Compromiso con mi propia vida (cuaresma 2017)
De la web del Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa
Re-flexión. Esta es una buena palabra para este tiempo de cuaresma. Y no son necesarias muchas más. Reflexionar no es sino volver a flexionar aquello que un día fue flexible. Bien, partiendo de esto… ¿qué necesito reflexionar? Pues para eso tenemos un tiempo brillante por delante, para ahondar en aquello que necesitamos tomar en nuestras manos, dar calor y modelar hacia su forma original. Claro, nunca vuelve a ser idéntico a lo primitivo pero… ¿significa eso que ha de ser peor? No, por supuesto que no, seamos positiv@s.
Los textos de la liturgia del tiempo de cuaresma son bellísimos. En ellos descubrimos a un Dios lleno de paciencia, derrochando espera y comprensión hacia su pueblo. Dios es eternamente fiel. No siempre logramos entender eso, porque en nuestra sociedad “se nos acaba el amor”, pero Él confirma su presencia a cada instante, de manera humilde y discreta, sin imposiciones.
Hoy comienza la cuaresma. Venga, por qué no. Reflexiona sobre tu propio compromiso con tu vida. Muchas veces nos comprometemos con algo o alguien pero por circunstancias diversas nos saltamos el acuerdo. Se rompe el compromiso, el pacto… y… ¿mi honestidad?, ¿mi integridad?, ¿qué credibilidad presento ante los demás?, más aún, ¿cómo puedo apostar por mí mism@?
Dios nos regala la vida, para que la hagamos crecer y dar fruto. Lo oscuro de la hondura de la tierra es el lugar ideal para hacer germinar la semilla, como el útero de la madre. hay más vida debajo de la tierra que sobre la superficie. No es la cuaresma un tiempo para sumergirnos en el dolor, en las renuncias impuestas… no, la cuaresma es tiempo para que la semilla germine, para que re-flexione nuestra vida, se haga más dúctil, mas maleable, más mirando hacia otr@s y podamos amanecer plenamente despiert@s.
“Amigo de la vida”, así describe la Escritura a Dios, qué hermosura. Dios es amigo de mi vida, incomprensible y tozudamente enamorado de mi vida, ¡cómo no comprometerme con ella!
Un único compromiso en esta cuaresma, con tu propia vida. Hazte este regalo, implícate en lo que vives, en lo que sientes y haces. No esperes a otra cuaresma para comenzar a germinar.
Desde aquí oramos humildemente por ti y, si quieres, nos lo cuentas.
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