Fiscalía de panamá rescata a un menor agredido por su madre por ser gay
Tras la publicación de un vídeo en Internet en el que una madre agrede violentamente a su hijo por ser gay, la fiscalía rescata al menor, junto a sus tres hermanos, a la espera de la decisión de un juzgado de menores para el futuro de los niños.
La fiscalía de Panamá se hace cargo temporalmente de un menor que había sido supuestamente agredido por su madre por ser gay. Junto a él, se lleva también a sus otros tres hermanos, dado que se encontraban en una situación precaria. El próximo lunes, 15 de agosto, el Ministerio público decide si son enviados a un albergue o los devuelven al hogar familiar.
El escándalo estallaba cuando se publica un vídeo en las redes sociales en las que se ve a una madre agrediendo a su hijo por ser gay. El incidente tiene lugar en el distrito de La Chorrera, en la ciudad de Panamá. Una mujer, cuya identidad no ha trascendido, asegura a los medios de comunicación haber sido testigo de la escena, estando dispuesta a identificar a la madre agresora. «Le decía que le cortaría el pene, que había dado a luz un niño», declara la testigo que escuchó decir a la madre agresora mientras una niña que también estaba siendo testigo de la escena le pedía que dejara de pegar a su hijo.
El Ministerio Público y la Secretaría de Niñez y adolescencia se interesan por lo sucedido e inician los trámites para dar con el paradero del menor. Lo que consiguen el viernes, 12 de agosto, encontrándolo junto a sus tres hermanos en «precarias condiciones», a cargo de una persona con discapacidad que se identifica como su abuela. Ante la ausencia de la madre, cuyo paradero se desconoce, se llevan a los menores, que alojan en un albergue hasta que el lunes un juzgado de menores decida lo más conveniente para ellos.
«Hay una evidente descomposición familiar», asegura Roderick Chaverri, es fiscal de adolescentes, que considera que en este tipo de casos el problema no son las leyes, sino la cultura y la conducta de los individuos. La psicóloga Herminia Mariscal teme que los niños reproduzcan las escenas de violencia de las que han sido testigos, mientras que otra colega, Xochil de Delgado, asegura que este tipo de sucesos pueden generar depresiones profundas en las víctimas, que ante la confusión por el abuso del que son víctimas, podrían llegar a «descargar su ira en otras personas».
Fuente Universogay
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