Del blog de Xabier Pikaza:
La iglesia celebra este Viernes final del 2016, 30 de Diciembre, el día de la Sagrada Familia,
Ya no vibra en la jerarquía española el alboroto militante de hace unos años, cuando algunos grupos juntaban en Madrid a cientos de miles de personas, dispuestas a luchar al menos en la calle por un tipo de familia.
Ha pasado también el vendaval del Papa Francisco con su “año de la familia”, con su siembra de invierno, esperando primavera, que yo mismo quise expresar en mi libro La Familia en la Biblia.
Pero queda el tema radical de la familia, que es la pequeña familia, que es la “patria” de cada uno (nadie desterrado, nadie extranjero…), que es la humanidad entero, un gozo y tarea de amor, una inmensa responsabilidad, una herida sangrante en este mundo enfermo de familia, de las tres familias que voy a presentar (dejando en el fondo de ellas a la Iglesia, familia de Dios, familia de familias, promesa de nueva humanidad reconciliada).
Empiezo recordando este día los versos de un canto gallego de S.G. Varela (1850-1909), dedicado a las dos familia, dos patrias, que le hacen vivir, un texto clásico hispano: Dos amores custodia (encienden) mi vida, la casa-hogar, la patria-tierra (con la tierra humanidad, los sin casa y familia, como verá quien siga leyendo). Pero empiezo con Varela, y en gallego, que espero se entienda:
Dous amores a vida /gardar me fan (dos amores la vida me hacer guardar)
a Patria e o que adouro / no meu fogar (la patria y aquello que adoro en mi hogar)
A familia e a terra / dond’eu nacín (la familia y la tierra donde nací)
sin eses dous amores /non sei vivir. (sin esos dos amores no sé vivir)
–Un amor es la patria gallega que él adora…: Patria, tierra… las cosas que despide el emigrante que tiene que salir para otras tierras..
–Otro amor/patria es la pequeña familia, con su fogar, su fuego en en el centro de la gran cocina… Sin estos dos amores “no sei vivir”, no puedo vivir.
Quiero pues con G. Varela que todos los hombres tengan una patria/tierra, que nadie sea extranjero en ella… Que todos tengan un hogar, un fuego de pequeña familia. Pero en este día quiero añadir un tercer amor, una tercera familia…, como verá quien siga leyendo, en este día de las tres sagradas familia.
Es un buen día de familia. Tres amores
Es un buen día, día de tarea, abierto a las antiguas y nuevas formas de familia dentro de la Iglesia, en el conjunto de la humanidad, día de gracia y faena intensa, pues somos lo que somos gracias al don de la familia, en su doble (triple) sentido:
(a) Familia, espacio de intimidad, comunicación afectiva, nacimiento humano (hogar, fuego de la casa…). Una casa para todos en el mundo
(b)y Familia, espacio-camino de apertura universal: El mundo entero, una casa,, toda la tierra mi familia (con los grupos intermedios).
(c) Y en tercer lugar la patria o pueblo, que para Varela era Galicia, … La patria de mi tribu, de mi nación humana, mi cultura… que cada uno pueda vivir y viva en su entorno humano, de tradiciones y lazos de historia y comunión humana.
(d) ¿Una cuarta familia, la Iglesia? En este contexto quiero citar a la Iglesia “Católica”, universal, familia de familias… (al servicio de las tres anteriores: Cada casa una familia, iglesia de iglesias, en el mundo entero…).
Acabo de venid de Dueñas, Palencia, donde he pasado dos días con hermanos y hermanas de la Congregación del Verbo Divino (y de las Siervas del Espíritu Santo). Éramos en torno a cincuenta de unos 15 países… Los países de España con Brasil y Polonia, Togo, Angola y Corea, Indonesia etc etc. Una familia cien familias.
(Pero de ese tema, de la Iglesia familia, de lo que hemos hablado y vivido en Dueñas, tema al que dedique mi libro, imagen de arriba) hablaré otro día. Hoy voy a detenerme en la Familia de Jesús).
Pequeño desarrollo
— 1. La familia de intimidad la forma normalmente un hombre, una mujer, unos niños, o unos hombres y/o mujeres con niños, en el sentido más intenso de apertura y acogida de la vida. Sin ese espacio de atracción y de pasión humana, de apertura y gratuidad, en la distancia corta o existe humanidad. De esa familia nos habla la fiesta de hoy, con José, María, Jesús y sus hermanos.
