Señora Cifuentes, la pancarta del Orgullo exige compromiso demostrado
Falso victimismo del Partido Popular ante la Manifestación Estatal del Orgullo LGTBI
Esta pancarta lleva escrita en su lona demasiadas historias de dolor y sufrimiento
Un año más nos encontramos de frente con el falso victimismo del Partido Popular ante la Manifestación Estatal del Orgullo LGTBI y su pretensión de ir en la Pancarta de cabecera, cuando a la hora de votar leyes a favor del colectivo LGTBI o las votan en contra o se abstienen para no perder votos en el caladero de la derecha más radical. Quieren estar con Dios a la par que viajar con Dante a los infiernos.
El problema es que la pancarta no es gratis, solo la portan personas, entidades o partidos políticos comprometidos con la igualdad y los derechos del colectivo de lesbianas, gays, transexuales, bisexuales e intersexuales. Aunque hasta el momento el Partido Popular lo más lejos que han ido es adornar sus sedes con la bandera arcoíris y leyes vacías de contenido, como la que pretendían para el colectivo transexual de la Comunidad de Madrid, donde afortunadamente y fruto de la mayoría parlamentaria de la oposición salió adelante la registrada por el PSOE, Podemos y Ciudadanos, con la abstención final del partido que lidera Cristina Cifuentes. Algo que no es de extrañar ya que la propia Cristina en junio del año 2009 votó en contra otra de similares características presentada por el Partido Socialista.
Contemplamos pues como el Grupo Parlamentario Popular, el que ahora quiere ser invitado a portar la pancarta de cabecera del Orgullo LGTBI, se puso de perfil ante los derechos del colectivo de mujeres y hombres transexuales de la Comunidad de Madrid. Igualmente votó en contra de poner una placa conmemorativa a los represaliados LGTBI del franquismo en la antigua Dirección General de Seguridad, y que hoy es el Palacio de la Comunidad de Madrid que habita la Presidenta del Gobierno, en Sol.
Luego viene la parte más rocambolesca, el PP en una apresurada carrera de coches registró una Ley Contra la LGTBIfobia, que también llevaba en su programa electoral a título de florero como la anterior, para luego plasmarlo en textos que se convierten en meros brindis al Sol. Pues bien, a este proyecto de ley se le registraron 138 enmiendas aportadas por los colectivos LGTBI de la Comunidad de Madrid, 138 ni más ni menos, de las cuales el Partido Socialista se hizo cargo de 76.
La mayoría de estas enmiendas salieron adelante en la ponencia de la Ley y su dictamen fue aprobado en la Comisión de Políticas Sociales y Familia, surgiendo lo inaudito, el Partido Popular se abstiene de su propia Ley Contra la LGTBIfóbia, ya que entre innumerables cuestiones se le atragantó que la aplicación de la Ley en cuanto a los protocolos y medidas en el ámbito educativo también se aplicaría a la enseñanza concertada, que no deja de ser publica ya que se paga con el dinero de los contribuyentes.
Desde entonces ha pasado más de un mes y el Grupo Parlamentario Popular, el mismo que quiere sostener esa pancarta, no ha llevado el dictamen para su aprobación final al Pleno de la Asamblea de Madrid, ya que parece que no quiere que salga adelante con las enmiendas de los grupos parlamentarios de la oposición y los colectivos LGTBI de la Comunidad de Madrid.
La pancarta del Orgullo son 39 años de historia en España, desde la primera manifestación en 1977 en Barcelona, donde termino con cargas policiales, personas detenidas y un hombre en prisión. Recordemos que aún estaba en vigor la Ley de Peligrosidad Social y su aplicación hacia las personas LGTBI, la cual no fue derogada hasta enero del año 1979, en lo que afectaba a las personas transexuales, lesbianas, gays y bisexuales, y posteriormente para su completa derogación en el año 1995. Madrid no realizó su primera Marcha del Orgullo autorizada hasta el año siguiente, 1978.
En suma, esta pancarta lleva escrita en su lona demasiadas historias de dolor y sufrimiento, vidas truncadas, sangre, persecuciones y soberanas palizas policiales. También cuenta cómo muchas personas LGTBI fueron a parar con sus huesos a las cárceles de Carabanchel, Tefía en Fuerteventura, Badajoz o el Penal de Cádiz entre otras. Donde no pocas se suicidaron, como la transexual de la séptima galería de Carabanchel que se roció con alcohol y falleció por las graves quemaduras sufridas.
Esa lona lleva escrito como de la nada y fruto del trabajo colectivo hemos llegado a la España del año 2016, donde se han comenzado a sentar las bases de la igualdad real y a mirarnos de frente con el resto del tejido social. Pero si a alguien no tenemos que darle las gracias en todo este proceso es al Partido Popular, el mismo que quiere portar la pancarta, que ha votado casi todo sistemáticamente en contra, como el Matrimonio Igualitario en el año 2005 y posterior recurso en el Tribunal Constitucional, o la Ley de Identidad de Género en el año 2007.
Nos encontramos, dicen, con una renovado PP con Cristina Cifuentes, pero a tenor de lo narrado anteriormente solo se ha cambiado de envoltorio, esta vez de forma banal con los colores del arcoíris sin ir más allá, por lo que mientras no se posicionen de una forma clara con los derechos de las personas LGTBI, votando a favor de las iniciativas para erradicar la discriminación del colectivo, no es justo ni de recibo que sus manos se posen sobre una tela que lleva escrita la tragedia y vulneración de los derechos humanos de miles de personas a lo largo de décadas en este país.
Por lo que señora presidenta de la Comunidad de Madrid y señorías del Partido Popular, esta pancarta no es gratis, exige compromiso demostrado, ya que de promesas y quimeras vamos bien servidos.
Carla Antonelli es activista transexual y diputada del Grupo Parlamentario Socialista en la Asamblea de Madrid
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