“Yo doy la vida eterna a mis ovejas”. Domingo 17 de abril de 2016. 4º Domingo de Pascua
Hechos de los apóstoles 13, 14. 43-52: Sabed que nos dedicamos a los gentiles.
Salmo responsorial: 99: Somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Apocalipsis 7, 9. 14b-17: El Cordero será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas.
Juan 10, 27-30: Yo doy la vida eterna a mis ovejas.
La primera lectura nos presenta hoy a Pablo y Bernabé en todo su apogeo evangelizador, donde se puede comprobar el proceso que va recorriendo la expansión del Evangelio. Por una parte, el espacio físico desde donde se proclama la Buena Nueva es la misma sinagoga judía; el medio es, naturalmente, la misma Escritura antigua, desde donde se proclaman las promesas y se confirman con el anuncio de la muerte y resurrección de Jesús como cumplimiento de ellas. Esto quiere decir que los destinatarios originales son los israelitas; así lo formula Pablo y lo corroboran los demás apóstoles. Hay, ciertamente, acogida del nuevo mensaje por parte de muchos, pero también hay rechazos hasta violentos a la predicación de Pablo y, antes de él, a las Pedro y los demás. El rechazo oficial no se queda sólo en no aceptar el mensaje; incluye también la expulsión de la sinagoga y las amenazas a quienes siendo judíos se hayan convertido al nuevo camino y pretendan asistir por cualquier circunstancia a la sinagoga.
Todo esto nos sirve para hacernos una idea de las dificultades que tuvo que afrontar el anuncio del Evangelio en sus orígenes, y la forma como Pablo, llamado con tanta razón “el apóstol de los gentiles”, va abriendo paso para que el evangelio de Jesús sea anunciado y conocido por todo el mundo, sin importar fronteras, razas ni clases sociales.
Ese es otro de los efectos de la resurrección de Jesús: el conocimiento, por parte de todos los seres humanos, de la Buena Noticia del amor de Dios, que en Jesús ha rescatado a toda la humanidad y la ha puesto bajo el amparo y la guía de un solo Padre de todos, el Padre de Jesús.
En consonancia con ello, la visión apocalíptica que Juan nos describe en la segunda lectura no deja de ser una visión poéticp-simbólico-fantástica. Quiere dar a hacer conocer la nueva idea de Dios que Jesús nos revela en el Nuevo Testamento: su Padre es el Dios Padre de todos los hombres y mujeres, sin excepción alguna. Todos son recibidos en la nueva realidad instaurada por el Cordero, ya que en él han sido superadas todas las fronteras que los humanos fueron construyendo para vivir separados y divididos. Ya no habrá división ni rechazo, porque en Jesucristo todos hemos sido recibidos como hermanos. El Cordero inmolado será el pastor que conducirá hacia fuentes de aguas vivas a todos los elegidos… No cabe duda de que las imágenes poéticas que utiliza el texto nos quedan muy lejos (son de hace casi veinte siglos).
El evangelio nos trae apenas cuatro versículos de uno de los capítulos más elaborados de Juan. Nada de palabras directas de Jesús, ni siquiera de palabras históricas, sino pura teología joánica, en un contexto cultural y filosófico muy determinado. Leerlas, tomarlas, escucharlas en directo, sin filtros, como si fueran palabras de nuestro mismo contexto, y dichas por Jesús mismo… sería un error.
En definitiva, la homilía de este domingo podría orientarse por alguna de estas tres opciones:
a) Los pastores en la Iglesia. En ésta, como en toda comunidad humana, siempre ha habido un rol de dirigencia y/o de organización; todos los que ejercen algún “ministerio” (servicio) o alguna autoridad son de alguna manera “pastores” de los demás. Esa labor “pastoral”, lógicamente, ha de tomar ejemplo de las características del “buen pastor” Jesús: que no se sirve de las ovejas, sino que da la vida por ellas. Bastará glosar todas estas características.
Este tema puede prolongarse –si es oportuno para el auditorio- en el tema de los ministerios en la Iglesia: su estado actual, la posibilidad de cambiar, la necesidad de encontrar nuevas formas, la crisis de algunas formas actuales, etc.
b) Las vocaciones al ministerio pastoral. Se ha escogido este domingo en muchos países para la celebración de la “Jornada mundial de oración por las vocaciones”, lo cual es muy bueno, con tal de que no se dé la impresión de que “las vocaciones” son sólo las sacerdotales o a la vida religiosa, y se aclare que «todos tenemos vocación», y que «todas las vocaciones son importantes», también la laical (y mucho), y que «para cada uno, la mejor vocación es la suya». Lo pastoral, por lo demás, no debe ser identificado como sacerdotal: todos estamos llamados a ser “pastores” de otros: en la familia, en el vecindario, en la comunidad humana… todos podemos asumir responsabilidad sobre nuestros hermanos, especialmente los más débiles, o los que está solos o necesitados, todos podemos/debemos ser pastores unos de otros.
