Zaqueo
LOS ÁRBOLES Y EL BOSQUE
Porque soy yo,
porque eres tú
—humano empeño singular
y ningún bosque nos impide
la florecida identidad—,
puedes amarme,
te puedo amar.
Porque somos nos-otros,
te doy, me das
—la voz y el eco mutuamente,
en compartida humanidad—.
´*
Pedro Casaldáliga
El Tiempo y la Espera, 1986
***
Zaqueo (Lc 19)
Estafador, usurero,
de raquítica estatura,
más que por fuera por dentro;
así era y así son
los soberbios con dinero.
Curioso él y atrevido,
se ha encaramado el primero
a un sicomoro sin higos,
y, escondido entre el ramaje,
quiere observar sin ser visto;
quiere ver bien al Maestro
cuando llegue de camino.
Zaqueo le quiere ver,
pero no quiere ser visto.
Parece querer jugar
con Jesús al escondite,
ignorando que es Jesús
el que le busca y persigue.
“¡Baja, por favor, Zaqueo!
-le dice al pasar Jesús-
porque, hoy, hospedarme quiero
en tu casa y con los tuyos,
¡vamos a hablar de dineros!“
¿Qué le diría a Zaqueo
aquella tarde Jesús
que, alegre, feliz, contento,
reconoció sus usuras
y devolvió los dineros?
En Jericó, en otro tiempo,
se quebraron las murallas
al son de trompas y cuernos,
mas, hoy, se han venido abajo,
-sin estrépito, sin truenos,-
las mil torres que cercaban
el corazón de Zaqueo.
Sin estrépito en el cerco,
sin las trompetas de plata
y sin los gritos del pueblo,
hoy cayeron las murallas
del corazón de Zaqueo.
¡Tus murallas han caído,
porque te miró el Maestro!
Ya no hay de qué avergonzarte,
ya eres de verdad pequeño,
ya te hiciste como un niño,
¡como los grandes del Reino!
*
José Luis Martínez SM
***
En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad.
Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo:
– “Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.”
Él bajo en seguida y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo:
– “Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.“
Pero Zaqueo se puso en pie y dijo al Señor:
– “Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más.”
Jesús le contestó:
– “Hoy ha sido la salvación de esta casa; también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.”
*
Lucas 19, 1-10
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