— 2. Por otro lado está la familia de apertura universal, la fraternidad de todos los hombres y mujeres, de todos los pueblos y clases sociales… que son “uno” en el Cristo de Dios nacido, como ha puesto de relieve San Pablo en Gal 3-4. Ya no hay oposición y lucha de unos contra otros, sino familia universal, fraternidad de todo los hombres y mujeres en la tierra.
3. Tierra y patria… Tres amores, tres familias alientan mi vida… La tercera familia es la tierra (para Varela Galicia, su mar y sus montes, su gente, su lengua…su nación. Esta tercer tierra hasta hecha de mil relaciones, de grupos intermedios, de comunidades, lenguas e idiomas, de paisajes, de tradiciones.
— (1) Mi casa y mi amor es la familia pequeña, un hogar .
Pero este pequeña familia está en crisis de nacimiento y crecimiento… Quizá nunca como hoy se había visto una crisis semejante, llena de problemas, pero también de posibilidades…
Ésta es la familia “bonita” de papa-mamá y dos o tres niños, al modo clásico… Pero hay otras familias de mamá con niño…, de dos mamás o dos papás, familias distintas, territorios poco explorados de humanidad quizá minoritaria pero muy importante. Sin el respeto y amor de esas familia la humanidad se quiebra… Hay millones y millones de pequeñas familias que no pueden vivir por falta de medios, por pobreza, persecución, exilio…
— (2) El mundo entero en mi familia, la humanidad entera ,
ésta es la familia humana, hecha de todos los pueblos, como sabe Jesús en el Monte de Galilea, cuando mando a los suyos diciendo: “id al mundo entero haced que todos los pueblo sean hermanos/discípulos/amigos (Mt 28, 16-20), todos los pueblos, siendo lo que son, distintos entre sí, mil patrias… pero formando una humanidad.
Antes, los de lejos estaban lejos…, era como si no me concernieran Cuando los mayores éramos niños los chinos eran los de la huchas del Domund y los indios los de las primeras películas… Hoy, en cambio, tenemos en la misma casa a los chinos y a los indios.
Todo depende de todos, tose el yen lejano, nos enfriamos todos… Se trata de abrir espacios para todos, sin echar al patio trasero la “basura” que sobra… Crear una familia real para todos, en dignidad y gratuidad, hecha de justicia, es la tarea más urgente de nuestro tiempo, hoy cuando están sin familia humana real millones de personas…
— (3) La humanidad, familia de familia….Finalmente, están las terceras familias, los grupos intermedios…, que van desde la cuadrilla de amigos, hasta la oficina y el barrio, pasando por la sociedad del entorno, la pequeña nación o la nación más grande (como pueden ser USA, CHINA y RUSIA…). Esas familias intermedio están al servicio de las dos anteriores, de la pequeña amorosa familia de intimidad, y de la gran familia de humanidad.
Se trata de crear familia sin guetos, sin campos de concentración, sin cárceles… Familias abiertas a la pequeña familia de la casas y barrio, y a la gran familia de la humanidad…
Todas esas familias caben en la fiesta de este día, de todas quiero hacer mención, recordando hoy de un modo especial a la pequeña familia de Jesús según la tradición más “oficial” de los evangelios (Jesús, María y José)… recordando, al mismo tiempo, que este es el día de la Familia universal de Dios, por medio de Jesús, que está formada por todos los hombres y, de un modo especial, por los más necesitados (los hambrientos, desnudos, extranjeros, enfermos, encarcelados), a quienes Mt 25, 31-46 presenta como hermanos de Jesús.
Éste es el día de la familia humana de Jesús, del niño que crece, que se independiza de algún modo de sus padres, que tiene hermanos. Aquí no vamos a presentar el tema entero, sino que nos limitamos a comentar el evangelio de este día, que nos habla del Niño perdido en el templo. Desde ese fondo compararemos esta escena de la infancia de Jesús según san Lucas con otro da la autobiografía de Flavio Josefo. A modo de conclusión presentaremos algunas reflexiones sobre Santiago, el hermano de Jesús, su familiar más conocido.
El niño Perdido en el templo
La tradición que está al fondo de Lc 1–2 ha situado a Jesús en un contexto de piedad sagrada israelita. Así aparece no sólo en los relatos de la “purificación y presentación” del niño en el templo (Lc 2, 21-40), sino, de un modo especial, en la historia edificante del “niño perdido y hallado en el templo” (Lc 2, 42-50; cf. 1 Sam 2-3). En ella se supone que Jesús conocía las tradiciones de Israel y era capaz de dialogar con los sabios:
El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él. Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca. Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: “Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.” Él les dijo: “Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?”. Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos (Lc 2, 40-51).
