Cañizares: “¿Les estorbo, les soy molesto, y quieren acabar conmigo? Ni soy homófobo, ni xenófobo, ni sexista: ¡Dios me libre!”
Sin comentarios… hasta la próxima barrabasada…
El cardenal retira “aquellas palabras que hayan podido herir o molestar a algunos”
El arzobispo de Valencia trata de zanjar la polémica con una carta abierta a los fieles
(Antonio Cañizares, cardenal arzobispo de Valencia).- Queridos diocesanos, muy queridos hermanos y amigos todos en el Señor: Desde el jueves pasado, os debo una carta como Obispo vuestro; y en cuanto tal me creo en el deber de expresarme conforme a la verdad; os debo una aclaración sobre lo acaecido el pasado jueves en las Cortes Valencianas a propósito de una homilía pronunciada por mí.
En la Universidad Católica el pasado 16 de mayo, en su sede de Santa Úrsula. El texto de la homilía y mi nota correspondiente sobre ella creo que la conocéis porque se ha divulgado íntegramente por nuestros medios de comunicación diocesanos: fue una exposición de la belleza, de la grandeza de la familia, donde se encuentra el futuro de la humanidad, e hice una defensa de la misma.
Creo que os debo una palabra, porque, en la sesión ordinaria semanal del pasado jueves de control al Consell, el Sr. Sindic de Compromis formuló una pregunta al Sr. Presidente del Consell sobre dicha homilía y éste respondió a dicha pregunta. Faltando al derecho fundamental de libertad religiosa y sin tener en cuenta el principio de una sana laicidad en una democracia plural, se me sometió, de hecho, a un juicio, sin haberme escuchado y sin defensa por mi parte, en mi ausencia, y se me condenó conculcando todo derecho en una sociedad democrática basada en el derecho; se me condenó de hecho, además, llevados de prejuicios y de lecturas sesgadas sacadas de algunos medios de comunicación social y de sus interpretaciones. La homilía en cuestión no había sido leída íntegramente en su conjunto por mis acusadores, y, por tanto, se vertieron juicios sobre mi persona y sobre un texto que no conocían y sin darme la oportunidad de defenderme: Convirtieron las Cortes en un Tribunal popular, de tan malos recuerdos históricos.
Tanto el Sr. Sindic de Compromís como el Sr. Presidente del Consell, se permitieron unos juicios sobre mi persona verdaderamente infamantes, falsos y calumniosos que incitaban al odio, y arrancaban el aplauso de sus compañeros de ideología que ratificaron aplaudiendo la ignominia que estaba acaeciendo en su presencia. No creo que fuera la Sede Parlamentaria que ampara su inmunidad el sitio adecuado para tales denuncias. Menos mal que las imputaciones eran falsas, y que yo no soy ése que dibujaron allí. Se me insultó gravemente, se me acusó -dando lecciones de cristianismo, ¡ qué paradoja!- de que no soy “nada cristiano”; se contrapuso el Papa a mi persona, -lo cual, como podéis suponer, me dolió en el alma- en una ignorancia total de mi relación que tengo como Obispo con el Papa y, además, como amigo del Papa que soy; se utilizó y se manipuló al Papa contra mí para desprestigiarme; el Papa no se merece tal utilización, está a otro nivel mucho más digno y elevado.
Me dolió particularmente que se me acusase de incitar al odio contra homosexuales y lesbianas, a quienes estimo, los valoro en su dignidad que les corresponde como personas, y me merecen el máximo respeto. ¡Cuántas veces he de repetir esto: el respeto que les tengo a estas personas y mi lamento porque en ocasiones no se les trata como se debe!. Quienes actuaron así en las Cortes Valencianas, actuaron igual que otros de su grupo ideológico hace unos meses cuando, con diferente motivo, me acusaron con falsedad y alevosía, de xenófobo, y de incitar al odio contra los refugiados procedentes de países árabes; ¿casualidad, pura coincidencia, o plan y estrategia preestablecidos?
