Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
– “Paz a vosotros.”
Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
– “Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.”
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
– “Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.“
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
– “Hemos visto al Señor.”
Pero él les contesto:
– “Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.”
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: “Paz a vosotros.”
Luego dijo a Tomás:
– “Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.”
Contestó Tomás:
– “¡ Señor mío y Dios mío!”
Jesús le dijo:
– “¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.”
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.
Comentarios desactivados en “No seas incrédulo sino creyente”, 2 Pascua – C (Juan 20,19-31)
La figura de Tomás como discípulo que se resiste a creer ha sido muy popular entre los cristianos. Sin embargo, el relato evangélico dice mucho más de este discípulo escéptico. Jesús resucitado se dirige a él con unas palabras que tienen mucho de llamada apremiante, pero también de invitación amorosa: «No seas incrédulo, sino creyente». Tomás, que lleva una semana resistiéndose a creer, responde a Jesús con la confesión de fe más solemne que podemos leer en los evangelios: «Señor mío y Dios mío».
¿Qué ha experimentado este discípulo en Jesús resucitado? ¿Qué es lo que ha transformado al hombre hasta entonces dubitativo y vacilante? ¿Qué recorrido interior lo ha llevado del escepticismo hasta la confianza? Lo sorprendente es que, según el relato, Tomás renuncia a verificar la verdad de la resurrección tocando las heridas de Jesús. Lo que le abre a la fe es Jesús mismo con su invitación.
A lo largo de estos años, hemos cambiado mucho por dentro. Nos hemos hecho más escépticos, pero también más frágiles. Nos hemos hecho más críticos, pero también más inseguros. Cada uno hemos de decidir cómo queremos vivir y cómo queremos morir. Cada uno hemos de responder a esa llamada que, tarde o temprano, de forma inesperada o como fruto de un proceso interior, nos puede llegar de Jesús: «No seas incrédulo, sino creyente».
Tal vez necesitamos despertar más nuestro deseo de verdad. Desarrollar esa sensibilidad interior que todos tenemos para percibir, más allá de lo visible y lo tangible, la presencia del Misterio que sostiene nuestras vidas. Ya no es posible vivir como personas que lo saben todo. No es verdad. Todos, creyentes y no creyentes, ateos y agnósticos, caminamos por la vida envueltos en tinieblas. Como dice Pablo de Tarso, a Dios lo buscamos «a tientas».
¿Por qué no enfrentarnos al misterio de la vida y de la muerte confiando en el Amor como última Realidad de todo? Esta es la invitación decisiva de Jesús. Más de un creyente siente hoy que su fe se ha ido convirtiendo en algo cada vez más irreal y menos fundamentado. No lo sé. Tal vez, ahora que no podemos ya apoyar nuestra fe en falsas seguridades, estamos aprendiendo a buscar a Dios con un corazón más humilde y sincero.
No hemos de olvidar que una persona que busca y desea sinceramente creer, para Dios es ya creyente. Muchas veces, no es posible hacer mucho más. Y Dios, que comprende nuestra impotencia y debilidad, tiene sus caminos para encontrarse con cada uno y ofrecerle su salvación.
Comentarios desactivados en “A los ocho días, llegó Jesús”, Domingo 3 de abril de 2016. 2º Domingo de Pascua
Leído en Koinonia:
Hechos de los apóstoles 5, 12-16: Crecía el número de los creyentes, hombres y mujeres, que se adherían al Señor. Salmo responsorial: 117: Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Apocalipsis 1, 9-11a. 12-13. 17-19: Estaba muerto y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos. Juan 20, 19-31: A los ocho días, llegó Jesús.
El libro de los Hechos, el Apocalipsis y el evangelio de Juan se escribieron casi por la misma época. La Iglesia de Jesús, formada por muchas y diferentes comunidades, estaba recogiendo las diversas tradiciones sobre Jesús histórico y cada comunidad las reelaboraba y contaba de acuerdo a las nuevas situaciones que estaban viviendo. Eran tiempos de grandes conflictos con el imperio romano y con los fariseos de Jamnia (norte de Jerusalén), donde radicó el único grupo oficial judío que sobrevivió a la destrucción del templo el año 70. Es en este momento cuando se fragua la bifurcación de caminos entre el judaísmo oficial y el judaísmo cristiano, o judíos que creían en el también judío Jesús. A posteriori, la teoría (la hermenéutica, la interpretación que tenemos que elaborar para tranquilizar nuestros corazones y nuestras mentes dándonos un sentido) ha dicho que es que Dios decidió abrir una nueva etapa histórica manifestando un misterio escondido desde siempre, y otras varias teologías. Los estudios históricos hoy están en capacidad de trazarnos ya, más o menos, las causas históricas e ideológicas que de hecho cristalizaron en la separación. Hoy, a la altura de estos tiempos en los que la historia y la arqueología nos permiten conocer casi con toda seguridad cómo fue de distinta aquella historia, no estamos obligados a historificar la teología; tenemos derecho a saber la verdad, y a reconocer la teología como teología, como creación hermenéutica, que aquellas generaciones de cristianos necesitaron para interpretar y recrear su historia, pero que nosotros, en una sociedad culta y científica –con otra epistemología– no necesitamos para interpretar-recrear la realidad, podemos aceptar la historia como fue, como hoy sí sabemos que fue.
