La Ascensión
Si me quedo embebida mirando fijamente el punto por el que te has ido…
Si mis ojos siguen el camino por el que te he visto marchar… entonces mi vida se quedará en lo mediocre de la melancolía.
El miedo creado por tu ausencia, la segunda tras la del sepulcro, es lo que, al final, me hará más fuerte. Yo guiaré mi camino, avanzaré temblorosa pero con esperanza, confiada en tu presencia. Llegaré al puerto de un vívido Pentecostés en el que ya no habrá soledad estéril.
Comienza el tiempo de la madurez, la etapa adulta del pensamiento, de la práctica.
No voy a quedarme quieta, absorta la mirada en una nube y una oscuridad.
Cuanto más arriba asciendas tú más firmes se anclarán mis pies en la tierra, porque la espera y la esperanza no revolotean por lo alto sino que se mueven a ras de suelo.
Envía, Señor, sobre cada una de nosotras un reguero largo y dulce de vida eterna.
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