2017 d.C. Calendario del Sol, Año de Cristo
El calendario (cristiano o gregoriano), actualmente de uso común es de tipo solar (no soli-lunar, como el judío y el musulmán, aunque para la pascua los cristianos seguimos empleando un cómputo lunar) , y comienza una semana después del solsticio de invierno (en el solsticio se celebra el nacimiento de Jesús).
Éste es un calendario más antiguo, que fue fijado por los romanos para su imperio, centrado en el Sol (calendario juliano, introducido por Julio César, en el siglo I a.C.), y que fue ratificado por los cristianos (calendario gregoriano, del Papa Gregorio, a finales del siglo XVI).
De esa manera se vincula el nacimiento de Jesús (que sería el centro de la historia) con los ciclos del sol, y se añade que ha terminado el año 2016 d.C. (después de Cristo), porque Cristo habría nacido el año cero o el uno, según se cuente (aunque parece que nació el 6 a. C), y ha empezado el año 2017.
— En esa línea se suele decir d.C (=después de Cristo) o a.D. (=año del Dominus o Señor, que es Cristo). Cristo aparece así como “centro del tiempo”, marcando el antes y después, en una línea sucesiva que va tendiendo de un principio (hacia atrás) hacia un futuro.
— En algunos lugares donde no se quiere destacar la figura o tiempo de Cristo se pone ya (sobre todo en ámbito judío, en Estados Unidos…), con las siglas en inglés: BEC y EC (antes/before de la EC, era comun, o EC, de la era común). El tema es el mismo, porque de hecho la Era Común es la referida a Cristo, en vez de referirse por ejemplo como a las Olimpiadas (cultura griega) o a la fundación de Roma.
Como seguiré indicando, los judíos siguen utilizando su antiguo calendario, según el cual estaríamos en el año 5777 de la fundación del mundo (según el cómputo tradicional de los años bíblicos, fijado por Hilel).
Por su parte, los musulmanes comienzan a contar el tiempo desde la Hégira o gran ruptura de Muhammad y sus seguidores en 622 d.C. (con el paso de la Meca a Medina). Según eso, ellos están/estamos el 1438 (que empezó 3 de octubre de 2016, pues los años empiezan según un calendario lunar variable…).
Esta postal quiere abrir la puerta (ianua, ianuario, enero) del 2017, que a todos deseo que sea una puerta de corazón (como en la segunda imagen), tras haber dado el gran salto de la primera.
Calendario semanal.
Todos los pueblos han distinguido los tiempos, fijando unos ritmos sacrales y unos días especiales de fiesta (vinculados sobre todo a los ritmos solares y lunares y a los ciclos de la vegetación y de la vida).
Entre esos ritmos, uno de los más importantes ha sido el semanal, que tiene, probablemente un origen mesopotamio, pero que se ha extendido, por medio del judaísmo a la cultura de occidente (y, en un sentido más amplio, a todo el mundo moderno). La división del tiempo en semanas está vinculada al ritmo lunar (cada fase lunar de 28 días consta de cuatro semanas), pero se relaciona también (sin duda alguna) al “valor sagrado” del número siete, con sus aspectos uránicos o planetarios (los siete astros/planetas, los siete ángeles celestes etc.).
Cada semana nace el año, vuelve a surgir el tiempo. Esta división pasó a través del judaísmo (y de otros conductos) a la vida social romana, como lo recuerda todavía el nombre de los días de la semana, relacionados con los astros/dioses del panteón romano, que se siguen empleando todavía (con la excepción del sábado y domingo, que han recibido un nombre judío y cristiano).
Así, en varios de los idiomas europeos:
(1) Lunes, es día día de la luna (dies Lunae, dilluns, lundi, lunedi, mondey, Montag).
(2) Martes, día de Marte (dies Martis, dimars, mardi, martedi, tuesday, Dienstag [del dios Tyr]).
(3) Miércoles, día de Mercurio (dies Mercurii, dimecres, mercredi, mercoledi…).
(4) Jueves, día de Júpiter (Dies Iovis, dijous, jeudi, giovedi…).
(5) Viernes, día de Venus (Dies Veneris, divendres, vendredi, venerdi…).
(6) Sabado, día del Shabat judío (Dies Sabbath, dissabte, samedi, sabato…).
(7) Domingo, día del Dominus o Señor cristiano (Dies Domini, diumenge, dimanche, domenica…).
Gran parte de la tradición occidental, influida por el cristianismo, ha dejado de guardar en especial el Sábado judío y celebra el Domingo, que es el Día del Señor (de Jesús), aunque a veces se haya perdido la referencia a Cristo.
En otro contexto se puede recordar que originariamente, el domingo ha sido Día del Sol, no sólo en Roma, sino en otras culturas. Así lo muestra el mismo nombre en los idiomas germanos (Sonntag, sunday). Para el Islam, el día especial de recuerdo religioso ha pasado a ser el viernes.