Lo mismo nos pasa con respecto al «calendario» de la muerte de Jesús – Pascua – Pentecostés… Lucas se tomó la libertad de imaginar/crear un calendario, un cronograma, que podemos de decir que se sacó de la manga, o sea, de su creatividad y genialidad catequética. Tan bien hecha resultó, que fue la que se llevó el gato al agua, la que se impuso, no por a la fuerza, sino por lo bien hecha que estaba y lo catequéticamente práctica que resultaba. (Estamos en un caso semejante a lo de la bifurcación entre cristianismo y judaísmo: lo que teologizamos no es realmente lo que sucedió con respecto al judaísmo oficial de Jamnia, pero es lo que «se impuso» –tampoco por imposición, sino por practicidad teórica; como sabemos, esta separación incluso abismo entre la realidad histórica real y nuestra propia visión-interpretación histórica, es mucho más frecuente que lo que ordinariamente pensamos).
En efecto, veamos. Jesús entra y se coloca en medio de la comunidad. Sopla sobre ellos/as y dice que les envía el Espíritu Santo. Para la comunidad de Juan (en la que, con la que escribe), la Pascua de Resurrección y Pentecostés acontecieron el mismo día en que Jesús resucitó. No hay que esperar 50 días para Pentecostés.
Y en esa Pascua-Pentecostés «toda la comunidad» de discípulos y discípulas recibe la autoridad para perdonar los pecados. Esto corresponde a la tradición que también Mateo ha conservado en su evangelio (Mt 18,18) y que luego la Iglesia, en su proceso de clericalización (reinterpretación clerical ésta sí, impuesta con poder de coerción) fue perdiendo, pero que sí recuperaron las Iglesias Evangélicas con la Reforma Luterana, que significó un esfuerzo sincero por reconciliarse con la historia real. Entonces, en el siglo XVI todavía no era tan posible como lo es hoy, por el avance de la ciencia; Ello querría decir que el avance del conocimiento de la humanidad, nos obliga a reconciliarnos con la realidad histórica, que cada vez conocemos mejor, y nos obliga a tomar conciencia del carácter construido de nuestras interpretaciones teológicas; tradicionalmente ha sido posible convivir con creencias y elaboraciones míticas, pero cada vez se nos hace más necesario relegar las creencias y las interpretaciones al cajón de las curiosidades históricas –con frecuencia muy ricas e instructivas– para quedarnos con una visión digna de esta humanidad que vive en una sociedad de conocimiento.
En la segunda parte de este evangelio nos encontramos con el diálogo de Jesús y Tomás. Hace tres años, nuestro comentarista, en este mismo comentario a este evangelio, escribió:
«Ojos que no ven corazón que no siente», dice el refrán. Cuentan que cuando Yury Gagarin, el astronauta ruso, regresó de aquel primer paseo a las estrellas, dijo: “He andado por el cielo y no he visto a Dios”. Pobre Yury tan parecido a Tomás, que podría llamarse su mellizo.
Hoy no nos atrevemos a tratar así a Yury Gagarin, ni al llamado «ateísmo científico» que en esa anécdota él simboliza. Los cristianos hemos estado dos o tres siglos enfrentados al materialismo científico, irreconciliablemente enfrentados a su ateísmo. La Iglesia empeñada en la existencia de un Dios concebido como un Señor, creador, todopoderoso, que lee nuestras conciencias, providente, que todo lo supervisa y lo autoriza o no, que habita en el cielo, que dice, piensa, decide, se ofende, se arrepiente, perdona… Y el ateísmo científico negando la existencia de tal «Señor», de rostro y características tan antropomórficas… La fe –decíamos entonces– consiste en «creer lo que no se ve», someter nuestro entendimiento y aceptar las fórmulas de la fe de la Iglesia aunque nos parezcan increíbles… Y se nos recordaba que tendríamos más mérito que Tomás el Apóstol, que sólo creyó cuando vio…
Se acabó aquel enfrentamiento inútil, aquel diálogo de sordos en el que las dos partes sólo tenían media verdad. Tenía razón el ateísmo científico en rechazar una imagen tan cosificada (dios como un ser, como un ente) y tan antropomórfica de Dios. Reivindicaba una verdad que los cristianos no acababan de entender. Había que dar la razón a Gagarin: efectivamente, por allí no pudo ver a Dios porque ese dios-ente celestial… no existe –y si efectivamente lo hubiera visto, habría que decirle que no era Dios eso que habría visto–. La fe no consiste en imaginar o en aceptar la existencia de un Señor por encima de las nubes ni en las alturas espaciales por donde Gagarin paseó; allí efectivamente no hay nada. Podemos seguir sintiendo la presencia del Misterio, a la vez que no creemos en duendes, en espíritus ni en divinidades antropomórficas. La fe es otra cosa. No es sumisión irracional del pensamiento, ni aceptación obligada de fórmulas o dogmas, o relatos míticos. El valor ejemplar de Tomás el Apóstol metiendo sus dedos en las llagas de Jesús, decididamente, no sirve en directo como metáfora para interpretar la fe en la coyuntura actual del mundo, por mucho que la forcemos. Es necesario dar un salto hacia delante, un salto cualitativo, por el que Dios deja de ser considerado un ente, ni un Señor, ni un habitante de las alturas del cielo… y la fe deja de ser sumisión del entendimiento, humillación de la persona, renuncia a la visión de la ciencia. Se acabó el tiempo del enfrentamiento con la razón y con la ciencia. Es preciso actualizar nuestras ideas, porque, con frecuencia, al hablar de la fe seguimos repitiendo los mismos tópicos sobrepasados del «creer lo que no se ve», de renunciar a la seguridad de lo que vemos, de ofrecer «el obsequio de nuestra razón», de humillarnos ante Dios… El ateísmo científico es un problema del siglo XIX, la ciencia actual abandonó esa posición hace bastante tiempo. Seguir utilizando para hablar de la fe aquellas metáforas combativas, no sólo no nos hace bien, sino que es dañino. Leer más…
Comentarios desactivados en Dom 3.4.16 “El día de Tomás: Tocar la llaga de Jesús, curar su carne herida”
Del blog de Xabier Pikaza:
Este segundo domingo de Pascua (ciclo C) se celebra con el evangelio de Juan (Jn 20, 19-30), que tiene dos partes principales:
— Primera experiencia (20, 19-23): la comunidad reunida (sin Tomás) “ve” a Jesús que le ofrece su paz y le concede la gracia del Espíritu Santo, para perdonar. Éste es el signo supremo de pascua: El perdón de los pecados.
