John Shelby Spong: “Sólo el 16% del Nuevo testamento fue pronunciado realmente por Jesús”
John Shelby Spong, obispo de la Iglesia Episcopaliana de Estados Unidos, no le tiene miedo al progreso. A sus 81 años recibe en Londres la entrevista de ABC a través de Skype. Se encuentra en Europa para impartir conferencias en varios países, entre otros España. Sus «dudas» sobre los dogmas establecidos, –religiosa, social y politicamente–, le han conferido una imagen de «revolucionario» en su país natal, donde esta rama de la iglesia anglicana tiene cerca de dos millones de seguidores. Sus ideas también le han valido muchas críticas desde sectores más conservadores, que no comparten su postura.
Fiel defensor de los derechos civiles en los Estados Unidos, lleva décadas «combatiendo el seguimiento a pies juntillas de la Biblia». De ella dice que es «un libro que crece y que cambia», y que por tanto no puede entenderse como algo estático. Sus teorías, y con ellas la de la mayoría de sus colegas obispos, han desembocado en una lucha por los derechos de todos los seres humanos en igualdad y bendice el matrimonio entre homosexuales.
Pregunta.- Es usted miembro del «Seminario de Jesús», una reunión de 250 estudiosos de todo el mundo sobre la Biblia y el Nuevo Testamento. Además, participa en las investigaciones actuales sobre el Jesús histórico. ¿Cuál es su aportación en este terreno?
– El «Seminario de Jesús» intenta determinar cuánto del Nuevo Testamento puede ser definido como literalmente cierto, cuántos de los dichos de Jesús fueron dichos realmente por Él. Jesús vivió entre el año 4 antes de Cristo y el año 30 de nuestra era, y el primer evangelio no fue escrito hasta el año 72, así que tenemos 42 años entre la crucifixión y la narración escrita de la historia de Jesús. Durante ese periodo de tiempo fue traducido del arameo –que es la lengua que Jesús solía usar en su conversación– y del griego, que es una lengua que ellos no hablaban. Así que no está escrito por testigos oculares, sino por la segunda generación de cristianos, que contaban la historia a la gente una y otra vez y pasó mucho tiempo antes de que lo recogieran por escrito. Es muy difícil determinar qué es lo que Jesús dijo literalmente o lo que realmente hizo. Son intentos de interpretar la vida de Jesús. Hay que leer la Biblia de un modo diferente, sin interpretaciones literales. Se puede ser cristiano sin interpretar las escrituras al pie de la letra.
P.- Propone todo un cambio en el sistema religioso establecido.
– Las interpretaciones de Jesús no pueden ser entendidas como fotografías de Jesús, no son grabaciones de Jesús. Una de las cosas que ha hecho el «Seminario de Jesús» es estudiar cada palabra que se le atribuye en el Nuevo Testamento. La conclusión del estudio, que duró 15 años, fue que sólo un 16% de las palabras atribuidas a Jesús fueron realmente pronunciadas por Él, y que el 84% restante eran interpretaciones de la Iglesia. No me puedo imaginar ni por un momento a Jesús diciendo «Yo soy la verdad» o «El que coma mi carne nunca tendrá hambre». No creo que eso fuera lo que Jesús dijo, pero es lo que la gente resumía de su experiencia con Jesús. Así que creo que tenemos un gran trabajo por delante para educar a la gente sobre lo que es la Biblia y también sobre lo que no es.
P.- Como obispo de la Iglesia Episcopaliana ha participado usted repetidas veces en las Conferencias Lambeth que cada 10 años celebra su Iglesia. ¿En qué consisten estas conferencias?
– Se reúnen obispos de todas las partes del mundo para tratar temas que están siendo discutidos globalmente. En 1988 el tema principal fue si las mujeres podían ser sacerdotes. La conclusión a la que se llegó fue que si las mujeres deseaban dar ese paso y ordenarse sacerdotes, estaba bien. En 1998, el debate se centró en el colectivo homosexual y se les terminó por dar la bienvenida y recepción a la vida en la Iglesia.