c) Jesús, “el” buen pastor y el pastor universal. De hecho, en el evangelio de Juan el tema no es la bondad del pastor Jesús, sino su autenticidad, frente a otros “pastores” o mediadores divinos, que serían falsos… Algo así como el tema de la “unicidad” de Jesús como salvador. ¿Jesús es el “pastor único de nuestras almas”? ¿”No hay otro nombre” en el que podamos ser salvos? (Hch 4,12). Es el tema del pluralismo religioso, y la relectura del cristianismo entero que esa nueva visión teológica exige. No es un tema para cualquier auditorio, pero sí es un tema que debería estar presente en la cabeza de todo el que hable al pueblo sobre «el» buen Pastor Jesús, aunque no vaya a tocar el tema explícitamente. El amor y el entusiasmo espiritual no justifican el decir muchas cosas que no son tan ciertas, que ya no debemos seguir diciendo. Donde se pueda, será bueno abrir la visión de nuestros hermanos y hermanas respecto a la presencia y la acción salvadora de Dios, más allá de una interpretación estrecha y chauvinista del “un solo rebaño y un solo pastor”.
El evangelio de hoy está recogido en la serie «Un tal Jesús» de los hermanos López Vigil, en el capítulo 86. El guión, el audio, y un comentario bíblico-teológico puede ser encontrado y recogido en el portal radialistas.net/category/un-tal-jesus/ También ahí puede recogerse el libro completo (en pdf) con todos los guiones y comentarios de los 144 episodios de la serie.
La serie «Otro Dios es posible», de los mismos autores, tiene un capítulo, el 95, que se titula «¿Dios hace milagros?», que puede ser útil para suscitar un diálogo-debate sobre el tema. Su guión y su audio puede recogerse en http://www.radialistas.net/category/otro-dios-es-posible/ Hay varios otros varios guiones con temas relacionados, que se prestan a un debate-catequesis.
Para la revisión de vida
A casi todos Dios nos ha concedido una parcela de vida de la que debemos cuidar. ¿Soy “buen pastor” de las personas que tengo a mi cargo o bajo mi dependencia (en la familia, en el trabajo o desempleo, en mis relaciones sociales…)?
Para la reunión de grupo
– Cómo vemos la organización ministerial de la Iglesia en la actualidad? ¿Qué problemas tiene? ¿Qué “nuevos” ministerios necesitaríamos en nuestra comunidad, en el ambiente donde vivimos?
– El “pueblo” de Dios no es una etnia; por eso el mensaje cristiano se abrió a otros pueblos, los “gentiles”, más allá del pueblo judío. Pregunta fronteriza: ¿el “Pueblo de Dios”, está vinculado a una Iglesia?, ¿o es más grande que nuestra Iglesia o que cualquier Iglesia? ¿Qué es, quién es, quiénes forman verdaderamente el “Pueblo de Dios”? Matizar bien, o distinguir sentidos que puede darse a la expresión.
Para la oración de los fieles
– Para que la comunidad cristiana mundial se abra hoy a los nuevos “gentiles”, los hombres y mujeres de tantas otras religiones que también buscan a Dios; para que afrontemos decididamente el tema y la práctica del diálogo interreligioso, roguemos al Señor…
– Por todos los que ejercen en las comunidades cristianas un ministerio “pastoral”, de atención a los demás; para que lo hagan como ejercicio del amor que sirve y se entrega, y nunca como un ejercicio de poder o dominio…
– Para que la comunidad cristiana revise y adecúe los ministerios eclesiales a la situación del mundo actual, así como la comunidad cristiana primitiva tuvo creatividad para ordenarlos según sus necesidades y las exigencias de la evangelización de entonces…
– Para que sean muchos los y las jóvenes que descubran el llamado de Dios a entregar su vida al servicio de la comunidad, y para que las comunidades encuentren cauces adecuados de pastoral vocacional…
– Para que la mujer alcance en la Iglesia el puesto que le corresponde…
– Por nuestros pequeños círculos de los que cada uno de nosotros somos pastores de las personas que están a nuestro cargo: hijos, ancianos, enfermos, alumnos… roguemos al Señor…
Oración comunitaria
– Dios Padre nuestro, que enviaste a tu Hijo Jesús como Buen Pastor que dio su vida por la ovejas: te pedimos nos des muchos pastores según tu corazón, para que, animados por el ejemplo de Jesús, conduzcan a tu pueblo con decisión por los nuevos caminos que los tiempos actuales requieren. Por J.N.S.
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