Salvajemente apuñalado en Bélgica un joven transexual tunecino por autoproclamados miembros del Estado Islámico
Un joven transexual tunecino ha sido salvajemente apuñalado en Bélgica, por autoproclamados miembros del Estado Islámico. Según la víctima, que huyó de Túnez en 2012 debido al mismo tipo de agresiones, quieren hacer de él “un ejemplo para disuadir a los jóvenes que se alejan de la ley religiosa” y que tan solo “esperan una orden para decapitarlo”. La brigada especializada en asuntos terroristas ya ha procedido a realizar una detención, y el próximo lunes deberá presentarse para identificarlo.
Sharky, nombre supuesto para proteger su identidad, vivía en la localidad tunecina de Cartago-Birsa, donde comenzó a ser el blanco de las agresiones verbales de un grupo de extremistas, debido a su identidad de género. Lo que comenzó como meras increpaciones verbales, se agravó hasta el punto de ser apuñalado. Su padre, en vez de mostrarle su apoyo, le repudió, pues consideraba que su comportamiento suponía un atentado al honor de la familia.
El joven, que ahora cuenta 26 años, decidió huir de Túnez, y logró ser aceptado como refugiado en Bélgica, donde consiguió establecerse y dedicarse a su profesión de ingeniero de sonido. Llevaba una vida apacible, acompañado de sus nuevos amigos, hasta que fue localizado por sus antiguos agresores. “Todo empezó en las redes sociales”, cuenta Sharky, “traté de no tomarme en serio las amenazas, aunque los autores me dijeron claramente que eran miembros de la organización terrorista Estado Islámico y que me iban a matar en nombre de Dios, y hacer de mi caso un ejemplo para disuadir a los jóvenes que se alejan de la ley religiosa”.
Pero, al igual que en Túnez, pasado un mes las agresiones fueron escalando de gravedad. En seis ocasiones fue intimidado en la calle, hasta que el pasado lunes 13 de junio cuatro individuos le apuñalaron con saña. El salvajismo de la agresión se saldó con traumatismo en un ojo, 3 puntos de sutura en la frente, 12 en las manos, 18 en la cabeza y 17 en las piernas. Está a la espera de que los exámenes médicos revelen si hay otras secuelas, sobre todo debidas a las heridas sufridas en la cabeza. Por el momento, sufre desequilibrios y desmayos repentinos y debe ser tratado por un psicólogo.
Según Sharky, “eran las mismas personas que me atacaron en Túnez. Me dijeron que solo esperaban una orden para decapitarme. Tengo mucho miedo por mi vida”. El joven ha presentado una denuncia ante la Policía belga, a la que ha acompañado un trozo de papel que su agresores depositaron en su buzón, en el que le califican de enemigo de Alá y le amenazan con eliminarle conforme a la ley islámica, para que sirva de ejemplo.
Para el joven, su mayor deseo es vivir en paz. “Yo no he hecho nada a esas personas”, se lamenta, “tan solo quiero vivir mi vida con tranquilidad. Mientras no atente contra la libertad de los demás, soy libre. ¿Por qué me hacen todo esto y se llaman abogados y soldados de Dios? Dios es el único que nos puede juzgar”.
A pesar de todo, Sharky está decidido a luchar por su derechos. “No quiero que mi familia en Túnez se entere de mis problemas, porque no quiero preocuparlos”, comenta, “pero estoy decidido a seguir adelante con el procedimiento y, en cuanto me ponga en pie, militaré de nuevo en una asociación de Túnez, aunque sea a distancia, para hacer valer mis derechos y libertades”.
La brigada de asuntos terroristas belga le ha comunicado que ha procedido a detener a un sospechoso, y le ha citado para que el próximo lunes pueda identificarle. También se está ocupando de su caso el Centro para la Igualdad de Oportunidades y Lucha contra el Racismo.
Fuente Dosmanzanas
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