2. Calendarios anuales (judaísmo)
El judaísmo ha tenido varios calendarios. El que se conserva y aplica en la actualidad es de tiempos posteriores al exilio de los judíos, siglo VI a. C. (es de origen básicamente babilonio). No ha sido aceptado por igual por todos los judíos antiguos, de manera que la diferencia en el cómputo de meses (con el cambio de las celebraciones) desencadenó cismas y divisiones en el judaísmo del Segundo Templo.
Algunos apocalípticos siguieron calendarios especiales, lo mismo que los esenios de Qumrán, que acusaron a los sacerdotes de Jerusalén de haber cambiado las fiestas y los días.
En su forma actual, el calendario judío fue fijado por Hilel II, en torno al 359 d. C., que calculó la fecha del “comienzo del mundo” (según la cronología interna de la Biblia), que habría caído (mirando hacia atrás, desde la actualidad) un 7 de nuestro octubre del 3761 a. C. El día primero habría sido un domingo (el día después del sábado), que correspondería al 1 de Tishrí del año 1. A partir de ahí se pueden calcular los años hebreos, añadiendo esos años al año gregoriano en curso. Así el año 2017 de nuestra era corresponde al 5777/6778 del cómputo hebreo (2017 + 3761 = 5778; el año 5778 judío comenzará con el otoño, el día 21 de septiembre, 1 del tishrel/tishri del 2017).
El calendario hebreo tiene la particularidad de que vincula el año lunar con el solar (cosa que no hace el gregoriano). Para ello, los meses son algo más cortos que en el calendario gregoriano y cada 19 años se añade en primavera un mes nuevo (el we’adar), de 13 días, para que correspondan los ciclos lunares y solares (de manera que la pascua no sea fiesta cambiante como en el calendario cristiano, que ha terminado siendo simplemente solar).
Las fiestas principales son las de Pascua (Nisan), Pentecostés (Siwan) y Yom Kippur y Tabernáculos (Tishrí), que marcan el Año Nuevo. Son también importantes las fiestas de la Dedicación y Purim (en Kisleu y ‘Adar).
1. Nîsan (Neh 2,1; Est 3,7) (del 13 Marzo 13 al 11-14 Abril)
2. ‘Iyyar (del 12 Abril 12 11-14 mayo)
3. Sîwan (Est 8,9; Baruc 1,8) (del 11 Mayo al 9 Junio)
4. Támmûz (Cf. Ez 8,14) (del 10 Junio 10 al 9 Julio 9)
5. ‘Abh (del 10 Julio 10 al 7 Agosto)
6. ‘Elûl (Neh 6,15; IMac 4,27) 8 Agosto 8 al 6 Septiembre
7- Tíshrî. del 6 Septiembre al 5 Octubre
8. Márhéshwan o Héshwan Del 6Octubre al 4 noviembre
9. Kíslew (Zac 7,1; Neh 1,1) 5 Nov. al 3 Diciembre
10 Tebeth (Est 2,16) del 4 Diciembre 4 al 1 Enero
11. Shebhat (Zac 1,7, IMac 6,14 2 al 31 de Enero
12. ‘Adar (Es 6,15; Est 8,12) 1 Febrero al 2 Marzo
(13) We’Adar (intercalado) de3 Marzo 3 al 10 13 Marzo
3. Calendario semanal cristiano.
El cristianismo ha aceptado el ritmo semanal del judaísmo (y del entorno romano-helenista), pero sin conceder al sábado el sentido que tenía en el judaísmo. Por eso, la tradición cristiana ha recordado las polémicas de Jesús sobre el cumplimiento del sábado; ciertamente, Jesús no ha venido a romper la “ley del sábado”, pero la ha interpretado en línea de servicio al hombre, más que de sacralidad cerrada en sí mismo, porque “el sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado” (cf. Mc 2, 27).
Por otra parte, el paso del sábado al domingo, como día de celebración cristiana, se ha realizado de un modo gradual, aunque bastante rápido. Ello se debe a que la experiencia pascual de los primeros cristianos está vinculada al primer día de la semana, es decir, al día después del sábado (cf. Mc 16, 2; Mt 28, 1; Lc 24, 1, Jn 20, 1; Hech 20, 7; 1 Cor 16, 2). En ese contexto, Ap 1, 10 habla ya del Día del Señor, como día especial de alabanza.
«El domingo se distingue expresamente del sábado, al que sucede cronológicamente cada semana, y cuya prescripción litúrgica reemplaza para los cristianos. Realiza plenamente, en la Pascua de Cristo, la verdad espiritual del sábado judío y anuncia el descanso eterno del hombre en Dios.
