¡Fuego del Espíritu, el Consolador!
El pasado sábado celebramos la fiesta de Hildegarda de Bingen, una mujer medieval de tremenda valía: médico, profeta, compositora, poeta, escritora, mística y monja. Disfrutemos de uno de sus poemas que tomamos de la web del Monasterio Monjas Trinitarias de Suesa:
¡Fuego del Espíritu, el Consolador!,
vida de la vida de cada creatura,
santo eres dando vida a las formas.
Santo eres ungiendo
a los peligrosamente abatidos,
santo eres lavando
las fétidas heridas.
¡Aliento de santidad!
¡Fuego de caridad!
¡Dulce sabor en los pechos,
infusión para los corazones
con la buena fragancia de las virtudes!
¡Purísima fuente,
en la que se contempla
cómo Dios reúne a los errantes
y busca a los perdidos!
¡Coraza de la vida
y esperanza de unión de todos los miembros,
cinturón de honestidad,
salva a los benditos!
Protege a aquellos que fueron encarcelados
por el enemigo,
y libera a los prisioneros
a quienes la potencia divina quiere salvar.
¡Poderosísima vía
que lo has penetrado todo
en el cielo y en la tierra
y en todos los abismos!
Tú reúnes y convocas a todos.
De ti fluyen las nubes, el éter vuela,
las piedras tienen humedad,
y hacen crecer riachuelos
y la tierra destila verdor.
Tú también continuamente educas
a los sabios regocijados
por la inspiración de la sabiduría.
Por ello que haya alabanza para ti,
que eres sonido de alabanza
y alegría de vida,
esperanza y poderosísimo honor
que otorgas dones de luz.
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Hildegarda de Bingen
(Del libro Sinfonía de la armonía de las Revelaciones Celestes, n 51.)
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