El fiscal sostiene que el ataque con agua hirviendo a pareja homosexual fue premeditado
Comienza el juicio por dos cargos de agresión con agravante al individuo que echó una olla de agua hirviendo a una pareja de homosexuales mientras dormían, en Georgia. El acusado se enfrenta a una condena de 80 años, mientras que el FBI investiga el ataque como un crimen de odio y el fiscal sostiene que fue un ataque premeditado.
«Me desperté con el dolor más inimaginable de toda mi vida (…). Preguntándome por qué me duele tanto. Preguntándome por qué estoy mojado. Sin comprender lo que está pasando», declara Tolbert, pareja en ese momento de Gooden. La pareja saltó de la cama y mientras Gooden salía corriendo del apartamento, Tolbert saltaba desorientado por la habitación envuelto en lágrimas y dolor. Gooden ha explicado en el juicio que su primer impulso fue abandonar el apartamento porque pensó que Blackwell podría estar preparando más agua. Sin móvil ni documentación, gritó por ayuda, pero un vecino, asustado, le cerró la puerta en las narices. Finalmente un amigo de la pareja sería quien habría llamado a la policía.
Gooden y Tolbert habían comenzado a salir juntos poco más de un mes antes de producirse la agresión. Se habían conocido, como cliente y trabajador, en un Taco Bell, donde pasarían a trabajar juntos. Tras un turno nocturno doble, se habrían ido a dormir juntos. Se da la circunstancia de que Gooden le había anunciado a su familia su orientación sexual, siendo aceptada por toda su familia, con la excepción de Blackwell, que habría reaccionado mal. Con 48 años de edad, el acusado mantenía una relación sentimental con Kim Foster, madre de Gooden, desde hacía dos años y medio atrás. Foster se había mudado con con sus hijos al apartamento de College Park, propiedad de su hermana, donde Blackwell, camionero de profesión, se quedaba a menudo a pasar la noche.
El asistente del fiscal del distrito del condado de Fulton, Franklin Engram, considera que el ataque fue premeditado porque cuando las hijas adolescentes de Foster volvieron a casa, después del mediodía, Blackwell les había dado dinero para que se fueran a comer algo fuera de casa. Al quedarse sólo, mientras la pareja estaba todavía durmiendo, se habría ido a la cocina, habría buscado la olla más grande, la habría rellenado de agua y la habría puesto a calentar, para después arrojarla sobre sus víctimas.
Un oficial de la comisaría de College Park, Wayne Hood, ha testificado que, al personarse en el domicilio, Blackwell le dijo que la pareja había estado manteniendo relaciones sexuales, haciendo mucho ruido y que estaban «pegados como si fueran perritos calientes», confesándole que les había vertido lo que denominaba «un poco de agua caliente encima», asegurando que iban a estar bien. Gooden a desmentido que estuvieran o hubieran siquiera mantenido relaciones sexuales ese día. Su madre ha declarado que la relación que mantenía con Blackwell tenía sus altibajos, y ha confirmado que había dicho cosas despectivas sobre la sexualidad de su hijo, pero que nunca se le habría ocurrido pensar que algo así podría llegar a pasar.
La pareja sufrió quemaduras severas, requirieron un injerto de piel. Tolbert pasó 10 días en el hospital, mientras que Tolbert llegó a pasar hasta un mes, incluyendo dos semanas en un coma inducido. El estado de Georgia no tiene una ley de delitos de odio, pero el FBI ha abierto una investigación bajo esta premisa.
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