Volver a respirar el talante humanitario de Jesús. En defensa de la Ley contra la LGTBfobia
El pasado 12 de junio se produjo en un club gay de Florida (EE UU) uno de los peores ataques LGTBfobos de la historia reciente con medio centenar de muertos y otro medio centenar de heridos. En agosto de 2016 había registrados al menos 109 ataques homófobos en Madrid. Pese a todos los avances sociales que se han producido en los últimos años, todavía queda mucho camino por recorrer tanto en el reconocimiento jurídico como en programas para educar a la población sobre los derechos e igualdad social de las personas LGTB.
Es particularmente alarmante la agresividad que existe sobre este tema entre el sector más retrógrado de la Iglesia católica española. El 8 del pasado mes de agosto tres obispos (los dos de Getafe y el titular de Alcalá), integrantes del sector más conservador de la Conferencia Episcopal Española, hicieron pública una carta, titulada Tiempo de sanación, no de lamentaciones, para oponerse abiertamente a la “Ley contra la LGTBfobia”, aprobada por unanimidad el pasado 14 de julio en la Asamblea de Madrid.
En dicha carta, el trío episcopal —formado por Joaquín López de Andújar, José Rico Pavés y Juan Antonio Reig Pla, al que se le sumaron posteriormente los obispos José Ignacio Munilla (San Sebastián) y Demetrio Fernández (Córdoba) — afirma que esta ley agrava “la confusión” que “sufren” algunas personas “sobre su propia identidad” (a las que califica de “víctimas reales de nuestra cultura del relativismo”). Considera, además, que esta ley, consecuencia de la “ideología de género”(desacertada expresión del papa en la recientes Jornadas de la Juventud en Cracovia) está “inspirada en una antropología que niega la diferencia sexual varón-mujer… se halla en contradicción con la moral natural, acorde con la recta razón”, y es “un atentado a la libertad de expresión, a la libertad de cátedra, a la libertad de los científicos y profesionales en la búsqueda de la verdad, y a la libertad de las personas para orientar su vida o para pedir ayuda, incluso religiosa, en aquello que crean necesitar”. Sostiene, además, que constituye “un ataque y censura al derecho de los padres a educar a sus hijos según sus propias creencias y convicciones”. Reforzando aún más esta dureza, Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, añade por su cuenta que la “ideología de género” es “una bomba atómica que quiere destruir la doctrina católica y la imagen de Dios en el hombre y la imagen de Dios Creador”.
El Observatorio Español contra la LGTBFOBIA ha denunciado esta carta por vulnerar el artículo 510 del Código Penal e incitar al odio y a la discriminación contra las personas LGTB. Para ello han puesto la carta en conocimiento de la Fiscalía especializada en delitos de odio y estudian una querella penal.
La “ideología de género”, con la que se pretende descalificar las reivindicaciones de este sector social, encierra una visión negativa y profundamente conservadora que se olvida olímpicamente de las muchas “víctimas de género” y que pretende situar en el plano ideológico lo que, según un amplio consenso científico, pertenece básicamente al ámbito de las ciencias biológicas y psicológicas. En este sentido, Ester Pérez y Joserra Ladarroitajauregui, profesores de sexología en la Universidad de Alcalá, afirman que “hoy tenemos evidencia científica plena de que el proceso de sexuación es un continuum que se cristaliza en infinidad de niveles cuyo resultante no es dicotómico, sino polar. De ahí los conceptos estados intersexuales, intersexualidad… profusamente usados en Sexología desde principios del s. XX y que no hacen relación a monstruosidades o errores de la naturaleza, sino a la multiplicidad, diversidad y variabilidad de lo masculino y de lo femenino”, (Éxodo 82, feb. 2006, p. 26).
Redes Cristianas no puede guardar silencio ante la irracionalidad, ideología y falta de información de la que hacen gala estos dirigentes de la Iglesia y algunos sectores de la sociedad civil. Su postura está empujando a muchas personas a la pérdida de paciencia y aún al odio social. Nos sumamos al buen criterio de la inmensa mayoría de pensadores y teólogos cristianos que consideran estas visiones sobre la homosexualidad no solamente contrarias al talante y mensaje de Jesús sino también al de gran parte de la tradición secular de la Iglesia.
Los católicos y católicas de hoy día necesitan volver a respirar con normalidad la dimensión igualitaria, justa y compasiva de Jesús con los excluidos de su tiempo. Y la acogida e integración de las personas LGTB en la comunidad cristiana, de la que han estado injustamente excluidas en los últimos siglos, podrá volver a ser ante el mundo no solo un punto de referencia ético, sino también, más al fondo, una manifestación de la verdad que profesa sobre la igualdad esencial de todo ser humano.
Fuente Editorial de Redes Cristianas
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