¿Les estorbo, les soy molesto, y quieren acabar conmigo? Ni soy homófobo, ni xenófobo, ni sexista: ¡Dios me libre! Acepto a todos y no excluyo a nadie porque creo firmemente en el Señor. Creo que quien me conoce de verdad – no por algunos medios y por algunas manifestaciones o interpretaciones interesadas de algunos posicionados previamente o con prejuicios-, quien haya seguido mi trayectoria como sacerdote, como Obispo o como Cardenal, sabe que no excluyo a nadie sea del color que sea, de la religión que profese, de su manera de pensar que respeto, y de la condición que sea. Para mí todos son hijos de Dios, queridos por Dios, hermanos, y así lo predico constantemente: la tolerancia, mejor aún la caridad, me lleva al respeto a todos y a la no exclusión de nadie, y si alguna vez no actuase así estoy convencido que estaría pecando, y lejos de mí el pecado; no es este mi caso. Pero creo, al menos así lo intento, que busco la verdad, y la justicia, proclamarla y defenderla, aunque me cueste sinsabores. Mi ministerio está al servicio de la verdad, la verdad de Dios y la verdad del hombre y de la familia. Permitidme que me pregunte en voz alta: “¿Soy yo quien fomenta el odio, o lo fomentaron contra mí otros en otros ámbitos, como ahora en las Cortes con sesiones como la celebrada el jueves pasado, con juicios y palabras de consecuencias imprevisibles y no deseables?”.
Creedme que este “incidente” me duele, sobre todo, por vosotros, mis queridos diocesanos y por el pueblo valenciano a quien quiero, y quiero servir con todas mis fuerzas. Sólo me importa el juicio de Dios, no me preocupa el de los hombres. No me preocupan los insultos, máxime si son por defender la justicia y lo derivado del Evangelio, me preocupáis vosotros, pueblo de Dios, el que os puedan dañar, herir y dispersar. Siento muchísimo que vuestro Obispo sea tratado de esta manera como se me trató en la Sede de las Cortes, donde reside la representación de todos vosotros, y del pueblo valenciano.
Os digo, de verdad, con todo mi corazón, que doy por zanjado este asunto, y, por mi parte, retiro aquellas palabras de mi homilía, como no dichas, que hayan podido herir o molestar a algunos, y que perdono muy sinceramente a quienes me han ofendido de esa manera. No les tengo ningún rencor y les tiendo la mano en señal de amistad. Los perdono de todo corazón. Eso sí, espero reciprocidad, y les pido que rectifiquen por respeto a vosotros y por justicia para con la Iglesia que no puede ser tratada así; les pido, además, que dejen de acosar a la Iglesia, a personas e instituciones de Iglesia, y que actúen respetando la libertad religiosa, base de una democracia. Rezo por ellos y los perdono, no saben lo que hacen. Rezo para que se dejen ayudar por Dios que les quiere y no los deja. Estoy con mucho ánimo, con mucha esperanza y con anhelos muy vivos de proseguir el camino con la mirada puesta en Jesús, que también supo de ignominias y nos dijo que, si queremos llegar hasta el final, hemos de dejarlo todo, tomar la cruz y seguirlo -la cruz es perdón y reconciliación-. Me habéis oído muchas veces que la única manera de seguir a Jesús es con la cruz, y, con su ayuda y por su misericordia, estoy dispuesto a cargar con ella, porque, por encima de otras cosas, como pastor, me interesáis vosotros, y como Pablo, me gastaré y me desgastaré por vosotros, a los que quiero con toda mi alma. Dios me concede, por pura bondad suya y para vuestro bien, estar contento y no buscar nada más que su voluntad, y en Él confío, con mis debilidades.
Y vosotros, rezad por mí, que lo necesito; os necesito a vosotros para luchar y soportar las pruebas con fortaleza y renovado vigor, necesito vuestra ayuda, vuestro apoyo, y sobre todo, vuestra oración para que siempre os ofrezca el testimonio valiente de la fe y la verdad, os anuncie el Evangelio y solo el Evangelio de la caridad y la misericordia, os proporcione siempre sin desmayo y sin desfiguraciones las enseñanzas de la Iglesia a las que tenéis derecho y que os mantendrán firmes en la fe, pedid que os lleve a Dios, os muestre a Jesucristo en obras y palabras, os confirme en la caridad, en la unidad, y en la esperanza, os anime a perseverar en la causa del Evangelio, que es, inseparablemente, Dios y el hombre, y me mantenga fiel y firme en la libertad evangélica. ¡Gracias por vuestra cercanía, vuestro afecto y vuestra oración! Que Dios os bendiga. Rezad mucho a la Mare de Déu.
Un abrazo a todos
Antonio Cañizares Llovera
Arzobispo de Valencia
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El ‘Imperio Gay’ nos invita ‘sentir la fuerza’ del colectivo LGTB
El colectivo Lambda ha transformado las declaraciones del cardenal Antonio Cañizares, sobre “el imperio gay” en una serie de camisetas con el lema ‘Sent la Força’ (Siente la fuerza) que venderán de cara a la manifestación del Día del Orgullo LGTBI que se celebrará este 18 de junio en Valencia
Lambda, colectivo LGTB valenciano, ha conseguido transformar el odio en una forma de lucha creando unas ingeniosas camisetas que venderán de cara a la manifestación con la que finalizará el Día del Orgullo LGTB el próximo 18 de junio en Valencia.
