El Dios que está en toda vida
Del blog de la Communion Béthanie:
La verdadera vida, la vida eterna, aquí y ahora, la verdadera comunión entre los hombres, es el intercambio del infinito, aquí y ahora. Nuestra verdadera morada, es el Cielo interior, aquí y ahora.
Y cuando tenemos el privilegio tan raro de encontrar un rostro humano perfectamente luminoso, perfectamente abierto, y totalmente despojado de sí mismo, lo acogemos justamente por ese centro interior, por ese centro único, por ese Punto en el que el espacio y el tiempo se condensan en una Presencia infinita…
Es por eso que, es en el más profundo recogimiento, en el más perfecto silencio interior, que vamos a entrar en contacto con nuestros seres queridos que están ocultos en la luz del Señor y viven en este Cielo interior a nosotros mismos donde encontramos a la vez el rostro de ellos y el del Señor…
No hay otra forma de reunirnos con nuestros queridos difuntos que no están en otro lugar sino que están dentro de nosotros, como Dios mismo, que interiorizar nuestra vida.
Se trata de alcanzar el nivel más profundo de la existencia, pues es ahí, en la intimidad de corazón a corazón con el Señor, encontraremos, inmortalizado, el rostro de todos los que amamos, a los que jamás dejaremos de amar y con los cuales podemos siempre comunicarnos en la misma respiración de ternura que en los momentos supremos de aquí abajo: que es el Dios en quien todo es vida.
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M. Zundel
recogido por la “Santa Familia de Burdeos“
“¿Dónde están nuestros difuntos y cómo llegar a ellos?”
Homilía de Mauricio Zúndel el 2 de nov. 1967, en Lausana. Celebración de los Difuntos.
Tomada del libro “Ta parole comme une source, (Tu Palabra como fuente), 85 sermones inéditos.”
Editorial Anne Sigier, Sillery, agosto 2001, 442 págs
ISBN : 2-89129-082-8
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