— Segunda experiencia (20, 24-29): la pascua es memoria y presencia de Jesús crucificado en los crucificados y expulsados de la historia. Sin meter la mano en la herida del Cristo, sin acompañar y ayudar a quienes siguen sufriendo con y como él no existe pascua cristiana.
Estos dos elementos, unidos e inseparable (perdón real, es decir, activo… y solidaridad con los que sufren) no puede hablarse de Jesús, no existe esperanza y comunión cristiana.
Sigue en el texto la primera conclusión del evangelio de Jesús (Jn 20, 30) de la que aquí no trataremos, pero que sirve para ratificar la importancia de los dos gestos anteriores, que definen el dogma de Jesús, sus dos novedades: El evangelio es perdón…y es “comunión” desde la carne, es decir, en solidaridad “carnal” (real) con los heridos de la historia real.
Este evangelio responde a los dos grandes problemas de la primera comunidad cristiana, que son nuestros dos grandes tesoros y problemas, tras dos mil años de historia:
— Somos cristianos si perdonamos, si ofrecemos el signo real del perdón, en concreto, no en teoría…, pero diciendo al mismo tiempo que hay situaciones de pecado imperdonable: no puede haber perdón mientras no cambiemos (no hay perdón para el tráfico de personas, para la negación de asilo, para las bombas de napaln).
— No somos cristianos si no descubrimos a Cristo en la carne herida de los expulsados, oprimidos y sufrientes…No somos cristianos si no metemos la mano (si no ayudamos) en las heridas concretas de nuestra historia
El perdón cristiano, la visibilidad de Jesús… Estas siguen siendo nuestras tareas y retos: ¿Cómo expresar el perdón de Jesús, y decir que hay situaciones sin perdón, mientras no nos convirtamos? ¿Cómo tocar a Jesús en su historia concreta… en nuestro crucificados reales?.
Imagen 1: Caravaggio: Tomas “toca” la herida de Jesús
Imagen 2: Niño sirio de 11 años, herido por esquirlas de una bala anti-persona (shrapnel)
a. Primera experiencia. Los discípulos sin Tomás. El perdón de Jesús (Jn 20, 19-23)
Está reunida la comunidad de los amigos de Jesús, que le recuerdan y le aman, pero no creen todavía en su resurrección. Podemos suponer que en ella se ha integrado, ofreciendo su mensaje, María Magdalena, la primera creyente (cf. 20, 11-18); también parece estar el discípulo querido, que no ha visto Jesús pero cree, pues le basta la experiencia del sepulcro vacío (cf. 20, 8). Debe hallarse igualmente Pedro (del que también se ha ocupado el texto anterior (cf. Jn 20, 2-4). De los demás no se sabe nada. El texto les presenta como “hoy mathêtai”, los discípulos, en sentido extenso. Son toda la Iglesia reunida, que recuerda a Jesús, pero no acaba de creer y vive llena de miedo.
Estos discípulos están reunidos, en una casa cerrada, por medio a los “judíos”… es decir, por miedo a un mundo al que no queremos salir, tras veinte siglos (20, 19). Forman comunión, pues Jesús les ha convocado y por fidelidad a él están reunidos. Son iglesia en frágil, oración y dudas, son comunidad que necesita la presencia del Señor. En este contexto se inscribe la primera experiencia eclesial de la pascua que, lo mismo que en Lc 24, 23-48, se dirige a toda la iglesia y no sólo a los Doce, cosa que tendrá gran importancia:
A la tarde de aquel día primero de la semana, y estando cerradas las puertas del lugar donde estaban los discípulos, por el medio a los judíos, vino Jesús y se colocó en medio de ellos diciendo:
– ¡La paz con vosotros!
Y diciendo esto les mostró las manos y el costado.
Los discípulos se alegraron viendo al Señor. Y les dijo de nuevo:
– ¡La paz con vosotros! Como me ha enviado el Padre os envío también yo.
Y diciendo esto sopló y les dijo:
– Recibid el Espíritu Santo, a quienes perdonéis los pecados les serán perdonados; y a quienes se los retengáis les serán retenidos
(Jn 20, 19-23).
