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Sábado santo (séptima y última carta). 26 marzo, 2016

Sábado, 26 de marzo de 2016
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sabadosanto7¡Hola!

Vaya, parece que la carta anterior me ha quedado un poco larga, ¿no? Es por que quise añadir esa bendición, ¿a que te ha gustado? Es un regalo para que la guardes y la leas de vez en cuando.

“En el arte de caminar lo importante no es no caer, sino el no permanecer caídos; levantarse enseguida y continuar adelante”. Así hablaba el Papa Francisco a unos estudiantes. Y me parece una buena manera de acoger la vida. Ya termino esta serie de cartas que te he escrito para acompañarte en este sábado santo de tanta expectación. El último texto de la Palabra de Dios nos habla de continuar adelante a pesar de las meteduras de pata. De volver a empezar. Dios nos anuncia que hará todo nuevo. Lo que más me impresiona de este texto es el final “vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios” Es como darnos la identidad, porque un poco antes Dios nos dice que infundirá su espíritu en nosotros. ¿Qué más puede hacer por sus criaturas?

Recibí esta palabra del Señor:
Hijo de hombre,
cuando el pueblo de Israel habitaba en su tierra
la profanó con su conducta y sus acciones.
Yo me enfurecí contra ellos,
por haber cometido tantos asesinatos
y haberse contaminado rindiendo culto a los ídolos.
Yo los he dispersados entre las naciones,
los he esparcido por diversos países;
los he juzgado según su conducta y sus acciones.
Al llegar a las diversas naciones, profanaron su santo nombre,
pues decían de ellos:
“Son el pueblo del Señor y han tenido que abandonar su tierra”.
Así que yo tuve que defender mi santo nombre profanado
por el pueblo de Israel entre las naciones a las que fue.
Por eso, di a los israelitas:
Esto dice el Señor:
No hago esto por vosotros, pueblo de Israel,
sino por mi santo nombre que vosotros habéis profanado en medio de las naciones adonde fuisteis.
Haré que sea reconocida la grandeza de mi nombre,
que vosotros profanasteis entre las naciones.
Así, cuando haga que por medio de vosotros sea reconocida mi grandeza en presencia de las naciones, sabrán que yo soy el Señor.
Oráculo del Señor.
Os tomaré de entre las naciones donde estáis,
os recogeré de todos los países y os llevaré a vuestra tierra.
Os rociaré con agua pura y os purificaré
de todas vuestras impurezas e idolatrías.
Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo;
os arrancaré el corazón de piedra y os daré un corazón de carne.
Infundiré mi espíritu en vosotros y haré que viváis según mis mandamientos,
observando y guardando mis leyes.
Viviréis en la tierra que di a vuestros antepasados;
vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios. (Ez 36, 16-17a. 18-28)

¿Se puede hacer algo más? Sí, se puede, y Dios lo hizo, se hizo una persona como cualquiera de nosotras. Y nos enseñó en carne y hueso lo que por medio de los textos que hemos leído quería trasmitirnos. Dios es nuestro creador, Dios de vivos, quien nos da la libertad, quien nos ama eternamente, quien nos propone una alianza perpetua y quien nos revela nuestra más íntima identidad. Somos pueblo de Dios y también somos hijas de Dios. ¿Tú no has oído en tu corazón: “eres mi hija amada, mi hijo amado?

Lo más real de la es el amor. Que nadie ni nada te haga olvidar esta gran verdad. Y a partir de ahora, tienes 50 hermosos días para impregnarte del aroma de la Pascua, de la resurrección, de la Vida.

Nada más, me despido. Ha sido un placer compartir este día contigo. Nos encontraremos esta noche en la Vigilia Pascual, con un montón de personas más que saben, como tú y como yo, dónde está la Luz que alumbra el Amor.

¡Un abrazo lleno de Vida!!!

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Ante la Cruz…

Viernes, 25 de marzo de 2016
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 ANTE LA CRUZ

Ante la cruz me llamas
en tu agonía.
Ante la cruz me llamas.
Y he aquí que tropiezo
con las palabras.

Porque si dices ante
¿no me pides, Señor,
sino que mire
frente a frente la cruz
y que la abrace?

Si te miro, Señor,
y Tú me miras,
es un horno de amor
lo que en ti veo,
y lo que veo en mí,
Señor, no es nada,
nada, nada, Señor,
sino silencio.

