“…en un libro escrito al 50% por ti y por mí: una novela de amor intenso y complicado, lleno de generosidad y egoísmo, de incertidumbres y de entregas, que sus autores contemplarían y reconstruirían por separado, sin omitir nada, desde el hoy.”
Nada mejor que esta frase de una de las cartas recopiladas en la novela para describir El invitado amargo (Anagrama, 2014), de Vicente Molina Foix y Luis Cremades. La recuperación desde el presente de una historia de amor/desamor que ya no existe más pero desde el punto de vista de los dos implicados, como si de un juicio cara a cara se tratase. Una novela, un libro de memorias, fundamental para entender la trayectoria vital de dos de nuestros mejores escritores.
El invitado amargo empieza con el anuncio de la muerte del padre en una escena de cama de su hijo, y termina, al cabo de más de tres décadas, el mismo día del año y en la misma casa, donde la entrada de unos ladrones hace salir de una caja negra el pasado de dos amantes.
En el transcurso, no siempre lineal, de ese tiempo iniciado por el encuentro de un escritor de treinta y cinco años y un joven estudiante que escribe versos, el libro se despliega como una novela de la memoria, un recuento verídico tratado con los dispositivos de la ficción. Pero también como un ensayo narrativo sobre las ilusiones y los resentimientos del amor, y como un doble autorretrato con paisaje -el de la España cambiante de los años 1980- y con figuras, una rica galería de personas reales, algunas sobradamente conocidas, tratadas como personajes o testigos de una tragicomedia de la felicidad, la infidelidad, las búsquedas personales y el anhelo de lo que pudo ser.
Con la figura de Vicente Aleixandre como Dios omnipresente, El invitado amargo refleja el espíritu de una época y nos acerca a la figura de otros poetas y novelistas de finales del XX (Benet, Alas, Gimferrer, Umbral, Pombo, de Villena, Savater) con un tono que a veces puede caer en el chascarrillo (hiriente, seguro, para algunos) y cuya veracidad (como todas las veracidades) hay que cuestionar, como debería uno cuestionar cualquier recuerdo, siendo el recuerdo eso que uno se construye a sí mismo para sobrevivir.
Luis Cremades y Vicente Molina Foix han escrito de un modo singular pero separadamente este libro sin precedentes. En la libertad mutua de rememorar por separado, en la importancia dada a lo que pusieron por escrito mientras se amaban y se traicionaban, los autores reencuentran el territorio común de la palabra para mirarse desde el presente tratando de recuperar con desnuda autenticidad, sin nostalgia, lo que esos espejos contuvieron en su día y han dejado como poso.
Y lo han hecho, como ellos mismos señalan irónicamente, siguiendo el patrón del «folletín» en el sentido original del término: cada capítulo, firmado en alternancia por ambos, se escribía sin previo acuerdo y le llegaba al otro manteniendo la intriga, como en las novelas del siglo XIX. Con la diferencia de que en ese feuilleton en 64 capítulos los dos protagonistas-lectores sabían el final, pero no las sorpresas y revelaciones que su propia historia les podía deparar.
En este libro, que no dejará indiferente a ningún lector, asistimos a la demostración de la probada maestría de Molina Foix y a la revelación narrativa de un poeta, largo tiempo en silencio.
Muy interesante es la crítica de Luis Antonio de Villena:
A Vicente Molina Foix se le ocurrió la idea. Es novedosa y no siempre posible. Contar una historia de amor y desamor a cuatro manos. O sea uno de los protagonistas escribe suversión en un capitulo y el otro en el siguiente, alternándose. Vemos los puntos de vista de los dos hombres que vivieron esa historia (1981-1983) hoy suficientemente lejana. Vicente Molina es bien conocido, el otro es el poeta alicantino también, Luis Cremades, que no ha tenido –parece- demasiada suerte en la vida. Yo soy un extraño lector para este libro sin duda interesante, porque fui la persona que presentó a los dos amantes y viví (u oí) casi todo muy de cerca. El libro es un logro en su idea básica (análisis del amor y de los celos) y también un logro –sobre todo en Molina, más experto- en las excursiones memorialísticas que ambos hacen a historias, personajes o situaciones que, varias veces, tienen menos que ver con el meollo. Como el libro me ha gustado mucho, puedo decir mejor mis dudas. Lo mejor: el análisis y recuento del amor, de las infidelidades de ese shakespiriano “Invitado amargo” (Anagrama) que son los celos y hasta el fuerte desamor y casi rencor del mayor (Molina). Es decir, uno echa en falta aún más análisis y pese a que estén bien escritas y adornen, cree que hubiera sido mejor adelgazar las excursiones foráneas, por ilustres o trágicas que a veces sean, de Benet a Savater, por ejemplo…
El lector comprende pronto –pero a toro pasado, lo que excusa a los protagonistas- que están en una relación imposible, claramente llamada al fracaso. Molina (maduro) busca un amor, el verdadero amor, aunque a veces sea egoísta, ¿qué enamorado no lo es? Pero Cremades (joven) busca un maestro, alguien que le guíe y enseñe –suele aparecer como inseguro- pero con la libertad, muy de la época, de probar la fruta del cercado ajeno. Hay momentos de plenitud y muchas suspicacias que terminan rompiendo, lo que nunca se ató bien, porque era imposible. Es grato el retrato de Aleixandre –para quienes lo conocimos bien- como tenaz defensor de las parejas “epénticas”, en voz de origen lorquiano, homosexuales. Al fin, uno diría que el tiempo ha borrado las heridas que –en Molina especialmente- fueron amargas. Insisto, ese es el lado mejor de este libro dual: el desnudamiento de la pasión amorosa y su caída hasta la inquina. En tal camino el libro deja casi con hambre. El conjunto resulta óptimo, incluso en el menos avezado Cremades que cuenta sobriamente su enfermedad, sin autocompasión. A mí me pinta mal en una escena inicial falsa, sin duda porque lo desdeñé y se lo pasé a otro. Miente. Él se me rindió con armas y bagajes, pero las armas eran chicas y los bagajes estaban por venir. Lógico que me riña, feo que mienta, ojalá no haya otras mentiras en su parte. Pero es minucia en un libro grande, atractivo y original. Deconstruir un amor real e imposible. Gloria y daño. Belleza de la búsqueda interior, incluso airada y paseo sólo por los adornos circunstantes. En cualquier caso, una obra singular y distinta. Con garra.
Ficha técnica
Título: El invitado amargo | Autores: Vicente Molina Foix y Javier Cremades | Editorial: Anagrama | Colección: Narrativas hispánicas | Género: Novela | ISBN: 978-84-339-9770-8 | Páginas: 416 | Precio: 19,90 euros
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