Los discípulos forman un grupo amenazado, miedoso, pero viene Jesús y les conforta con su palabra y su poder de perdonar. No son los Doce, como a veces se ha supuesto, de forma equivocada (para defender que sólo los Doce y sus sucesores obispos pueden perdonar y decir misa), sino la comunión de todos los creyentes.
Es toda la iglesia (formada por hombres y mujeres) la que está reunida y la que recibe la gracia de la experiencia pascual y la tarea de realizar la misión (envío y perdón) del Señor resucitado.
La Pascua se expresa como presencia y envío de Señor resucitado que se muestra a sus discípulos, haciéndoles testigos de su gracia, enviados de su reino. El signo primero y más fuerte de la pascua es esta “presencia” de Jesús en la comunidad de los creyentes reunidos por miedo a los que hace salir de su encierro, enviándolos al mundo como mensajeros de su perdón.
– La Pascua es ante todo paz. Jesús saluda a sus discípulos dos veces, con la misma palabra: paz a vosotros (eirênê hymin: 20,19.21). Sobre un mundo atormentado por la guerra y la violencia, ofrece Cristo paz fundante, creadora. Sobre una comunidad encerrada por el miedo extiende el Cristo pascual la gracia de su vida hecha principio de misión universal. Leer más…
Todas las apariciones de Jesús resucitado son peculiares. Incluso cuando se cuenta la misma, los evangelistas difieren: mientras en Marcos son tres las mujeres que van al sepulcro (María Magdalena, María la de Cleofás y Salomé) y también tres en Lucas, pero distintas (María Magdalena, Juana y María la de Santiago), en Mateo son dos (las dos Marías) y en Juan una (María Magdalena, aunque luego habla en plural: «no sabemos dónde lo han puesto»). En Mc ven a un muchacho vestido de blanco sentado dentro del sepulcro; en Mt, a un ángel de aspecto deslumbrante junto a la tumba; en Lc, al cabo de un rato, se les aparecen dos hombres con vestidos refulgentes. En Mt, a diferencia de Mc y Lc, se les aparece también Jesús. Podríamos indicar otras muchas diferencias en los demás relatos. Como si los evangelistas quisieran acentuarlas para que no nos quedemos en lo externo, lo anecdótico. Uno de los relatos más interesantes y diverso de los otros es el del próximo domingo (Juan 20,19-31).
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
– Paz a vosotros.
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
– Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
– Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados! quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
– Hemos visto al Señor.
Pero él les contestó:
– Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
– Paz a vosotros.
Luego dijo a Tomás:
– Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
Contestó Tomás:
– ¡ Señor Mío y Dios Mío!
Jesús le dijo:
– ¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo tengáis vida en su nombre.
Las peculiaridades de este relato de Juan
El miedo de los discípulos. Es el único caso en el que se destaca algo tan lógico, y se ofrece el detalle tan visivo de la puerta cerrada. Acaban de matar a Jesús, lo han condenado por blasfemo y por rebelde contra Roma. Sus partidarios corren el peligro de terminar igual. Además, casi todos son galileos, mal vistos en Jerusalén. No será fácil encontrar alguien que los defienda si salen a la calle.
El saludo de Jesús: «paz a vosotros». Tras la referencia inicial al miedo a los judíos, el saludo más lógico, con honda raigambre bíblica, sería: «no temáis». Sin embargo, tres veces repite Jesús «paz a vosotros». Algún listillo podría presumir: «Normal; los judíos saludan shalom alekem, igual que los árabes saludan salam aleikun». Pero no es tan fácil como piensa. Este saludo, «paz a vosotros» sólo se encuentra también en la aparición a los discípulos en Lucas (24,36). Lo más frecuente es que Jesús no salude: ni a los once cuando se les aparece en Galilea (Mc y Mt), ni a los dos que marchan a Emaús (Lc 24), ni a los siete a los que se aparece en el lago (Jn 21). Y a las mujeres las saluda en Mt con una fórmula distinta: «alegraos». ¿Por qué repite tres veces «paz a vosotros» en este pasaje? Vienen a la mente las palabras pronunciadas por Jesús en la última cena: «La paz os dejo, os doy mi paz, y no como la da el mundo. No os turbéis ni os acobardéis» (Jn 14,27). En estos momentos tan duros para los discípulos, el saludo de Jesús les desea y comunica esa paz que él mantuvo durante toda su vida y especialmente durante su pasión.
Las manos, el costado, las pruebas y la fe. Los relatos de apariciones pretenden demostrar la realidad física de Jesús resucitado, y para ello usan recursos muy distintos. Las mujeres le abrazan los pies (Mt), María Magdalena intenta abrazarlo (Jn); los de Emaús caminan, charlan con él y lo ven partir el pan; según Lucas, cuando se aparece a los discípulos les muestra las manos y los pies, les ofrece la posibilidad de palparlo para dejar claro que no es un fantasma, y come delante de ellos un trozo de pescado. En la misma línea, aquí muestra las manos y el costado, y a Tomás le dice que meta en ellos el dedo y la mano. Es el argumento supremo para demostrar la realidad física de la resurrección. Curiosamente se encuentra en el evangelio de Jn, que es el mayor enemigo de las pruebas física y de los milagros para fundamentar la fe. Como si Juan se hubiera puesto al nivel de los evangelios sinópticos para terminar diciendo: «Dichosos los que crean sin haber visto».