Un silencio vacío:
si Tú lo llenas
se habrá hecho la luz
en las tinieblas.

Y si en la cruz te abrazo
y Tú me abrazas,
el silencio, Señor,
es más palabra.

Ante la cruz, Señor,
aquí me tienes,
ante la cruz, Señor,
pues Tú lo quieres.

II

VÍA DOLOROSA

I

PARA DECIR LO QUE PASÓ AQUEL VIERNES…

…a Jesús, en cambio, lo hizo azotar
y lo entregó para que fuese crucificado.
(Mt.27,26)

Para decir lo que pasó aquel viernes
en los palacios de Jerusalén y en sus afueras
no bastan las palabras.
Por eso no hay
en las avenidas del relato
-Mateo, Marcos, Juan- sino una capa
de misericordia, un leve
y condensado recuerdo a los azotes.
Para decir lo que pasó aquel viernes
en los palacios de Jerusalén: la sangre,
los insultos, los golpes, la corona
de espinas,
los gritos, la locura, la ira desatada
contra el más bello y puro de los hombres,
contra el más inocente…
para decir lo que pasó aquel viernes
solo valen las lágrimas.

II

SIMÓN DE CIRENE SE ENCUENTRA CON LA CRUZ

Al salir encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón,
y le obligaron a que cargara con la cruz de Jesús.
(Mt. 27, 32)

Pesan los días y pesan los trabajos
y en las venas el cansancio es veneno
que apresura los pasos hacia el dulce
reposo del hogar;
los pasos hacia el dulce
abrazo del amor y del sueño.
Ni siquiera
hay espacio en el alma para el canto
de un pájaro. Tampoco para el sordo
rumor que empieza a arder
sobre el polvo en la plaza.
Viene Simón el de Cirene convertido
en pura sed, en pura
materia de fatiga.
Esa cruz
le sobreviene como un alud de asombro
y rebeldía.
Pero
entre la náusea de la sangre sabe
que siempre hay un dolor que añadir al dolor.
Entre la náusea de la sangre mira
y encuentra esa mirada como un pozo
encendido,
como un pozo
donde se funde el Galileo
con el dolor del mundo.
Apenas un instante y el abrazo
del corazón y la madera hasta la cima.
Vuelve Simón el de Cirene. Queda
una cruz en su piel.
Y una mirada.

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III

MUJER EN JERUSALÉN

Lo seguía muchísima gente, especialmente
mujeres que se golpeaban el pecho y se lamentaban por él.
(Lc. 23, 27)

Mis ojos suben por las calles de Jerusalén
bajo una lluvia de dolor,
bajo una lluvia
que va a lavar el mundo.
Mis ojos suben arrimados
a la cal de las paredes
mientras todo el fragor del sufrimiento
se hace eco en mis párpados.
Puedo sentir tu sed,
la quemazón de tus rodillas rotas
sobre los filos de la tierra.
Toma mi corazón, toma mis lágrimas,
déjalas que ellas laven tus heridas
ahora que soy
mujer en Jerusalén y que te sigo.
Mis ojos se adelantan
por los empedrados de Jerusalén
para encontrar los tuyos.
Y no hay en ellos
rebeldía.
Bajo la cruz
Tú eras una antorcha
de mansedumbre. Derramabas
una piedad universal con cada aliento.

Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí
(Lc.23,28)

¿Y cómo no llorar, Señor?
Déjame, al menos,
si no llorar por Ti, llorar contigo.

III

GÓLGOTA

I

EL CORAZÓN DE LAS MUJERES

Muchas mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea
para asistirlo, contemplaban la escena desde lejos.
(Mt 27, 55)

Estirándose sobre la distancia,
el corazón de las mujeres
se hizo cruz en el Gólgota.
¡Oh corazón de las mujeres, cruciforme,
arca lúcida,
oscura estancia del amor y permanente
arcaduz del misterio!
¡Oh corazón de las mujeres,
prodigioso arroyo fiel que mana
desde el mar de Galilea hasta el Calvario!
¡Y más allá del Calvario, hasta los límites
verticales y alzados,
hasta la orilla de la fe donde se trueca
el destino del hombre!
Mujeres, con vosotras he visto
la salvación del mundo,
su rostro ensangrentado, la medida
de sus brazos abiertos,
la extensión de su abrazo,
que acerca hasta nosotros
la dádiva incansable de sus manos
abiertas y horadadas para siempre.
Y he visto su corazón de par en par,
su corazón como una cueva dulce,
su corazón, abrigo
para toda intemperie.
He visto con vosotras
los pies del redentor, nunca cansados
de venir hacia mí, también heridos
de mí, por mí, también clavados
para la eternidad.
¡Oh pies de Cristo
impresos
sobre la arena de mi corazón!
¡Oh Cristo que atrajiste
hasta Ti el corazón de estas mujeres,
déjame ahora
latir en su latido:
contemplarte.