Porque el culto de la ley preparaba el misterio de Cristo, y lo que se practicaba en ella prefiguraba algún rasgo relativo a Cristo (cf 1 o 10, 11): «Los que vivían según el orden de cosas antiguo han pasado a la nueva esperanza, no observando ya el sábado, sino el día del Señor, en el que nuestra vida es bendecida por El y por su muerte». (S. Ignacio de Antioquía, Magn. 9, 1). La celebración del domingo cumple la prescripción moral, inscrita en el corazón del hombre, de ‘dar a Dios un culto exterior, visible, público y regular bajo el signo de su bondad universal hacia los hombres’ (S. Tomás de A., s. th. 2-2, 122, 4). El culto dominical realiza el precepto moral de la Antigua Alianza, cuyo ritmo y espíritu recoge celebrando cada semana al Creador y Redentor de su pueblo» (Catecismo de la iglesia católica, num. 2175-6)
4. Calendarios anuales modernos (en occidente).
El cristianismo no ha elaborado un calendario totalmente nuevo, sino que ha seguido el calendario judío, pero adaptándolo luego al ciclo solas, con lo que las fiestas “lunares” (dependientes de los ciclos de la luna: Pascua y Pentecostés) se convirtieron en fiestas móviles. En este contexto, tuvo lugar la primera gran disputa cristiana, en torno al día de la celebración de la pascua de Jesús que quedó vinculada al calendario lunar (la primera luna llena de primavera). Por lo demás, los cristianos aceptaron y perfeccionaron el calendario romano de Julio César (llamado Juliano).
El calendario juliano es básicamente solar; se impuso en Roma en tiempo de Julio Cesar (año 46 a. C.) y se ha extendido por todo el mundo occidental (en los países de tradición ortodoxa sólo a principios del siglo XX); a pesar de ello, la mayoría de las iglesias ortodoxas siguen hoy (en su liturgia) el calendario juliano. El año comienza una semana después del solsticio de invierno, cuando se suponía que nuevo año solar había ya tomado cuerpo.
El calendario gregoriano (actualmente vigente en casi todo el mundo occidental) es una reforma del calendario juliano, promovida por el papa Gregorio XIII, el año 1582, con el deseo de que, conforme a lo exigido por el Concilio de Nicea (año 325), la pascua cristiana se celebrara el domingo que sigue al primer plenilunio de primavera; eso se debía al hecho de que, según el calendario juliano, cada año solar se atrasaba unos 10 minutos, por lo que al cabo de 1257 años (del 325 al 1582) el desfase era de unos diez días. Por eso se tuvo que pasar del 4 de octubre de 1582 al 15 de octubre (sin cambiar los días de la semana). Este calendario gregoriano, tampoco es perfecto, de manera que al cabo de unos 3000 años tendrá que ajustarse de nuevo, pero ya con una diferencia mínima.
El año cristiano
El año cristiano. En el contexto anterior se ha introducido el cómputo del tiempo, realizado a partir de los cálculos del nacimiento de Jesús. Entramos ahora en el año 2017: Jesús habría nacido el año cero… han pasado 2009 años de su nacimiento Ese cómputo parece equivocado, el que lo hizo, hacia el VI (un tal Dionisio el Exiguo) se equivocó en unos seis años, de forma que deberíamos estar en el año 2015 después de Cristo. Esta numeración (d. C. = después de Cristo) suele aceptarse sin más en occidente y en casi todo el mundo, aunque muchos ponen EC (eran común), para no citar así a Cristo.
El ciclo de Pascua es móvil, porque conserva el calendario lunar. El Domingo de Pascua (que sigue al equinoccio de primavera) puede oscilar del 22 de marzo al 25 de abril. A la Pascua le precede (44 días antes) el Miércoles de ceniza, que marca el comienzo del tiempo de Cuaresma, que empieza el domingo siguiente y consta de seis semanas.
La última de ellas es la Semana Santa, que empieza con el Domingo de Ramos, se centra en los días del Jueves Santo (Cena del Señor) y del Viernes Santo (Muerte del Señor), desembocando en el Domingo de Pascua (resurrección). Siguen a la Pascua los cuarenta días del ciclo pascual, que culminan con la Ascensión del Señor, a la que siguen los diez días que preceden a la Venida del Espíritu Santo o Pentecostés.
El ciclo de Navidad sigue el calendario solar, pues, conforme a una costumbre romana, el día del Nacimiento quedó fijado el 25 de diciembre, día tradicional del “nacimiento del sol” (solsticio de invierno). Preceden a la Navidad cuatro semanas de preparación (adviento) y le siguen dos semanas de ampliación, en las que se celebra el Año Nuevo (6 de Enero) y la Epifanía (de enero). El resto del año se llama tiempo ordinario, aunque puede estar y está también jalonado por una serie de fiestas del Señor, de la Virgen María y de los santos.
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