Taiwán ahora está a punto de prohibir las “terapias de conversión”
Mientras se debate la aprobación del matrimonio igualitario, Taiwán se propone ser también el primer país asiático en prohibir las “terapias de conversión”.
Lo que está pasando en Taiwán es realmente histórico, no sólo porque el país esté decidido a ponerse al día en cuestiones de derechos LGTB sino porque es el primer país asiático en hacerlo.
El gobierno taiwanés está inmerso en pleno proceso para aprobar el matrimonio igualitario en el país. No está siendo fácil y cuanto más se acercan al momento de aprobar la ley más resistencia parece haber por parte de los grupos religiosos. Lo curioso, eso sí, es que esas manifestaciones homófobas que parecen crecer cada vez más están formadas por sectores de gente mayor movilizados en autobuses por grupos religiosos que se están inspirando en los grupos homófobos occidentales.
Por suerte el debate en el Parlamento para aprobarlo sigue su curso y el Partido Progresista Demócrata está convencido de que de 2017 no pasa, y aclaran que ahora mismo el tema ya “no se discute, se debate“; dando a entender que comienza a haber un entendimiento entre defensores y opositores. De hecho la semana pasada un comité legislativo ya aprobó las enmiendas preliminares al Código Civil taiwanés para incluir el reconocimiento de matrimonios entre personas del mismo sexo.
Los activistas esperan que si Taiwan da el paso y legaliza el matrimonio, otros países asiáticos seguirán el mismo camino.
Pues otra cosa que parecen estar dispuestos a cambiar en Taiwán es en lo referente a las “terapias de conversión“. Tú que eres gay sabes perfectamente que no hay forma de que te conviertan en hetero y que estas terapias además de ser tremendamente perjudiciales para la salud mental (a veces hasta física) de las personas son únicamente una excusa cutre que tienen los homófobos para perpetuar la idea de que la homosexualidad es una elección, un estilo de vida del que se puede “salir“.
“Terapias” reparadoras: no solo inútiles, también peligrosas
La comunidad médica mundial en su inmensa mayoría condena estas prácticas y lucha para que los gobiernos las prohíban. Precisamente en marzo de este año tenía lugar un histórico pronunciamiento de la Asociación Mundial de Psiquiatría en contra de las “terapias” reparadoras, intervenciones que no solo se han mostrado ineficaces para cambiar la orientación sexual de una persona, sino que resultan muy peligrosas. Prácticas contra las que ya antes se habían pronunciado numerosas organizaciones profesionales. La Asociación Americana de Psicología, por ejemplo, hizo ya en 2009 un llamamiento a los psicólogos para que las abandonasen definitivamente tras revisar la evidencia científica disponible y concluir que ya no resulta posible sostener que un paciente puede cambiar su orientación sexual a través de terapia, mientras que los daños potenciales de tales intervenciones pueden ser graves, incluyendo depresión y tendencias suicidas. Otras organizaciones que han alertado contra los riesgos de estas intervenciones son la Asociación Médica Británica, las más importantes organizaciones de psicoterapeutas del Reino Unido o, en España, el Colegio de Psicólogos de Madrid. Los testimonios de algunas de las personas atrapadas por las redes que promueven este tipo de prácticas (“ex-gais”) y que años después han conseguido liberarse son un buen ejemplo del daño que pueden llegar a sufrir.
En definitiva, la aplicación o recomendación de este tipo de prácticas van, hoy en día, en contra del conocimiento médico actual y de la lex artis que obliga a todo profesional sanitario.
Aunque si el gobierno que te toca es el del PP, el que no tiene ningún problema con los homosexuales, no te extrañe si te plantan a un señor como Aquilino Polaino a explicitar sus tesis homófobas en el senado.
En Taiwán parece que no tienen tanta manga ancha y por eso el Ministerio de Sanidad y Bienestar ha publicado un borrador de la legislación con la que pretenden prohibir las “terapias de conversión“. El borrador estará publicado durante 30 días en los que los ciudadanos pueden presentar alegaciones y se espera que se apruebe como ley en marzo.
El contenido no tiene mucho misterio: las terapias de conversión pasarán a estar prohibidas y los médicos que las lleven a cabo serán castigados con multas y posibles suspensiones.
Cuando pasen los 30 días el gobierno cogerá el borrador y las opiniones de los ciudadanos y creará la ley.
Y fíjate tú lo fácil que es acabar con el tema.
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