P.- ¿Y fue un debate fácil?
– Fue una de las peores conferencias, probablemente la peor a la que yo he asistido. Naciones como Estados Unidos, Escocia en particular y quizá Nueva Zelanda, tomaron liderazgo y nos empujaron a un trato más apropiado hacia los homosexuales. Sin embargo, países del tercer mundo de África, de Latinoamérica o del Sudeste de Asia fueron tremendamente negativos hacia el tema homosexual. Esto no significa que toda África comparta esta posición. De hecho, un gran obispo anglicano defendió acaloradamente a los homosexuales y les dio una abierta bienvenida a la vida en la Iglesia, pero hubo también obispos que se oponían.
P.- Algunos homosexuales aprovecharon esa «bienvenida» para entrar en el obispado estadounidense.
– A día de hoy tenemos dos obispos declaradamente gays en Estados Unidos, que han sido elegidos por sus iglesias, y son tremendamente apreciados en sus respectivas comunidades, uno en New Hampshire y el otro en Los Ángeles. Cuando yo me retiré como obispo de Newark teníamos 35 gays y lesbianas sirviendo en la vida de mi diócesis y 31 viviendo abiertamente con sus parejas. Debo decir que eran magníficos sacerdotes y nunca tuve la más mínima queja sobre el comportamiento de mis clérigos gays o lesbianas, ni sexual ni de otro tipo.
P.- Es un paso muy importante para el colectivo homosexual.
– Sí. La Iglesia de Estados Unidos está creciendo en una manera mucho más abierta. Nuestro Presidente Obama ha apoyado el matrimonio homosexual, nuestro Vicepresidente también, el partido Democrático lo mismo, y éste ha sido uno de los puntos tratados en la última campaña a las elecciones. Los Estados Unidos ya no discriminan a las personas gays y lesbianas en las Fuerzas Armadas y eso fue un compromiso de la administración Obama. Uno de nuestros senadores conservadores dijo en una ocasión que no le importaba la inclinación sexual de los soldados siempre y cuando supieran disparar. Es ahí a donde hemos llegado como nación. Sobre este tema se ha evolucionado enormemente, pero en algunas partes del sur, de donde yo provengo, las personas son mucho más conservadoras que en el área de Nueva York, que es donde vivo.
P.- ¿También se ha evolucionado en la cuestión racial?
– Creo que podemos decir lo mismo sobre las razas. Si echamos la vista atrás vemos que en el siglo XIX hubo obispos cristianos que apoyaban abiertamente la esclavitud, y se apoyaban en la Biblia para defenderla. Más tarde, cuando la Guerra Civil acabó con la esclavitud e instauramos un sistema odioso llamado segregación, tuvimos obispos cristianos apoyando la segregación enarbolando para ello la Biblia. Nos enseñaron que los homosexuales eran enfermos mentales o depravados morales, y que la Biblia lo probaba. Nos enseñaron que la mujer era por naturaleza inferior al hombre, y que la Biblia lo probaba. Finalmente, en el siglo XX también nos apoyamos en la Biblia para deshacernos de todo eso.
P.- ¿Tanto se ha avanzado en la igualdad de sexos?
– La revolución femenina nos ha ayudado a ver a las mujeres como seres humanos completos. En Estados Unidos casi tuvimos una mujer Presidente en 2008, Hilary Clinton, y fue una competidora realmente dura para el Presidente Obama. Ya no queda sino reconocer que todos los seres humanos han sido creados a imagen de Dios, cada ser humano es amado por Dios en la persona de Jesús y que cada ser humano está llamado a ser todo lo que pueda ser.
