Dios ama y acoge
“Dios ha dado a la tierra el soplo que la nutre. Su aliento de vida a todas las cosas. Y si Él retuviera su soplo, todo se aniquilaría. Este soplo vibra en tu respiro, en tu voz. Respiras el soplo de Dios y tú no lo sabes” (Teófilo de Antioquía)
30 de octubre. Domingo XXXI del TO
Lc 19, 1-10.
El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido
En la ópera Mefistófeles del italiano Arrigo Boito, Fausto le dice a Margarita: “El amor es el milagro de la vida”. Como lo fue el que sucedió cuando el jefe de los recaudadores de impuestos bajó del árbol muy contento y le invitó a hospedarse en su casa. Zaqueo -que por cierto era muy rico y a lo que parece había defraudado bastante al Fisco- quiso ponerse en paz con su conciencia, resueltamente dijo: “Mira, Señor: Ahora mismo voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si en algo he defraudado a alguien, le devolveré cuatro veces la cantidad que sea. Jesús le dijo: “Hoy ha llegadola salvación a esta casa”.
El Libro de la Sabiduría nos cuenta que Dios se compadece de todos porque ama a todos los seres (Sab cap. 11), a toda la creación y a todo hombre pecador y marginado. Existe una especie de hormigas -las Dorilus- que actúan como unidades-organismo. Se comportan de forma totalmente altruista las unas con las otras y se coordinan de forma tan precisa que recuerdan a la combinación de células y tejidos de una entidad. Son uno de tantos ejemplos de la Naturaleza donde se muestra la unidad de todos los seres.
En el consejo de la abuela Carolina a su nieta (Una pasión rusa, de Reyes Monforte), también en ese “todos los seres” se incluyen los humanos: “Cierra los ojos y escucha el silencio, la tormenta y el aullido de los lobos… Es música, mi pequeña, en una maravillosa partitura que debes escuchar atentamente. No te amenaza, tan solo te acompaña para hacerte ver que no estás sola”.
El pintor y revolucionario Mario Cavaradossi entona esta primera romanza en la escena tercera de Tosca, de Puccini: “Recondita armonia / di belleze diverse!… / È bruna Floria, / l’ardente amante mia…”. La canta en la iglesia mientras dibuja a Flora Tosca en el lienzo. Un retrato, fruto de las miradas al medallón-retrato de su amada y al rostro de la Madonna, que me traen a la memoria los hermosos versos navideños de Lope de Vega: “Naranjitas doradas coge la niña / y el amor de sus ojos perlas cogía”.
Uno de los grandes Padres de la Iglesia, Teófilo de Antioquía, insiste en la idea de que Dios ha dado aliento de vida a todas las cosas; aliento “que vibra en tu respiro, en tu voz. Respiras el soplo de Dios y tú no lo sabes”. Respiro y voz que son siempre amorosos y son vida.
Un ilustre poeta castellano, miembro de la llamada Generación del 27 -Dámaso Alonso (1898-1990)- escribió este bellísimo soneto en el que ensalza los valores de la amistad y del amor como expresión de la hermandad y de la unión.
HERMANOS
Hermanos, los que estáis en lejanía
tras las aguas inmensas, los cercanos
de mi España natal, todos hermanos
porque habláis esta lengua que es la mía:
yo digo “amor”, yo digo “madre mía”
y atravesando mares, sierras, llanos
-oh gozo-, con sonidos castellanos,
os llega un dulce efluvio de poesía.
Yo exclamo “amigo”, y en el Nuevo Mundo,
“amigo” dice el eco, desde donde
cruza todo el Pacífico, y aún suena
Yo digo “Dios”, y hay un clamor profundo;
y “Dios”, en español, todo responde,
y “Dios”, sólo “Dios”, “Dios”, el mundo llena.
Vicente Martínez
Fuente Fe Adulta
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