Salmo de Confianza
SALMO DE CONFIANZA
¡No a nosotros, Dios, no a nosotros!
Ni por nosotros, Señor, no por nosotros,
solo por tu nombre, que brille tu gloria;
porque nos amas.
¿Por qué han de decir los que nos humillan:
“miserables ignorantes, donde está su Dios”?
Tú estás en la vida,
tu Espíritu está sosteniéndonos.
Sus ídolos son los dólares y el poder,
resultado de la avaricia desmedida.
Tienen boca y no han aprendido a hablar,
tienen ojos y no han aprendido a ver,
tienen orejas y no han aprendido a escuchar,
tienen nariz y manos, pero son insensibles,
tienen pies pero no avanzan.
Son como ellos, sus fabricantes,
cuya confianza está en un poder falso.
Las comunidades migrantes confiamos en ti, Dios,
eres nuestra esperanza y nuestra fuerza:
Desterrados, humillados, pisoteados, confiamos en ti.
Nos abrazas y nos reconfortas,
nos reconoces y nos bendices:
Bendices nuestro trabajo,
bendices nuestras mesas,
bendices a nuestros hijos,
bendices nuestro futuro,
bendices nuestras esperanzas.
Escuchen, comunidades migrantes:
Si Dios formó las estrellas y las flores,
las abejas y las margaritas,
el amanecer y la montaña;
¿podrá la mezquina sed de poder contra Él?
El futuro pertenece a Dios
y a quienes se dejan mover por su Espíritu.
Quienes se callan ante la injusticia,
los que voltean la mirada,
los que bajan la cabeza para no mirar,
los que no hacen nada,
están muertos.
¡Los muertos no honran a Dios!
Benditas sean las comunidades migrantes del mundo:
Benditos sus pasos,
benditos sus sueños,
benditas sus manos.
¡Honremos a Dios!
Bendigamos a Dios,
escuchen, vean, alégrense:
Brillará su gloria
desde ahora y para siempre.
¡Aleluya!
*
Yolanda Chávez
Los Ángeles (USA).
ECLESALIA, 09/09/16.-
***
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
Comentarios recientes