“Seguidores de Jesús”, por Vicente Martínez
“Una Iglesia que no sirve, no sirve para nada”
(Jacques Gaillot)
Lc 9, 51-62
Mientras iban de camino, uno le dijo: Te seguiré adonde vayas
Elías fue más condescendiente que Jesús. Permitió a Eliseo que fuera a despedirse de sus parientes. Jesús pedía a sus tres posibles seguidores ser aptos para el reino de Dios, lo que implicaba no poder ir a despedirse de los suyos. Elías, demandaba ayuda en la tarea.
Un hermoso relato contado en 1 Reyes 19, 19-21: “Déjame decir adiós a mis padres; luego vuelvo y te sigo”, dijo Eliseo. A lo que el profeta cuyo nombre significa “mi Dios es Yahvéh” le respondió: “Vete pero vuelve. ¿Quién te lo impide?”. Y cuando Elías fue arrebatado al cielo en un carro de fuego, Eliseo –“Dios es mi salvación” – se quedó en Jericó y Betel para ayudar a sus conciudadanos.
El Calendario Litúrgico-Pastoral, apoyándose en las lecturas del día, nos señala que en la vida cristiana existe una triple exigencia para poder llamarse verdadero seguidor de Jesús: dejarlo todo por él como Eliseo (1 Reyes); caminar según el Espíritu (Gálatas); no mirar atrás una vez emprendido el camino. Y todo ello aderezado con especies del Mandamiento nuevo: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, en que os amáis unos a otros” (Jn 13, 35).
En la ópera de Giacomo Puccini (1858-1924), Madame Butterfy, la protagonista canta la dicha de quienes han respondido con generosidad a tan inspiradora invitación: “Soy la muchacha más feliz del Japón, e incluso del mundo. ¡Amigas, he venido atraída por la llamada del amor”. La invitación de Jesús, libremente aceptada, es una exigencia de cada día que no admite rebajas.
Por eso quienes nos estimamos seguidores suyos, tenemos el deber de quedarnos en nuestros particulares Betel y Jericó. Como hizo el obispo Jacques Gaillot (1935) “enfant terrible” del episcopado francés, destituido fulminantemente por el Vaticano y que quiere seguir entre los marginados y los pobres: “Soy el obispo de la arena y del gran viento”, se proclama. Uno de sus libros lleva por título esta sentencia: “Una Iglesia que no sirve, no sirve para nada”(Sal Terrae 1995).
SED DE LIBERTADES
Jesús, un hombre libre
que nos dejó una hacienda
de sueños en el alma,
de amores, de gardenias.
Una Luz infinita
que nos señala metas.
Desde entonces soñamos
tu presencia y tu ausencia.
Déjanos que prendamos
en tu llama serena,
la sed de libertades
que incendia nuestras venas.
(SOLILOQUIOS. Ediciones Feadulta)
“Dios duerme en las piedras, respira en las plantas, sueña en los animales y despierta en el hombre”
(Proverbio Hindú)
Vicente Martínez
Fuente Fe Adulta
Comentarios recientes