El Adviento de José y María
Ojos limpios y serenos
para otear el horizonte sin miedo
y verte en otros rostros siempre.
Brazos fuertes y extendidos
para abrazar con seguridad y mimo
a todos los débiles y perdidos.
Manos suaves y cálidas
para acariciar a ancianos y niños
y crear redes de vida.
Oídos abiertos y atentos
para escuchar los susurros y gritos
y llegar a tiempo a tu encuentro.
Olfato sensible y bien dispuesto
para percibir las fragancias y olores
que te preceden y hacen presente.
Pies firmes y ligeros
para andar por la vida
siguiendo tu brisa y tus sendas.
Corazón tierno y grande
para sentir tus latidos
en este aquí y ahora que vivimos.
Entrañas maternales
para acogerte siempre
aunque nos sorprendas y descoloques…
en las noches oscuras
y en las alboradas,
vengan con pesadillas o blanca escarcha.
Así es el Adviento de José y María,
Así queremos que sea el nuestro cada día.
*
Florentino Ulibarri
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