La alegría de los discípulos. Es interesante el contraste con lo que cuenta Lucas: en este evangelio, cuando Jesús se aparece, los discípulos «se asustaron y, despavoridos, pensaban que era un fantasma»; más tarde, la alegría va acompañada de asombro. Son reacciones muy lógicas. En cambio, Juan sólo habla de alegría. Así se cumple la promesa de Jesús durante la última cena: «Vosotros ahora estáis tristes; pero os volveré a visitar y os llenaréis de alegría, y nadie os la quitará» (Jn 16,22). Todos los otros sentimientos no cuentan.
La misión. Con diferentes fórmulas, todos los evangelios hablan de la misión que Jesús resucitado encomienda a los discípulos. En este caso tiene una connotación especial: «Como el Padre me ha enviado, así os envío yo». No se trata simplemente de continuar la tarea. Lo que continúa es una cadena que se remonta hasta el Padre.
El don de Espíritu Santo y el perdón. Mc y Mt no dicen nada de este don y Lucas lo reserva para el día de Pentecostés. El cuarto evangelio lo sitúa en este momento, vinculándolo con el poder de perdonar o retener los pecados. ¿Cómo debemos interpretar este poder? No parece que se refiera a la confesión sacramental, que es una práctica posterior. En todos los otros evangelios, la misión de los discípulos está estrechamente relacionada con el bautismo. Parece que en Juan el perdonar o retener los pecados tiene el sentido de admitir o no admitir al bautismo, dependiendo de la preparación y disposición del que lo solicita.
“Dichosos los que crean a pesar de lo que ven”
En este pasaje del evangelio se da un importante cambio en los destinatario. En la primera parte, Jesús se dirige a los once: a ellos les saluda con la paz, a ellos los envía en misión y les da el Espíritu. En la segunda se dirige a Tomás, invitándolo a no ser incrédulo. En la tercera se dirige a todos nosotros: “Dichosos los que crean sin haber visto”.
Podríamos añadir: “Dichosos los que crean a pesar de lo que ven”. Digo esto a propósito de lo ocurrido hace pocos días en el accidente de Tarragona, donde perdieron la vida siete muchachas italianas, estudiantes de Erasmus. El padre de una de ellas comentó, hablando de él y de su esposa: “Antes creíamos en Dios; ahora no podemos creer. No podemos creer que en un Dios que hace una cosa así”.
Las muertes ocurridas al día siguiente en Bruselas pueden haber provocado la misma reacción en otras personas. A menudo creemos en un Dios cuya misión principal es resolver nuestros problemas. Olvidamos el mensaje de la Semana Santa: creemos en un Dios que nos entrega a su propio hijo, y en un hijo dispuesto a morir por nosotros. Como Tomás, debemos meter nuestros dedos en las llagas, en las huellas del sufrimiento humano, para terminar confesando: “Señor mío y Dios mío”.
Comentarios desactivados en II Domingo de Pascua. 02 de Abril, 2016
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“En la tarde de aquel día, el primero de la semana, y estando los discípulos con las puertas cerradas por miedo a los judíos, llegó Jesús, se puso en medio y les dijo: “¡La paz esté con vosotros!”
(Jn 20, 19-31)
Tal vez nos resulta una escena muy familiar la de los discípulos. Un domingo por la tarde encerrados en casa, ellos por miedo a los judíos; nosotros por… pánico al lunes. Sí, una razón tan simple como real. Pereza, modorra o como lo queramos llamar por comenzar otra semana, comenzar nuestras obligaciones, trabajo, estudios, gimnasio, extraescolares de los niños, aguantar al jefe, a los compañeros, a los clientes, y así, un largo etcétera.
Aguantar a los demás. Reflexionemos un poco. Los demás. Todos, absolutamente todos formamos parte de ese “los demás” para alguien. Esto quiere decir que a ti y a mi también nos tienen que aguantar los demás; con nuestras risas y también con nuestras lágrimas; con todo lo bueno que les aportamos y también con nuestras puertas cerradas; con nuestros viernes pero también sacamos a relucir nuestras tardes de domingo… ¿nos damos cuenta de ello o solo vemos lo de “los demás”?
Y es entonces, sin duda, en nuestras lágrimas, en nuestras puertas cerradas, en nuestras tardes de domingo cuando se pone Jesús en el medio y nos dice: “¡La paz esté con vosotros!” Él llena con su presencia cualquier resquicio de temor, cualquier oscuridad.
Y ahora, otro interrogante, ¿para creernos esto nos bastan las palabras o dejamos que aparezca nuestro Tomás interior?
Jesús, tú eres nuestro Maestro, a quien seguimos.
Tú nos dices una y otra vez “dichosos los que creen sin haber visto”.
Ayúdanos a creer que estás en medio de nuestras noches dándonos paz,
en medio de nuestras tormentas, en medio de nuestras soledades.
Ayúdanos a creer que estás cuando no te vemos.
Comentarios desactivados en Por una Pascua con historia
El Evangelio no es un manual de autoayuda
“No deberíamos precipitarnos al proclamar la victoria de la Vida sobre la Muerte”
(José Ignacio Calleja).- En cristiano, no deberíamos precipitarnos al proclamar la victoria de la Vida sobre la Muerte, sin aclarar bien su significado de FE y el compromiso de justicia y amor en que consiste.