La escena, construida de forma simbólica, destaca la piedad de los padres y la sabiduría de Jesús, muchacho sabio, dialogando con los maestros de Jerusalén. Esa historia parece indicar que sabía cosas que no se aprenden, sin más, por tradición de escuela, sino que las conocía por tradición familiar y meditación interior (cf. Lc 2, 40). Jesús aparece así como “niño prodigio” o, quizá mejor, como adolescente sabio que, a los doce años, en el momento en que un judío se vuelve responsable de sí mismo, obligado a cumplir los preceptos de la Ley, dialoga con los sabios del templo de Jerusalén. Así aparece como un “bar” o “ben” “mitzvah”, un “hijo de los mandamientos”.
Los niños judíos actuales celebran esa fiesta de mayoría de edad a los trece años. No se sabe cómo y cuándo se celebraba exactamente en tiempos de Jesús, pero es claro que Lucas quiere evocar un tipo de celebración donde Jesús aparece, en su mayoría de edad, como alguien que puede responder y responde de sí mismo, como un “niño sabio” que permanece por unos días en Jerusalén (en la casa de su Padre Dios), para volver, sin embargo, con sus padres a Nazaret, creciendo así en sabiduría de las cosas de Dios. Sobr el trasfondo del tema: N. Krückemeier, Der zwölfjährige Jesus im Tempel (Lk 2.40-52) und die biografische Literatur der hellenistischen Antike, NTS 50 (2004) 307-319.
Comparación con F. Josefo.
Una anécdota como la anterior, donde Jesús adolescente dialoga con los maestros del templo, aparece en la autobiografía de F. Josefo, historiador judío algo más joven, que se describe a sí mismo como un auténtico niño prodigio:
Yo fui educado con un hermano mío, llamado Matías, hijos los dos del mismo padre y de la misma madre; progresaba mucho en la instrucción, destacaba por mi memoria e inteligencia; y cuando apenas había salido de la infancia, hacia los catorce años, todos me valoraban por mi afición a las letras, pues continuamente acudían los sumos sacerdotes y las autoridades de la ciudad para conocer mi opinión sobre algún punto de nuestras leyes que requiriera mayor precisión (Autobiografía II, 8-9).
Josefo aparece de manera mucho más pretenciosa que Jesús, pues no sólo dialoga (pregunta y responde), sino que enseña, de manera que a los catorce años actúa como “maestro de los maestros de la ley”. Hay además una diferencia esencial: Josefo pertenece a una de las familias sacerdotales ricas de Jerusalén, de manera que no tiene más obligación ni tarea que estudiar. Jesús, en cambio, como pondremos de relieve, pertenece a una familia de “campesinos obreros”, de manera que su ocupación directa es el trabajo, no el estudio. Por otra parte, Josefo pudo seguir su etapa de “formación teórica” hasta los dieciséis años, para completarla con una educación práctica, pero no en el trabajo material, como Jesús, sino en la forma de vida de cada una de las tres “sectas” o filosofías (tendencias vitales) del judaísmo de su tiempo (fariseos, saduceos y esenios), para hacerse finalmente discípulo de Bano, un bautista anacoreta, culminando su formación a los diecinueve años (Aut II, 10-12).
Josefo era un “buscador curioso”; hoy diríamos un “burgués del pensamiento”. Tenía la vida asegurada, en plano económico y social. Por eso podía dedicarse al lujo de estudiar y experimentar en los diversos caminos de la educación judía, sin implicarse totalmente en nada de aquello que hacía. Jesús, en cambio, será un “buscador vital”, alguien que explora en la vida de trabaja y sufrimiento de la gente de su entorno. No ha podido dedicarse a recorrer las diversas “sectas” o filosofía, pues no tiene tiempo ni medios para ellos; no puede estudiar en con medios caros, ni dedicarse a la administración pública, ni viajar a Roma como “embajador” de unos sacerdotes, para ser recibido por la gran Popea, mujer del César (de Nerón) (Ibid III, 13-16). Él tendrá que estudiar y aprender en la escuela más realista y exigente: la escuela de la vida y del trabajo, que le pone en contacto con la vida real, como seguiremos viendo. Leer más…
Biblia, Espiritualidad
Ciclo A, Familia, Sagrada Familia, Tiempo de Navidad
Comentarios recientes