necesidad y permanezcan meses o años en una situación indefinida en Ceuta, o que corran el riesgo y pidan asilo recién después de haber sido trasladadas al territorio continental, cuando ya tienen una orden de expulsión en mano”, añade.
En definitiva, se da una situación paradójica: mientras que migrantes irregulares que no han solicitado asilo son trasladados con cierta rapidez a la península, los que lo solicitan se quedan en Ceuta mucho más tiempo, “a veces durante la totalidad del procedimiento en el que se evalúa su solicitud de protección, un proceso que puede demorar bastante más de un año”. La única excepción son los solicitantes de asilo procedentes de Siria, a los que sí se traslada regularmente a la península desde Ceuta o desde Melilla. “La situación de los enclaves, que son las fronteras de la Unión Europea en la costa sur del Mediterráneo, es sin dudas diferente de la de otros países, pero esto no justifica castigar a quienes ingresan a Ceuta en busca de asilo. España tiene los medios para tratar dignamente a los solicitantes de asilo, incluidas las personas LGBT que buscan un país tolerante donde puedan vivir sin temor a sufrir discriminación o violencia”, explica Sunderland.
HRW, de hecho, considera que la perspectiva de tener que permanecer en Ceuta en forma indefinida disuade a las personas que necesitan protección internacional de solicitar asilo. La organización, por ejemplo, habló con una persona de 22 años de la República Centroafricana que, un mes después de llegar al centro de acogida, estaba debatiéndose entre solicitar o no asilo: “El procedimiento lleva mucho tiempo, no quiero quedarme aquí”, les dijo. Y lo que es muy grave: a través de distintas fuentes, HRW tuvo también constancia de que un hombre subsahariano retiró su solicitud de asilo después de que la policía le dijera expresamente que sería trasladado al territorio continental si lo hacía. Algunos días después, fue trasladado.
Relatos de solicitantes de asilo
Ahmed, el joven marroquí de 29 años al que nos hemos referido antes, contó a HRW que en su país no tenía a nadie que lo protegiera, ni entre su familia ni en la policía. En Marruecos sufrió palizas por ser gay e incluso fue condenado a seis meses de prisión. Pero la vida en el CETI de Ceuta, donde se aloja desde mediados de octubre de 2016, tampoco es fácil para él: “Aquí también me insultan, me dicen maricón. Me dicen que cuando me ven fuera me van a pegar. Y me atacan, yo escapo. Una vez, en noviembre o diciembre, uno me pegó. Era un argelino. Me decía maricón, te voy a matar. Anteayer estaba con un amigo, vino un argelino y me echó de la habitación diciéndome ‘eh maricón, sal de aquí’ (…) Quiero sobrevivir, quiero un futuro. No quiero pensar siempre en que me van a pegar”.
Francisco (también un pseudónimo) es otro ciudadano marroquí, de 30 años, que vive en el centro hace 14 meses. Contó a HRW que su familia lo echó cuando tenía 12 años debido a su sexualidad. Había sido violado por dos hombres cuando todavía era adolescente, y golpeado y detenido por la policía. Llegó a un punto límite cuando su primo, con el que Francisco había vivido después de que aquel regresara tras vivir algunos años en el extranjero, se puso en su contra tras enterarse de que era gay. “Me vine a Ceuta. No me quedaba más remedio que pedir asilo. Pero aquí está muy mal. Estoy desesperado. Ceuta me parece igual como en Marruecos. Una vez estaba en la playa, un tío un poco mayor me ofreció un purrito. Dije que no. Él quería abusar de mí, pero no quería, y me tiró una piedra y me pegó un puño. Fui a la policía. Al inicio no quisieron tomar la denuncia. No hicieron nada, lo veo siempre ahí….En el CETI no hablo con nadie, evito los problemas. Si no, reviento. Sabes, echado de casa a los 12 años, todos los problemas”, relató.
Said (otro seudónimo) es un ciudadano argelino de 32 años, que llevaba casi 10 meses en el CETI cuando HRW lo entrevistó: “Quiero tener una nueva vida. Necesito olvidarme de mis problemas. No tenía mucha idea de adónde ir, solo quería un lugar donde pudiera vivir sin violencia. Aquí las cosas son difíciles. Solo puedes dormir y comer, dormir y comer. Aquí evito a todos para no tener problemas”.
Un miembro del personal del CETI confirmó a HRW que otros residentes suelen burlarse y hostigar, sea en el propio centro o en las calles de Ceuta, a las personas LGBT que solicitan asilo:. “Muchos no aceptan compartir una habitación con un homosexual. O los hostigan aquí o pelean fuera del centro”.
El asilo a las personas LGTB, deuda pendiente del Gobierno español
Por desgracia no es la primera vez que nos referimos a la actitud indolente del Gobierno español por lo que a los solicitantes de asilo LGTB se refiere. La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) lleva años alertando sobre las dificultades que las personas LGTB perseguidas encuentran en España cuando solicitan protección. Y eso que la directiva de acogida de la Unión Europea, vinculante para España, exige tener en cuenta la situación de las personas vulnerables al brindarles alojamiento, así como tomar medidas para prevenir la agresión y el acoso sexuales en los centros de acogida.
“Si bien las personas LGBT que solicitan asilo no están enumeradas en la directiva como personas consideradas vulnerables, Human Rights Watch coincide con la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea y la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA-Europa) en que muchas personas LGBT que buscan asilo reúnen los requisitos debido al tipo de persecución que viven en sus países de origen”, explica HRW. “Las mejores prácticas para la acogida de personas identificadas como solicitantes de asilo LGBT por dichas organizaciones incluyen alojamiento en habitaciones individuales, traslados a centros más pequeños, capacitación específica para el personal y facilitación del acceso a organizaciones LGBT y redes de apoyo”, añade.
General, Homofobia/ Transfobia.
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