“Estos tipos se pelearían por coger los clavos para subir a Cristo en la cruz”
“El silencio de los obispos vuelve a dejarles en fuera de juego”
(Jesús Bastante).-No lo esperaban ni en sus mejores sueños. Los ultracatólicos de HazteOir (algún amigo me sugiere que, simplemente, utilice el término “ultras”, sin el “católicos”, pero mientras los obispos no contesten a las preguntas que se les formulan, o no desautoricen oficialmente a este grupo, mientras otros prelados como Munilla, Reig Plá, Sanz o Demetrio continúen apoyándoles directa o veladamente, lamentablemente tendremos que seguir utilizándolo) están consiguiendo una publicidad impresionante a cuenta de su polémico autobús en el que lanzan, una vez más, un mensaje de odio, esta vez contra un colectivo doblemente perseguido: por ser menores, y por tener una identidad sexual diferente a la mayoritaria.
El presidente de HazteOir, Ignacio Arsuaga, no cabe en sí de gozo. Ocupa horas de televisión y radio, páginas enteras de diarios y revistas, y buena parte del espacio virtual de los portales especializados. Ha sido más sencillo de lo que parecería a simple vista. Una frase impactante, dura, dolorosa, zafia, y una campaña ciertamente original (hay que reconocerles su capacidad de impacto en las redes, y su formación en marketing), ha multiplicado la presencia de un pequeño grupúsculo que no representa a nadie, que no defiende la vida de los débiles ni la libertad de expresión, y que utiliza la agitación como leit motiv. Ni Evangelio, ni democracia, ni gaitas: estos tipos se pelearían por coger los clavos para subir a Cristo en la cruz.
Su éxito, en cambio, es una derrota de la sociedad de la comunicación, que vive en demasiadas ocasiones de lo accesorio, lo escandaloso, lo escabroso, la carroña. Y algo que debiera hacer pensar a los responsables de estos medios (autocrítica en la que me incluyo). ¿Qué logramos dando voz a esta gente?
En lo tocante a la Iglesia, una vez más, comprobamos cómo el silencio de los obispos vuelve a dejarles en fuera de juego. En privado, la práctica totalidad de los prelados muestran su disconformidad con los métodos de HazteOir y sus adláteres (por no hablar, ya lo haremos en otra ocasión, de sus vinculaciones con la sociedad secreta El Yunque). En público, sin embargo, ninguna respuesta. O el apoyo, más o menos directo, de los prelados más reaccionarios.
Cuando comenzó toda esta historia, no pude por menos que acordarme de Diego Neria, el transexual a quien el Papa Francisco recibió, junto a su novia Macarena. Dos espíritus libres, dos bellísimas personas, dos grandes seguidores de Jesús, que están llevando a cabo una magnífica labor en pro de la igualdad y la libertad. Sin más banderas que las del mensaje de liberación de Jesús de Nazaret. El mismo que hoy sería acusado de apóstata, gay, idólatra, asesino y blasfemo por los nuevos Sumos Sacerdotes. Que, pese a su lema, tienen muy poco oído.
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