Domingo XXVIII del Tiempo ordinario. 8 Octubre, 2016
y cayó de bruces a sus pies dándole gracias. Era samaritano.
(Lc. 17, 16)
¿Qué es un pongo? ¿No lo sabes? Es aquel objeto que te regalan y según abres el paquete piensas: ” y esto… ¿dónde lo pongo?”. Hace unos años era bastante frecuente acumular “pongos” por la casa, o, reconozcámoslo, envolverlos con otro papel y darles un destino más aventurero. ¡Incluso hay gente que ha recibido su “pongo” de regalo de vuelta! Pero hoy día este método se ha sustituido por el “ticket regalo”, mucho más práctico y funcional. Siempre “aciertas”, el efecto sorpresa se diluye porque el impacto inicial no tiene tanta repercusión. Total, lo puedes cambiar por lo que te gusta, así que todos contentos. Realmente se ahorran un montón de situaciones embarazosas, esos silencios tensos al ver la cara de quienes no saben disimular y su rostro dibuja decepción o incluso enfado al recibir tu regalo… Pero en este nuevo sistema de regalos perdemos fácilmente algo esencial: la capacidad de asombrarse, y, con ella, la capacidad de agradecer. Se nos atrofia por la superabundancia que nos rodea y que tampoco nos satisface.
¿La gratuidad se nos está convirtiendo en un derecho?
El Evangelio de hoy nos habla de diez personas que viven repudiadas por la sociedad, apartadas de la vida cotidiana de los pueblos y expulsadas a los descampados por causa de su enfermedad. Cuando aparece Jesús, ven en Él una oportunidad real de salir de la marginación. Se quedan a distancia, se saben excluídos, pero gritan para salir de su situación. Jesús los ve y se dirige a ellos. Los envía a los sacerdotes, porque son ellos quienes tienen que certificar su sanación. Y ellos confían en su palabra y se ponen en camino. Antes de llegar ya recobran la salud. Y nos sabemos el final de la historia… uno de ellos, vuelve dando gracias de Dios y se postra ante Jesús en un gesto que no denota servilismo sino un profundo agradecimiento. Era un extranjero, un samaritano, esos que no se hablaban con los judíos porque éstos consideraban a aquellos de segunda categoría.
Podríamos hablar de los números que aparecen en el relato, el diez, el nuevo, el uno… Pero sería extendernos mucho. Sin embargo, si tienes tiempo estás invitada, invitado, a pinchar en este link y buscar en la biblia el número diez, el diezmo… Por ejemplo encontrarás esa semilla santa de la que habla Isaías en el capítulo 6. Seguro que te da para una bonita reflexión y para meditar a lo largo de la semana.
La palabra Eucaristía significa “Acción de gracias”, no “ritual intimista”, así que vayamos a la eucaristía de este domingo con el corazón agradecido, y con el firma propósito de guiar nuestra vida hacia el camino del agradecimiento. La vida se nos “desanudará”, será mucho más sencilla y más gozosa de vivir.
Oración:
Bendito Tú, Señor Jesús,
Hijo del Dios vivo,
Bendita tu Palabra sanadora,
tu mirada profunda y misericordiosa,
Bendito Tú, Señor,
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Fuente: Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa
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