Al gobernador de Carolina del Norte le hacen el vacío social
El gobernador de Carolina del Norte está triste porque desde que aprobó la Ley de los Lavabos nadie le quiere ni a él ni a su mujer.
McCrory aprobó la HB2 a principios de año y desde entonces ha sumido a Carolina del Norte en un auténtico desastre. Muchos artistas han cancelado allí conciertos para mostrar su rechazo a la ley transfóbica, varios eventos deportivos de primer nivel (como el All-Star de la NBA) anunciaron que también se largaban; y por si todo esto fuera poco, McCrory se ha visto obligado a sacar medio millón de dólares de un fondo reservado para desastres naturales para así poder pagar a los abogados que están defendiendo la ley en los tribunales ante el aluvión de demandas que le han caído.
Todo a punta a que la era McCrory acabará en breve: dentro de un mes hay elecciones, el hombre está más quemado que el palo de un churrero y su oponente es el fiscal general del estado, Roy Cooper, que se opone firmemente a la HB2. Se opone tanto que aún siendo un cargo público que trabaja para el estado dijo que se negaba en redondo a defender esa ley en los tribunales. Para que veas lo desesperado que está McCrory, en una entrevista no hace mucho llegó a decir que la culpa de que exista la HB2 es de Cooper y los demócratas, que nunca han hecho nada por mejorar la educación en el estado.
Hasta el perro parece querer escaparse…
Bueno, pues McCrory ahora está en fase de querer dar pena, pobrecito él que intenta hacer el bien y la gente le trata mal por ello: “A mí mujer y a mí… nos rehuyen por un desacuerdo político, un desacuerdo de valores” ha explicado el pobrecito McCrory en una reunión con otros líderes políticos, “A mí mujer Ann, por ejemplo, le han desinvitado de eventos benéficos. Básicamente le llaman y le dicen ‘Mejor no vengas. Mejor no vengas.’ Es como en el libro 1984 de George Orwell; si no estás de acuerdo con el Gran Hermano o si vas en contra de la policía del pensamiento, serás purgado. Y desaparecerás.”
Evidentemente McCrory sabe que a sus votantes esta estrategia les funciona. No pretendas hacerles entender que el problema es que está equivocado, no pretendas hacerles entender que está vulnerando los derechos humanos de las personas. Para ellos es una cuestión de opinión, porque la transfobia y la homofobia es -para ellos- una opinión tan válida como cualquier otra. Pero no lo es. Y eso es lo que no quieren entender.
McCrory además añadió que hay varias empresas que se han puesto en contacto con él para decirle que es un gobernador magnífico pero que no pueden apoyarle por culpa de la HB2. Que incluso hay amigos suyos de toda la vida que le han dicho que no pueden apoyar la HB2. Pero claro, ya te lo he dicho antes, para McCrory la culpa de la HB2 es de los demócratas: “Fueron los liberales los que se convirtieron en la policía de los lavabos, no los conservadores. Ellos aprobaron una ordenanza para empresas del sector privado que decía que si no reconocían la identidad de género o la expresión de género -dos cosas de las que nunca había oído hablar- te pondremos una multa.”
A partir de ahí McCrory siguió con sus chorradas sobre la penita que da y lo buena persona que es: “Escucho a la otra parte y les digo ‘Estoy en respetuoso desacuerdo contigo’. Pero ellos no me dicen eso, yo les saludo con la mano abierta y ellos responden con un solo dedo. Y es algo personal. Son amenazas de muerte. La última semana fui verbalmente atacado por una estudiante de 21 años borracha. Fue arrestada.”
Y, por supuesto, también tuvo su versión del “tengo muchos amigos trans”: “Me llaman intolerante y soy lo más lejano a una persona intolerante. Quiero a todo el mundo y voy a tratar a todo el mundo de forma igualitaria. Quiero relacionarme con personas transgénero, quiero abrazarles y decirles que les quiero. Pero no estoy de acuerdo con el concepto de redifinición del género. Eso es un enorme cambio social.”
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