Canto Queer ¿Bienaventurados los perseguidos por homosexuales?
Algunos prelados de España, con palabras que atribuyen a Benedicto XVI, se pasan un poco al criticar la ideología de género, por lo menos tres pueblos.
— Se pasan el pueblo del conocimiento, pues en general no precisan lo que significa ideología y menos “genero”; ni concretan bien lo que significa naturaleza, ni persona, ni reconocen la novedad del evangelio, en línea de gratuidad y de libertad personal, desde los más pobres.
— Se pasan el pueblo de la justicia y caridad, entendida en el sentido más simple de respeto al prójimo… No, no es que me gusten los orgullos gays tomando la calle, pues la calle es de todos, aunque nuestro Ministro del Interior saliente (?) quiera hacerla suya. Pero el respeto por la calle por donde caminan ideologías distintas es fundamental en un plano social, y más en perspectiva cristiana. Quienes quieren “salvar” a los demás haciéndoles a su imagen y semejanza se van a (o se quedan en) su propio infierno.
— Se pasan el pueblo de la misión cristiana, que no consiste en obligar a los demás a ser buenos conforme a mi manera de entender las cosas, sino a ofrecer a todos el discipulado, que los diversos pueblos y grupos humanos ser “discípulos” de Cristo, aprender con él a ser mejores, en la línea judía o gentil, en la queer o en la “sin curvas” (que a ello voy).
Me avergüenzo un montón de algunos de esos “perlados”, como decía Teresa de Jesús. Son buena gente, de buena intención pero la amplitud y profundidad del evangelio les ha “cogido” de pie torcido.
Me gustaría que aprendan a disfrutar, y a dejar disfrutar, y a vivir en libertad y en gozo…, que mucho podremos hacer en esa línea todos, empezando por ellos, pues como decía el Pablo de las pastorales “quien aspira al episcopado tiene una buena aspiración” (1 Timoteo 3, 1). Y con eso paso al tema.
Introducción
Un amigo cristiano, vinculado de manera activa, desde el evangelio, a las comunidades “gay”, me envía unas reflexiones sobre el valor y riesgo de la teología queer . En principio, esa teología pone de relieve la profunda libertad evangélica de los hombres y mujeres, en el plano afectivo y personal…
Hasta aquí todo me parece bien, pero quiero que esa libertad no se separe de la opciòn preferencial por los pobres y, de un modo especial, de la atenciòn a los pobres y oprimidos en el campo sexual. Agradezco a mi amigo su confianza al enviarme material para esta reflexión, que sigue siendo suya.
Una objeción… Unas palabras del Card. Ratzinger
Dicen que escribía Ratzinger:
La ideología de género es la última rebelión de la creatura contra su condición de creatura.
Con el ateísmo, el hombre moderno pretendió negar la existencia de una instancia exterior que le dice algo sobre la verdad de sí mismo, sobre lo bueno y sobre lo malo.
Con el materialismo, el hombre moderno intentó negar sus propias exigencias y su propia libertad, que nacen de su condición espiritual.
Ahora, con la ideología de género el hombre moderno pretende librarse incluso de las exigencias de su propio cuerpo: se considera un ser autónomo que se construye a sí mismo; una pura voluntad que se autocrea y se convierte en un dios para sí mismo.
No he logrado encontrar el lugar en el que Ratzinger decía esas palabras… Pero en el caso de que las hubiera dicho habría que interpretarlas en su contexto.
Teología queer
La “teología queer” se funda Gálatas III,28 – thopos al que todos/as debemos arribar: no hay hombre ni mujer –. Una cosa y otra tiene sus valores y sus riesgos… Pero no podemos olvidar que los homosexuales son (han sido, en general) más perseguidos que otros, por eso están más cerca de Jesús, el pobres (el perseguido sexual, si vale esa palabra, que puede deducirse de M9 19, 10-11).
En esa línea puede suceder que sin pasar por la “teología queer” uno no aprecie el absurdo radical de la marginación espiritual de los/as homosexuales como un pecado del mismo calibre que la opresión, la explotación de los pobres a manos de los ricos… de forma que de ese principio tengamos que a las Bienaventuranzas para su “relectura queer”.
