III Domingo de Pascua. 9 abril, 2016
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“Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos a orillas del mar de Tiberíades.
Se manifestó de esta manera…”
(Jn 21, 1)
“Manifestarse” es la manera de hacerse presente ante nosotros algo que ya estaba ahí, pero que hasta ahora estaba como velado para nosotros. El verbo griego phainesthai, que aparece en el texto, significa precisamente eso: “quitarse el velo”. Así pues, se nos va a narrar “de qué manera” se desveló, se manifestó el Resucitado a sus discípulos. Y lo que se nos pinta es una escena, una situación. Podemos entrar en ella como en un cuadro, permitir que cada detalle nos envuelva y nos hable… y abrirnos a descubrir que el cuadro en el que hemos entrado es, quizá, nuestra propia vida.
• Pincelada 1: Los discípulos “estaban juntos”. Sin más. Quizá envueltos en el desconsuelo, en el vacío de ese espacio tantas veces compartido con Jesús.
• Pincelada 2: “Pedro dice: voy a pescar”. En medio de este vacío, me vuelvo a mi faena cotidiana. Quizá sin ganas, quizá sin sentido… pero voy.
• Pincelada 3: “Le contestan ellos: también nosotros vamos contigo”. Parece que Lo importante sigue siendo “estar juntos”
• Pincelada 4: “Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada”. El vacío, el desconsuelo que podíamos intuir en el ánimo del grupo se muestra ahora en toda su crudeza. Vacío de resultados, vacío de logros. Una larga noche de vacío.
• Pincelada 5: “Cuando ya amaneció, Jesús estaba en la orilla, pero los discípulos no sabían que era Jesús”. El amanecer es la Hora de la resurrección. Jesús ya está presente… pero aún no lo hemos descubierto.
• Pincelada 6: “Les dice Jesús: Muchachos, ¿no tenéis pescado? Le contestaron: no”. Seguimos cargando con nuestro vacío. Resuenan aquí los ecos de otros vacíos que, al ser reconocidos, pudieron ser colmados por Jesús: El “No tienen vino” de María en las bodas de Caná… El “No tenemos más que cinco panes y dos peces” antes de la multiplicación de los panes… Con su pregunta, Jesús nos “obliga” a mirar de frente nuestra verdad: a reconocer que “no tenemos nada”.
• Pincelada 7: Y entonces, ante este vacío que reconocemos -¡y aún no sabemos que lo estamos haciendo ante Jesús!-, se desborda su Gracia y su Presencia: la sobreabundancia de peces es simultánea al reconocimiento de Juan: “Es el Señor”.
“Oh Cristo Resucitado,
tú estás presente en cada pincelada de nuestra vida.
Te muestras cada vez que reconocemos nuestra verdad.
Nos esperas en el fondo de nuestra pobreza
y nos desbordas con la sobreabundancia de tu amor.”
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