P.- Entonces la frase «es un trabajo de hombres» le chirriará al oído…
– Soy padre de 4 hijas, y no quiero que nadie las discrimine, no quiero que nadie pueda decir a mis hijas que no pueden ser presidentas de Estados Unidos, o arzobispos de Canterbury o Papa sólo porque hayan nacido mujer. Quiero que tengan el derecho de hacer lo que sean capaces de hacer. Veo puertas abiertas a las mujeres en mi país que estuvieron cerradas para mi madre. Y no quiero que nadie diga a mis hijos o a mis nietos que ellos no van a ser capaces de ser algo. No veo ninguna razón para ignorar los esquemas del pasado, lo que debemos hacer es condenarlos. Muy a menudo no es un orgullo como cristianos ver el trato que se ha dado a las mujeres, a los gays y lesbianas, a la gente de color, etc. Hemos tratado a un montón de seres humanos de un modo muy negativo a lo largo de la historia del cristianismo. Eso no es compatible con la llamada de Jesús a amar a tu prójimo como a ti mismo, que Él mismo definió como el resumen de toda su palabra.
P.- Usted se sitúa en la línea de pensamiento del obispo J.A.T. Robinson, que causó impacto en los años 60 y 70 con libros como «Honest to God». ¿Qué puede decir al respecto?
– John Robinson ha sido mi amigo y mentor y he estudiado en detalle su vida. He intentado continuar con algunas de las cosas que él empezó. John Robinson no es un obispo radical, era sólo un obispo que intentaba cambiar el conocimiento contemporáneo que tenemos de la Biblia. No conozco ningún estudioso moderno que piense todavía que el evangelio de Mateo fuera escrito por Mateo, o que el evangelio de Lucas fuera escrito por Lucas, o el de Juan escrito por Juan, sino que lo fueron por comunidades que lo hicieron en lenguajes que jamás habló Jesús, y que intentan representar su conocimiento de Jesús. Esto es muy diferente a pensar que son hechos literales. John Robinson es uno de mis héroes.
P.- ¿Entonces no hay que seguir los preceptos de la Biblia a pies juntillas?
– La Biblia es un libro que crece y que cambia. Si miras a las partes más antiguas de la Biblia, Dios no parece amar a nadie más que a los judíos: abre el mar Rojo y ahoga a todos los egipcios. Sin embargo, el Nuevo Testamento dice que debes amar a tus enemigos y que debes bendecir a los que te persiguen. La Biblia es un libro cambiante y que crece, y es hora de que invitemos a nuestra gente a entender esta Biblia. La Biblia no está hecha al dictado de Dios, y esto para el fundamentalismo es un punto crítico.
P.- ¿Aprueba el uso del preservativo?
– La verdad es que no me suelen preguntar mucho sobre este tema… Creo que la única manera de proteger a las mujeres de daños biológicos es permitir que puedan llevar a cabo una planificación familiar de un modo apropiado, así que apoyo la libertad reproductiva para ellas.
P.- Hablar de libertad reproductiva, ¿incluye el aborto?
– Hablar del aborto es más delicado. Si se hiciera una planificación familiar efectiva, el aborto se reduciría automáticamente. Cuando yo era obispo de Newark, en el centro de Newark, que era una ciudad muy pobre y con un alto porcentaje de gente de color, las niñas eran carne de cañón para los abortos. Era muy fácil que se quedaran embarazadas. Por un lado, tenemos la vida de una niña embarazada de 14 ó 15 años, y por otro la de un feto que aún no ha nacido. Es una decisión que afecta a una vida, pero yo no estoy de acuerdo con el tratamiento de todos los abortos como algo malvado. Creo que el aborto debe ser seguro, legal y lo menos frecuente posible. Las mujeres tienen el mismo derecho que los hombres para decidir sobre su vida, así que cualquier ley que las discrimine es equivocada. Si echamos un vistazo a Europa, los países que más ensalzan la figura de las mujeres vírgenes son los que más las discriminan. Es sólo en el norte de Europa donde ese simbolismo religioso ha quedado superado, y las mujeres han conseguido igualdad. La Iglesia tiene que empezar a cuidar su imagen y plantearse algunas cuestiones sobre si la Virgen María debe ser un icono para todas las mujeres o si es un icono impuesto por los hombres a las mujeres. Es uno de los grandes debates que tendríamos que afrontar.
Aurora Vasco
ABC (Extracto de una entrevista realizada en 22/10/2012)
Vía Fe Adulta
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