El jugador de fútbol, Andrew Nagbe, podría ser deportado si no demuestra que es homosexual
Andrew Nagbe es un jugador de fútbol que estaba disfrutando de Orgullo de Estocolmo, en compañía de su novio, cuando varios agentes de inmigración lo identifican y detienen. Ahora tiene que demostrar que es gay si no quiere ser deportado a su homofóbico país de origen: Liberia.
«Quiero jugar al fútbol y vivir como un hombre abiertamente gay en Suecia», declaraba el jugador de 22 años. A pesar de que la detención se produce en un evento de la celebración del Orgullo de Estocolmo y el futbolista sostiene que estaba con su pareja, el Servicio de Migración de Suecia fijado la fecha de su deportación para el 23 de agosto, alegando que no tienen evidencias suficientes de que Nagbe sea homosexual, quien insiste en la posibilidad de que sea perseguido por las autoridades liberianas desde que salió del armario. «En la cárcel me pegarán y violarán todos los días hasta que sea liberado y abandone el país de nuevo (…). Todos mis conocidos en Liberian saben que ahora soy gay», explica el jugador de fútbol.
«Siempre hacemos exámenes individuales basados en las solicitudes de asilo y está en manos del solicitante demostrarlo con pruebas creíbles», sostiene un representante de los servicios de migración, Michael Persson, a la vez que afirma que si bien hay riesgo de acoso en Liberia, tampoco hay evidencias de que vaya a ser sancionado por el gobierno de su país de origen. Nagbe se encuentra en una auténtica situación kafkiana si tenemos en cuenta que Suecia es un país tradicionalmente involucrado con los derechos de la comunidad LGTB y que actualmente acoge a otros tres jugadores de fútbol en base a su orientación sexual. Quizás su problema no sea tanto que no sea lo suficientemente gay como que no sea un jugador de primera división.
Liberia es uno de los países africanos en los que ser homosexual está penado con cárcel. La sodomía está definida como «relaciones sexuales desviadas», aparte de que la ley de Liberia no prohibe la discriminación basada en orientación sexual o identidad de género. La homofobia es habitual entre la sociedad liberiana, si bien la violencia y los abusos contra los miembros de la comunidad LGTB son habituales, pocas veces se denuncia por miedo a las represalias.
Ganadora del Premio Nobel de la Paz en 2011, Ellen Johnson Sirleaf, actual presidenta de Liberia, protagonizaba una crisis internacional un año después de recibir el premio debido a su negativa a modificar las leyes referentes al colectivo, ni para endurecerlas, pero tampoco para suavizarlas, bajo la premisa de que los liberianos «nos gustamos como somos (…). Tenemos ciertos valores tradicionales en nuestra sociedad que me gustaría preservar» siendo aprovechado un brote de ébola para acosar y culpar a la comunidad LGTB de su proliferación por parte de los sectores más conservadores. Tal es el panorama que casi se podría acusar directamente a Suecia de complicidad en caso de que le pasara algo finalmente a Andrew Nagbe tras ser deportado, si finalmente es deportado a un país en el que se gustan como son, mientras no sean homosexuales.
Fuente | The Scotsman, via Universogay
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