A través de una ingeniosa vuelta de tuerca de las lamentables declaraciones con las que el cardenal Cañizares en las que acusaba al feminismo y al ‘‘imperio gay” de querer terminar con la familia cristiana, el colectivo ha creado una línea de camisetas en las que aparece Darth Vader, un corazón, la bandera arcoíris y un mensaje de empoderamiento: ‘Sent la Força‘ (Siente la fuerza).
Fani Boronat, coordinadora general de Lamda, ha presentado esta nuevas camisetas en una rueda de prensa en la que también ha confirmado que finalmente han sido casi cuarenta entidades y asociaciones las que se han sumado a la denuncia contra el cardenal por sus:
Condenables declaraciones contra las personas homosexuales y el movimiento feminista. No es coincidencia que desde estas declaraciones hayan aumentado los actos homófobos”.
Boronat ha indicado que tras las declaraciones del cardenal han aparecido pintadas de carácter homófobo en varios ‘mupis’ publicitarios de la campaña contra la LGTBfobia del Ayuntamiento de Valencia y la Generalitat Valenciana y “dos personas increparon a los participantes en una concentración contra la violencia de género”.
Desde Lambda han señalado que las palabras de Cañizares están “llenas de odio”, son “homófobas y machistas que sólo hacen que incitar al odio contra aquellas personas que no entran dentro de los arcaicos modelos que defiende la jerarquía católica”.
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El PSPV ha promovido una declaración reprobando al arzobispo de Valencia
Cañizares, contra las críticas de los socialistas valencianos: “Nada de lo que ustedes afirman sobre mí es cierto”
El cardenal exige a los políticos que rectifiquen las acusaciones vertidas contra él
“Perdono como Jesucristo, que es nuestro ejemplo y fin, cualquier malentendido que haya podido producirse”
El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha dirigido este viernes una carta abierta al síndic del grupo socialista en las Cortes Valencianas, Manolo Mata, y a la diputada Rosa Mustafá, que han promovido una declaración institucional en reprobación del purpurado por sus últimas declaraciones, en la que asegura “nada” de lo que afirman sobre él es cierto y les pide que rectifiquen las palabras que le han dirigido.
En la carta, con copia al resto de grupos parlamentarios, les traslada que las Cortes son “la institución de la Generalitat Valenciana que representa al pueblo valenciano, y desde la condición de síndic y diputada” que ostentan “no resulta especialmente meritorio instar una iniciativa de este tipo basada en hechos falsos que se toman como verdad de forma imprudente”.
El purpurado les invita a “contrastar” la información de la que disponen y a que “no se queden en un mero titular cuando lo que pretenden es llevar a cabo una actuación para descalificarme”. “Es verdad que desde sus aforamientos personales, por el hecho de su condición de diputados de las Cortes de Valencia, ostentan una posición jurídica de inmunidad, pero esa condición no les da derecho a faltar a la verdad imputándome afirmaciones que no han sido realizadas por mí”, añade. Al respecto, lamenta las declaraciones de ambos parlamentarios porque dice que le atribuyen hechos que no ciertos y les pide que rectifiquen. “Nadie como la Iglesia Católica desde todos los medios que tenemos en el Arzobispado de Valencia nos hemos entregado a la protección de la mujer y más aún de la maltratada y a la lucha contra la lacra execrable de la violencia machista“, afirma, y especifica que no solo desde Cáritas “sino también desde otras instituciones de acción social que dispone la Archidiócesis se trabaja sin descanso, en muchas ocasiones conjuntamente con la Generalitat y los Ayuntamientos”.
Respecto a la aconfesionalidad, apunta a que en la Iglesia Católica, desde el Concilio Vaticano II, “la entendemos como laicidad positiva, con la separación Iglesia-Estado, pero no dándonos la espalda entre ambas potestades o reduciendo la libertad religiosa al ámbito de lo privado”.
A su juicio, “el laicismo, es decir, que lo religioso no tenga presencia pública, es la fórmula que algunos pretenden imponer en su relaciones con las iglesias y confesiones religiosas. Esta interpretación es un grave error, puesto que va contra la Constitución y la situación que se vive en la inmensa mayoría de los países europeos de nuestro entorno”.
