A veces…
Del blog de la Communion Béthanie:
Tras las huellas vivas de Etty Hillesum
Mientras que nuestro mundo contemporáneo atraviese una crisis de sentido, una joven mujer judía puede ayudarnos a atravesar la prueba y a guardar la esperanza.
Del 1941 al 1943, en Amsterdam, Etty Hillesum mantiene un diario de una densidad excepcional. Consigna en 11 cuadernos las últimas experiencias de su vida. Este extraordinario documento es un verdadero testamento espiritual. Descubrimos allí su fe inquebrantable en el hombre al mismo tiempo que éste comte sus más negras fechorías durante la segunda guerra mundial. Etty Hillesum murió en Auschwitz el 30 de noviembre de 1943 después de haber pasado los últimos meses de su vida en el campo de tránsito de Westerbork al servicio de sus hermanos judíos.
“A veces cuando paseo en bicicleta, pedaleando muy despacio, totalmente absorbida, por lo que se desarrolla en mí, me siento en posesión de posibilidades de expresión tan imperiosas, tan seguras, (…) Toda mi ternura, la intensidad de mis emociones, el oleaje de este lago, de este mar, de este océano del alma, querría verterlos en catarata en un único pequeño poema.”
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