Jesucristo, Rey del Universo
“En el manto y sobre el muslo lleva escrito un título:
Rey de reyes y Señor de señores”
(Ap 19, 36).
A Cristo Rey
Sumo y eterno sacerdote
que sales exhibiendo al
varón de dolores que se
dirige a la eternidad al
compas del “Sudor de Sangre.”
Tu rostro criollo contemplando
a tu pueblo vestido de cucurucho,
que entre lágrimas y plegarias
te acompaña…
Abrazado al madero como quien
se abraza a la voluntad del Padre,
sabiendo que desde el pesebre
hasta el calvario te acompaña la madre…
Tus labios entre abiertos
evidencian tu sed de Amor,
¡Oh mi Cristo Rey! la muerte
es la suerte del redentor.
Ya son más de cuatro centurias
recorriendo las calles de Guatemala
y generación tras generación
te sigue con devoción.
Pues ante tu mirada serena,
no importe el dolor o la pena
el corazón encontrara paz
y redención…
*
Oxwell L’bu
***
Cristo Rey
porque en la cruz fue tuya la victoria,
y porque el Padre te vistió de gloria
con la luz del primer resucitado.
Por eso eres, Jesús, Rey coronado,
señor y Pantocrator de la Historia,
libertador de noble ejecutoria,
triunfador de la muerte y del pecado.
Ya sé que no es tu Reino de este mundo,
que es sólo dimensión de algo interior,
-lo más cordial del hombre y más profundo-
donde te haces presente y seductor;
allí donde tu encuentro es más fecundo,
allí donde tu Reino se hace Amor.
En aquel tiempo, las autoridades hacían muecas a Jesús, diciendo:
– “A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido.”
Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo:
– “Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.”
Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea:
– “Éste es el rey de los judíos.”
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo:
– “¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.”
Pero el otro lo increpaba:
– “¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibirnos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada.”
Y decía:
– “Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.”
Jesús le respondió:
– “Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.”
*
Lucas 23, 35-43
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