Sin embargo, “pese a la idea que tengan algunos de lo religioso, las puertas de la Iglesia Católica están siempre abiertas para todos, y el respeto y la colaboración con las diferentes autoridades civiles es una máxima que siempre he mantenido y mantendré”. El cardenal considera que los diputados socialistas “confunden la ‘lacra de la violencia de género’ con la ‘ideología de género'”. “Contra esa ‘ideología de género’ sí estoy en contra. Mantengo una posición conforme a Derecho, que supongo se puede exponer libremente en un país democrático que ampara la objeción de conciencia cuando determinadas normas afectan gravemente a la condición humana. En este sentido, se han expresado los Tribunales de Justicia españoles cuando han tenido ocasión de juzgar asuntos de colisión de derechos en este ámbito”, ha explicado.
Al respecto, añade que a los católicos “nos gustaría ver defendida por nuestros representantes políticos esta posición que respeta los derechos humanos” y alude a unas palabras del papa Benedicto XVI, quien afirmó que la ideología de género “es la última rebelión de la criatura contra su condición de criatura” (..) y que con la ideología de género “el hombre moderno pretende librarse incluso de las exigencias de su propio cuerpo: se considera un ser autónomo que se construye a sí mismo; una pura voluntad que se autocrea y se convierte en un dios para sí mismo”.
El cardenal también se pronuncia “en contra de las medidas que, en materia de enseñanza y educación, limiten derechos e impongan una única visión en contra de los derechos de las familias, de los estudiantes -incluidos los universitarios-, y de los que carecen de medios económicos suficientes limitando o suprimiendo becas”.
“En esta materia no cabe otro camino que el cumplimiento de la ley nacional e internacional que reconoce el derecho de los padres a decidir sobre la formación y la educación de sus hijos, así como al escrupuloso respeto al principio de igualdad de todos los alumnos, con independencia del centro -público o privado- donde libremente cursen sus estudios”, ha indicado.
A su juicio, “no es constitucional diferenciar a los estudiantes en base a recursos económicos o a la titularidad -pública o privada- del centro donde estudian” y se muestra defensor “tanto la enseñanza concertada, como la pública conviviendo juntas y en armonía, haciéndose mejores y complementarias, pero no propugnando políticas que llevarían a cerrar centros escolares y dejar sin trabajo a los profesionales, que tan dignamente realizan su labor desde hace años y privando a las familias de su derecho a decidir sobre la educación que deseen para sus hijos”.
“Perdono como Jesucristo, que es nuestro ejemplo y fin, cualquier malentendido que haya podido producirse”, les dice, y añade que reza por ellos “como por todos nuestros representantes políticos, para que Dios les de fuerza y acierto en su trabajo constantemente”.
Carta íntegra:
Estimadas Señorías:
A lo largo de la historia, desde el Siglo IV hasta hoy, esta Archidiócesis ha significado la unidad de todos los valencianos y todos mis antecesores como yo, hemos defendido a esta Comunidad, a Valencia, desde la búsqueda del bien común reivindicando la libertad y la independencia del poder político, con la necesaria cooperación con las autoridades civiles en todo lo que sea necesario para el bien de esta tierra y de España.
He tenido conocimiento, por su reciente rueda de prensa en las Cortes Valencianas, de su intención de instar a todos los grupos parlamentarios a que se sumen a la iniciativa que pretende la pública reprobación de mi persona en las Cortes Valencianas.
Quisiera recordarles que esa es la institución de la Generalitat Valenciana que representa al pueblo valenciano, y desde la condición de Sindic y Diputada, -respectivamente- que ustedes ostentan, no resulta especialmente meritorio instar una iniciativa de este tipo basada en hechos falsos que se toman como verdad de forma imprudente.
Me gustaría invitarles a que, antes de tomar una decisión como esta, puedan contrastar la información sobre la que van a basar sus actuaciones como representantes de los ciudadanos, que no se queden en un mero titular cuando lo que pretenden es llevar a cabo una actuación para descalificarme.
Es verdad que desde sus aforamientos personales, por el hecho de su condición de Diputados de las Cortes de Valencia, ostentan una posición jurídica de inmunidad, pero esa condición no les da derecho a faltar a verdad imputándome afirmaciones que no han sido realizadas por mí.
No tengo por menos que lamentar públicamente sus declaraciones, pues los hechos que señalan no son ciertos, y en este sentido les rogaría que rectificasen.
Me imputan, entre otras cosas, de: “ser el líder de la oposición; estar realizando un permanente llamamiento a la insumisión en contra de las leyes de violencia de género; estar en contra de la igualdad entre hombres y mujeres; dirigir “como títeres” algunas de las escuelas de la concertada, y la injerencia permanente en la política”.