A menudo, siento que en el día de PASCUA hacemos un uso obsceno del lenguaje, como si fuera YA la victoria HISTÓRICA Y GENERAL de la Vida sobre la muerte; olvidamos que mucha gente no conoce una vida humana, ni probablemente la va a conocer, o, sencillamente, la pierde de una manera tan cruel como injusta.
Por eso, muchas veces el lenguaje de la PASCUA lo percibo como un lenguaje sacrílego; convierte YA en historia general (la PASCUA) lo que es una realidad incipiente y CREÍDA.
CREEMOS, con temor y temblor, en el triunfo de la Vida sobre la muerte en Jesús (la Pascua) y confesamos nuestra CONFIANZA en que esa Vida es -YA SÍ/TODAVÍA NO- la última palabra contra la muerte de los inocentes, y por ellos, para todos los hombres y mujeres de buena voluntad, los hombres y mujeres que han hecho lo posible por ampliar el espacio de la dignidad humana de todos.
El otro modo de la PASCUA -ya, general, histórico, contra la realidad de cada día para las mayorías marginada y, a lo sumo, como alegría interna de unos pocos-, es evidente que no. Así no puede ser Dios. Es sacrílego desde la no-vida de tantos. Sé que hablar así de la PASCUA suena pesimista, pero el pesimismo lo pone la historia humana de la injusticia contra tantos, no yo.
El evangelio es alegría en la lucha por la vida digna de todos, pero no es un manual de autoayuda para los salvados. Demos una oportunidad histórica a la Pascua, podría ser la conclusión.
Comentarios desactivados en Pakistán, un campo de concentración para los cristianos
Leído en su blog Teselas:
“El fanatismo es una enfermedad”
“Todos los días aparecen asesinados, degollados, quemados vivos…”
(Alejandro Fernández Barrajón).- Ser cristiano hoy en Pakistán es un fenómeno de alto riesgo. Los fanáticos musulmanes, que son enfermos mentales, porque el fanatismo es una enfermedad de la que el sujeto no es consciente, como sucede entre los enfermos mentales, están desplegando todo su potencial contra esta minoría cristiana que no alcanza al tres por ciento de la población.
Y todos los días (se dice pronto) aparecen cristianos asesinados, degollados, quemados vivos, en una barbarie que nos remonta a los campos de exterminio del nacional socialismo alemán en tiempo de Hitler. Una barbarie que no conoce límite.
Hoy hemos sabido que también está llegando a los niños. Un salvaje ha hecho estallar una bomba en un parque donde muchas familias con sus niños, celebraban la pascua. En total 72 muertos, la mayoría mujeres y niños. Más aún que en el reciente atentado de Bruselas. Y apenas ha sido noticia de portada en ningún periódico de importancia.
Nadie ha decretado el estado de alerta máximo ni se ha establecido un control en el barrio para ver si se puede localizar a ese salvaje. Todo ha ocurrido en un país que se está destacando por la barbarie anticristiana. Es el país de Asia Bibi, confinada a la cárcel y a la horca por opinar sobre sus creencias religiosas cristianas y que se ha convertido ya en su símbolo de la intolerancia religiosa en el mundo.
El gobierno paquistaní es un gobierno débil, incapaz de mantener la seguridad de su pueblo y, sobre todo, de las minorías, y si tuviera algo de dignidad, lo mejor que podía hacer es marcharse y dedicarse a otra cosa. Es un gobierno cómplice de asesinato, indigno de representar a su pueblo si no es capaz de defender a las minorías que lo habitan con el mismo derecho que las mayorías musulmanas.
El “yihadismo” está llegando a límites intolerables para los hombres civilizados. Y tal vez estamos en el momento, unidos todos los países civilizados que nos sentimos amenazados, de declarar una guerra en legítima defensa porque ellos ya nos la han declarado y la están llevando a cabo ante la mirada pasiva y torpe del resto del mundo. Hay veces en que derrocar a un tirano es un bien que justifica la guerra. Y en este caso lo es. Ayer París, hace unos días Bruselas; hoy, los niños y mujeres cristianos de Pakistán ¿Y mañana? Cualquier objetivo puede ser posible. Callaremos hasta que nos toque a nosotros muy de cerca.
Comentarios desactivados en La catedral de La Almudena acoge funerales por las víctimas de Bruselas, Yemen y Pakistán
Los días 4 y 5 de abril
Presididas por Osoro y con la presencia de representantes sociales y políticas
(Archimadrid).- La catedral de Santa María la Real de la Almudena acogerá la semana que viene dos celebraciones en memoria de las víctimas de los últimos ataques terroristas y por la paz.
El próximo lunes, 4 de abril, a las 20 horas, se celebrará una Misa funeral por las víctimas de los atentados del Martes Santo en Bruselas.
Al día siguiente, martes 5 de abril, a las 20 horas, habrá una Misa funeral por las personas asesinadas en Yemen y Pakistán, teniendo especialmente presentes en la oración a los cristianos que han dado su vida y a los que están perseguidos.
Ambas Misas estarán presididas por el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro. Y a ellas asistirán representantes de la sociedad civil, del cuerpo diplomático, y de las distintas Iglesias y comunidades eclesiales presentes en Madrid, así como todas aquellas personas que deseen unirse.
Las celebraciones podrán seguirse también en streaming a través de la web del Arzobispado.