Queer en inglés significa lo extraño, lo diferente… y así ha llegado a significar lo sexualmente distinto, vinculado al mundo de lo GLBT (es decir de los gays, lesbianas, bisexuales y transexuales…).La teología queer ha querido romper desde el mismo Nuevo Testamento la construcción social de las categorías hombre/mujer, gay/lesbiana… La teología queer quiere rechazar (superar) los limites de lasexualidad, del génereo, genero, de la nacionalidad, clase, raza, edad…
Lo queer es estar abiert@ a la diversidad, no definir el genero de una persona en funcion de su aspecto o de sus genitales. Queer son los que dicen que “podemos cambiar según nuestro humor, nuestro estado de animo o de momento; por eso, ellos rechazan la sexualidad hetero-normalizada y homo-normalizada, propia de los hétero-oficiales y de los homo-oficiales….Desde nuestra realidad, día a día, intentemos vivir contra todo lo establecido, lo impuesto, lo institucional. Queer no es solo una cosa. Queer es lo que queremos que sea y lo que hagamos de ello; no impone limites, solamente los que nosotr@s queremos.”s
El riesgo queer. ¡Bienaventurados los homosexuales!
El riesgo queer está en exaltar la libertad… pero no darse cuentra de que algunos están más oprimidos que otros. El riesgo está en no descubrir la necesidad en que se encuentran y la marginación que sufren muchos homosexuales… Porque El mismo que dijo: “Bienaventurados los pobres, pues de ellos es el Reino de Dios”, grita hoy a quienes quieren oírle “Bienaventurados los/as homosexuales, pues de ellos es el Reino de Dios”. Y Jesús no habla de los/as homosexuales buenos/as o creyentes, como tampoco hablaba de los/as pobres buenos/as y creyentes. Dice que en cuanto que marginados/as espiritualmente por un cristianismo heterosexista, el Reino de Dios es primero de los/as homosexuales como lo es de los/as pobres.
Dios ofrece su Reino en primer lugar a los/as despreciados/as por este mundo. Y los ricos podrán entrar si se ponen al nivel de los pobres y luchan contra las causas de su pobreza, y los/as heterosexuales pueden tener esperanza en la medida que se solidaricen espiritualmente con sus hermanos/as homosexuales y digan alto, claro y radical “NO” a la “homofobia cristiana”. Por eso, los queer podrán ser buenos cristanos en la medida en que ayuden a los hombre y mujeres más marginados…
Los homosexuales como piedra de escándalo
Los homosexuales, como pobres, se convierten así en piedra de escándalo, y quien tropiece con ella no podrá levantarse para ir a Su encuentro. Porque en Aquel Día muchos/as dirán: “pero nuestra Biblia decía”, “Tus representantes decían”,… y Él responderá: “Jamás tuvisteis Mi Espíritu: ni Me conocéis ni os conozco”, porque fuí homosexual y no me quisisteis ni me respetasteis.
Los homosexuales no son sólo sólo piedra de escándalo para cada uno a nivel individual, sino para la Iglesia misma: ya no tiene sentido – si lo tuvo – hablar de “opción preferencial por los pobres” mientras tal expresión no vaya acompañada de “opción preferencial por el mundo GLBT”… No se puede hablar de opción preferencial por los pobres allí donde las Iglesias ofiales son enemigas del reconocimiento legal de derechos de los GLBT (Gay-Lesbico-Bisexual-transexual)
Recientemente, la Iglesia Católica ha reafirmado – a nivel magisterial – su autoconciencia de ser “la única Iglesia verdadera”. ¿Bajo qué criterios? ¿Bajo éstos? ¿ES la Iglesia verdadera por ponr más de relieve la opción preferencias por los pobres? Bueno, todos sabemos dónde ha quedado esa opción. La opción preferencial por el colectivo GLBT no sólo no se ha planteado, sino que va contra las consignas de la jerarquía, de los obispos. El problema es que quien se abra al sentido pleno, hoy, de la historia de epulón y Lázaro, comprenderá que también podría titularse “el señor obispo y Lázaro el gay”…
De nuevo el riesgo queer….
Si duda, la teología queer tiene sus valores… porque la buena religión tiene siempe un aspecto queer, es como el arte, el desafío de la vida, el amor sin límites… La teología queer (que ve las cosas desde el otro lado) y pone de relieve la plena libertad en el campo sexual-afectivo, tiene sus valores… Pero tiene también sus límites. Y esos límites están en el reconocimiento y valoración de los oprimidos…
Un queer puede ser libre en su forma de vivir el sexo y la afectividad… sin atarse a normas, porque la libertad es el don cristiano por excelencia. Pero la libertad queer limita con los derechos de los oprimidos y marginados. El queer puede hacer lo que quiera, pero siempre que esté muy atento a los necesitados, siempre que sepa entender y acoja en amor a los marginados sexuales.
Lo que se dice al queer hay que decirlo a la Iglesia oficial, con sus grandes valores. También puede hacer lo que vea más conveniente, para conservar la fe, para organizar la vida de la comunidad… pero sólo en la medida en que sepa asumir el mensaje de las bienaventuranzas y de Mt 25, 31-46, acogiendo y ayudando a los marginados.
Cristianismo (Iglesias), General, Homofobia/ Transfobia., Iglesia Católica
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