Bien, nada de lo que ustedes afirman es cierto, nadie, repito, nadie como la Iglesia Católica desde todos los medios que tenemos en el Arzobispado de Valencia nos hemos entregado a la protección de la mujer y más aún de la maltratada y a la lucha contra la lacra execrable de la violencia machista. No sólo desde CARITAS, sino también desde otras instituciones de acción social que dispone la Archidiócesis se trabaja sin descanso, en muchas ocasiones conjuntamente con la Generalitat y los Ayuntamientos, como ustedes conocen perfectamente.
Respecto a la aconfesionalidad, en la Iglesia Católica, desde el Concilio Vaticano II, la entendemos como laicidad positiva, con la separación Iglesia-Estado, pero no dándonos la espalda entre ambas potestades o reduciendo la libertad religiosa al ámbito de lo privado. Como saben, el laicismo, es decir, que lo religioso no tenga presencia pública, es la fórmula que algunos pretenden imponer en su relaciones con las Iglesias y Confesiones Religiosas. Esta interpretación es un grave error, puesto que va contra la Constitución y la situación que se vive en la inmensa mayoría de los países europeos de nuestro entorno. Sin embargo, pese a la idea que tengan algunos de “lo religioso”, las puertas de la Iglesia Católica están siempre abiertas para todos, y el respeto y la colaboración con las diferentes autoridades civiles es una máxima que siempre he mantenido y mantendré.
Tengo que decirles que confunden ustedes la “lacra de la violencia de género” con la “ideología de género”. Contra esa “ideología de género” si estoy en contra. Mantengo una posición conforme a Derecho, que supongo se puede exponer libremente en un país democrático que ampara la objeción de conciencia cuando determinadas normas afectan gravemente a la condición humana. En este sentido, se han expresado los Tribunales de Justicia españoles cuando han tenido ocasión de juzgar asuntos de colisión de derechos en este ámbito.
A los católicos nos gustaría ver defendida por nuestros representantes políticos esta posición que respeta los derechos humanos, y por ello, me permito reproducir las palabras que escribió al respecto, hace ya algunos años, el entonces Cardenal Ratzinger, antes de ser elegido como Sumo Pontífice Benedicto XVI: “La ideología de género es la última rebelión de la criatura contra su condición de criatura. Con el ateísmo, el hombre moderno pretendió negar la existencia de una instancia exterior que le dice algo sobre la verdad de sí mismo, sobre lo bueno y sobre lo malo. Con el materialismo, el hombre moderno intentó negar sus propias exigencias y su propia libertad, que nacen de su condición espiritual. Ahora, con la ideología de género el hombre moderno pretende librarse incluso de las exigencias de su propio cuerpo: se considera un ser autónomo que se construye a sí mismo; una pura voluntad que se autocrea y se convierte en un dios para sí mismo”.
Aprovecho esta oportunidad para decirles que, también, estamos en contra de las medidas que, en materia de enseñanza y educación, limiten derechos e impongan una única visión en contra de los derechos de las familias, de los estudiantes -incluidos los universitarios-, y de los que carecen de medios económicos suficientes limitando o suprimiendo becas. En esta materia no cabe otro camino que el cumplimiento de la ley nacional e internacional que reconoce el derecho de los padres a decidir sobre la formación y la educación de sus hijos, así como al escrupuloso respeto al principio de igualdad de todos los alumnos, con independencia del centro -público o privado- donde libremente cursen sus estudios. Es decir, no es constitucional diferenciar a los estudiantes en base a recursos económicos o a la titularidad -pública o privada- del centro donde estudian.
En este sentido, defiendo tanto la enseñanza concertada, como la pública conviviendo juntas y en armonía, haciéndose mejores y complementarias, pero no propugnando políticas que llevarían a cerrar centros escolares y dejar sin trabajo a los profesionales, que tan dignamente realizan su labor desde hace años y privando a las familias de su derecho a decidir sobre la educación que deseen para sus hijos.
Perdono como Jesucristo, que es nuestro ejemplo y fin, cualquier malentendido que haya podido producirse. Sin embargo, para que no quede ninguna duda sobre las ideas que realmente, sin ningún tipo de error imprudente, puedan potencialmente llevarme a ser reprobado en la institución de la Generalitat que representa al pueblo valenciano, y a mí como hijo de esa tierra, les dirijo esta carta abierta, para que continúen expresándose con entera libertad, pero con verdad y que de mis palabras escritas, no tengan que interpretar sino simplemente conocer mi opinión.
Rezo por ustedes, como por todos nuestros representantes políticos, para que Dios les de fuerza y acierto en su trabajo constantemente. Cordialmente, en Cristo Jesús.
+ Antonio Cañizares Llovera
Cardenal Arzobispo de Valencia
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