Comentarios desactivados en El Obispado de Ciudad Real denuncia ante la Fiscalía a un sacerdote por presuntos abusos sexuales
Un juzgado de Ciudad Real abre diligencias por el caso de un sacerdote denunciado por abusos a menores
Ejemplar respuesta de la diócesis gobernada por Antonio Algora
Manifiesta “de manera firme y contundente su condena de cualquier delito de abuso de menores”
Los hechos no han sido denunciados por los afectados, sino por el Obispado
El fiscal jefe afirma que el proceso está “en fase incipiente” y que se tomarán declaraciones
La Diócesis de Ciudad Real ha denunciado ante la Fiscalía el resultado de una investigación interna sobre presuntos abusos sexuales a menores llevada a cabo a un sacerdote del Seminario Diocesano de Ciudad Real. Una actitud ejemplar que contrasta con la que, por desgracia, se siguen llevando a cabo en otras diócesis de nuestro país. “Con profundo dolor la diócesis de Ciudad Realmanifiesta de manera firme y contundente su condena de cualquier delito de abuso de menores“, apunta el comunicado.
Así lo ha confirmado este jueves el propio Obispado a través de un comunicado en el que relata que la investigación interna se abrió ante “ciertos comportamientos del sacerdote encargado del grupo de alumnos de la ESO” ya que existían las sospechas de que podrían ser constitutivos de un delito de abusos sexuales.
Las pesquisas del Tribunal Diocesano se iniciaron meses atrás a raíz de varias denuncias y el resultado de esta indagación se entregó a la Congregación de la Doctrina de la Fe de Roma el pasado 9 de febrero. Casi dos meses después, la Diócesis de Ciudad Real, dirigida por el obispo Antonio Ángel Algora, ha decidido trasladar el asunto a la Justicia ordinaria.
El Obispado ha indicado en este comunicado que se ha estado en permanente contacto con los familiares de los menores “poniendo a su alcance no solo toda la información de que se disponía sino también el apoyo y la ayuda de profesionales”.
En un comunicado de prensa, la Diócesis de Ciudad Real ha manifestado su apoyo incondicional y la unión en el sufrimiento con las supuestas víctimas y sus familias.
Desde el inicio del proceso abierto en el ámbito eclesiástico, y siguiendo el procedimiento previsto para estos casos por la disciplina canónica, han indicado, “se ha estado en permanente contacto con los familiares, poniendo a su alcance no solo toda la información de que se disponía sino también el apoyo y la ayuda de profesionales”.
Asímismo, ha asegurado que con profundo dolor la diócesis de Ciudad Real manifiesta de manera firme y contundente “su condena de cualquier delito de abuso de menores” y su disponibilidad a colaborar con las autoridades judiciales a fin de que se haga justicia y han informado que “oportunamente se inició el proceso penal judicial sobre el sacerdote denunciado ante el tribunal diocesano”.
“Se ha procurado en todo momento clarificar las acusaciones con exactitud y celeridad desde la presunción de inocencia que tiene como derecho todo acusado y el debido respeto del principio de confidencialidad de las supuestas víctimas sobre todo tratándose de menores de edad“, culmina la nota, que destaca que “la inmensa mayoría de los sacerdotes son ejemplares en el ejercicio del ministerio sacerdotal”.
Para leer el comunicado de la diócesis, pincha aquí:
El sacerdote que ha sido denunciado ante el Ministerio Fiscal por la Diócesis de Ciudad Real por un presunto delito de abusos sexuales ha afirmado que desconoce cuáles son los hechos que se le imputan, del mismo modo que tampoco sabe nada de si hay un procedimiento judicial abierto en su contra.
En un comunicado, la defensa del sacerdote ha salido al paso de la los hechos que ha hecho públicos la Diócesis de Ciudad Real, que también a través de un comunicado ha informado de que ha puesto en conocimiento del Ministerio Fiscal el resultado de la investigación interna a un sacerdote encargado del grupo de alumnos de la ESO del centro por si fueran constitutivos de un delito de abusos sexuales.
La defensa del sacerdote ha afirmado que el religioso no ha tenido conocimiento del contenido del proceso abierto en el ámbito eclesiástico por la Diócesis de Ciudad Real, “ni menos aún de las pesquisas o investigaciones que se hayan podido realizar“, con el objetivo de poder ejercer los derechos que le asisten dentro del procedimiento de disciplina canónica, y que, ha precisado, se rige también por el principio de presunción de inocencia.
Con todo, ha aseverado que el sacerdote “de forma dolorosa, ha seguido escrupulosamente” las pautas y directrices que le han sido ordenadas, tanto por el seminario como por el obispo de la Diócesis de Ciudad Real, “con plena colaboración por su parte y acatamiento de las medidas cautelares adoptadas respecto al mismo”. Todo ello, teniendo en cuenta que la situación ha supuesto “un grave perjuicio tanto a nivel personal como de su entorno familiar”.
Además, ha rechazado “de forma categórica” la calificación jurídica de los hechos, en alusión a su tipificación como “abusos sexuales” en el comunicado de la Diócesis de Ciudad Real, y ha agregado que, a día de hoy, el sacerdote desconoce cuáles son los hechos denunciados que se le imputan de forma directa ni haber tenido “noticia alguna” sobre la existencia de un procedimiento judicial en su contra. En cualquier caso, ha afirmado que, si es llamado en calidad de investigado por el órgano judicial competente, el sacerdote es “el primer interesado en colaborar con los órganos jurisdiccionales”, con el objeto de que puedan aclararse los hechos que se denuncian.
La Diócesis de Ciudad Real ha explicado que el resultado del proceso canónico iniciado contra el sacerdote se entregó a la Congregación para la Doctrina de la Fe en Roma el 9 de febrero de 2016 y la investigación se presentó ante la Fiscalía el 15 de febrero.
Según la web del seminario, un total de catorce alumnos, con edades comprendidas entre los 12 y los 13 años, forman actualmente la comunidad escolar que estudia 1, 2 y 3 de Educación Secundaria Obligatoria en el Seminario de Ciudad Real, quienes proceden de distintos puntos de la provincia de Ciudad Real.
El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Ciudad Real ha abierto diligencias a raíz la denuncia del caso del sacerdote de la Diócesis de Ciudad Real denunciado por un presunto delito de abusos sexuales cometido supuestamente sobre alumnos de la ESO del seminario.
El fiscal jefe de Ciudad Real, Luis Huete, ha señalado que la apertura de diligencias se ha producido después de que la Fiscalía presentara una denuncia a raíz de tener conocimiento del expediente de investigación iniciado por el Obispado de Ciudad Real.
Huete ha advertido de que el proceso está “en una fase incipiente” y todavía no se ha oído judicialmente a los menores y las familias, como tampoco al presunto implicado. Los hechos, ha apuntado, “no han sido denunciados ante la Fiscalía y los juzgados por las familias”, sino, que, ha reconocido, fue la propia Fiscalía la que decidió presentar denuncia “amparada en los que dispone el artículo 191 del Código Penal”. Huete ha reconocido que todos los hechos de esta índole “son graves”, si bien, ha advertido de que “dentro de esa gravedad no están en la escala más alta”.
Por contra…
La Justicia registra el obispado de Lyon por no denunciar agresiones sexuales
La Policía investiga un nuevo caso de abuso sexual en la diócesis de Lyon
El cura ya había sido investigado en 2006
El cardenal Barbarin dice estar “a disposición” de las autoridades judiciales
Barbarin se niega a dimitir, y cuenta con el apoyo de los obispos franceses
La Justicia francesa registró hoy los locales de la diócesis de Lyon en el marco de una investigación abierta contra responsables de la misma, incluido su arzobispo, el cardenal Philippe Barbarin, por no haber denunciado agresiones sexuales.
Esta investigación es paralela a la imputación a finales de enero del sacerdote Bernard Preynat, de 70 años, por agresiones sexuales cometidas hace más de 25 años contra algunos “scouts”.
La diócesis destacó hoy en un comunicado que ha entregado a los investigadores “los elementos de los que la Justicia desea disponer para esclarecer esos acontecimientos dolorosos”.
“El cardenal ha expresado en numerosas ocasiones su voluntad de cooperar con toda transparencia con la Justicia: está a su disposición. Renueva la voluntad de que la Justicia pueda actuar con la serenidad indispensable para el esclarecimiento de la verdad y el alivio del sufrimiento de las víctimas“, indica el comunicado.
La polémica en la diócesis lionesa llevó el pasado 15 de marzo al presidente de la Conferencia Episcopal francesa, Georges Pontier, a señalar a sus obispos que es prioritario esclarecer “la verdad” para los afectados.
“Esa prioridad debe guiar todas nuestras acciones en estos casos tan dolorosos”, dijo en la apertura en Lourdes de la asamblea plenaria episcopal, en la que participan unos 120 obispos.
A finales de mes, el propio Barbarin inició lo que los medios han bautizado como “operación reconquista”, en la que ha recibido a las familias de las víctimas de los curas incriminados y ha pedido su perdón, no sin precisar que en el momento de los hechos él no era obispo.
Sin embargo, la policía francesa investiga un nuevo caso de agresión sexual en la diócesis de Lyon, en el este de Francia, presuntamente cometido por un párroco contra una adolescente, indicaron hoy medios locales.
Se trata de un nuevo caso abierto en esa misma diócesis, en la que la justicia investiga las presuntas agresiones sexuales cometidas por el cura Bernard Preynat sobre varios «scouts» entre 1986 y 1991.
Según la web «M6info», la nueva investigación se refiere a un sacerdote que oficia en el distrito 2 de Lyon. El párroco ya había sido investigado en 2006, pero ahora el caso ha sido relanzado como consecuencia de las nuevas acusaciones lanzadas contra él.
La web señala que esas nuevas acusaciones han llegado tras la apertura de la investigación contra Preynat y después de que la asociación de víctimas de ese cura pidieran a eventuales víctimas que denunciaran los casos.
La justicia francesa imputó a finales de enero a Preynat y abrió pesquisas contra diversos responsables del obispado de Lyon, entre ellos el cardenal Philippe Barbarin, obispo de la diócesis, por presunta ocultación de esos delitos. Las víctimas del sacerdote consideran que Barbarin no denunció los casos, pese a haber tenido conocimiento de los mismos, cubrió a Preynat durante años y le mantuvo en su puesto hasta 2015.
Acusaciones que niega el cardenal, que se niega a dimitir y que promete colaborar con la justicia, que el pasado miércoles registró los locales de la diócesis durante esa investigación. Diversos responsables políticos han pedido la dimisión de Barbarin, que cuenta con el respaldo de la Conferencia Episcopal.
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