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II

STABAT MATER

Estaba la madre al pie
de la cruz. La madre estaba.
Enhiesta y crucificada,
color de nardo la piel.
En el pecho el hueco aquel
que vacío parecía.
No me lo cierres, María
que quiero encerrarme en él,
que quiero encerrarme y ver
todo lo que tú veías.
Sé tú mi madre, María,
como lo quería Él.

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III

CIERRA EL CIELO LOS OJOS …

Desde el mediodía hasta las tres de la tarde
la tierra se cubrió de tinieblas.
(Mt. 27, 45)

Cierra el cielo los ojos:
cae
la noche a plomo sobre el mediodía
de aquel viernes de abril en el Calvario.
No puede el cielo ser tan impasible
cuando en la cruz está muriendo un hombre,
ya solo sufrimiento y sangre,
cuando muere
el amado de Dios.
¿O acaso vuelve el rostro el cielo
también
y es abandono
lo que creían sombra?
Pesa, pesa, pesa…
Pesa esta oscuridad
que hace crujir los hombros
mientras el ser se vence
inexorablemente hacia el abismo.
Esta tiniebla tiene
peso, longitud, altura,
y penetra en el alma
y duele y vela
la mirada de Dios en la distancia.
¿No hay otro modo, Señor, no hay otro modo
de morir, de vivir, que hacer a ciegas
esta larga jornada de camino?
Pues si ha de ser así, Señor, te pido
que al menos en la muerte no me falte
un bordón de plegaria: que no olvide
tu nombre dulce con el que llamarte.

IV

EL GRITO

Y Jesús, dando de nuevo un fuerte grito entregó su espíritu
(Mt.27, 50)

Un grito. Luego el silencio.
Y en silencio estoy aquí
mientras resucitas Tú
y resucitan los muertos.
¡Cristo, ten piedad de mí!

Con Cristo

*

Mercedes Marcos Sánchez,

Poeta ante la Cruz (Meditación en Mateo)

***

***

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Viernes Santo.

Viernes, 25 de marzo de 2016
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Camino del CalvarioDe Koinonia:

Isaías 52,13-53,12

Él fue traspasado por nuestras rebeliones

Mirad, mi siervo tendrá éxito,
subirá y crecerá mucho.
Como muchos se espantaron de él,
porque desfigurado no parecía hombre,
ni tenía aspecto humano,
así asombrará a muchos pueblos,
ante él los reyes cerrarán la boca,
al ver algo inenarrable
y contemplar algo inaudito.
¿Quien creyó nuestro anuncio?,
¿a quién se reveló el brazo del Señor?
Creció en su presencia como brote,
como raíz en tierra árida,
sin figura, sin belleza.
Lo vimos sin aspecto atrayente,
despreciado y evitado de los hombres,
como un hombre de dolores,
acostumbrado a sufrimientos,
ante el cual se ocultan los rostros,
despreciado y desestimado.
Él soportó nuestros sufrimientos
y aguantó nuestros dolores;
nosotros lo estimamos leproso,
herido de Dios y humillado;
pero él fue traspasado por nuestras rebeliones,
triturado por nuestros crímenes.
Nuestro castigo saludable cayó sobre él,
sus cicatrices nos curaron.
Todos errábamos como ovejas,
cada uno siguiendo su camino;
y el Señor cargó sobre él
todos nuestros crímenes.
Maltratado, voluntariamente se humillaba
y no abría la boca;
como cordero llevado al matadero,
como oveja ante el esquilador,
enmudecía y no abría la boca.
Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron,
¿quién meditó en su destino?
Lo arrancaron de la tierra de los vivos,
por los pecados de mi pueblo lo hirieron.
Le dieron sepultura con los malvados,
y una tumba con los malhechores,
aunque no había cometido crímenes
ni hubo engaño en su boca.
El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento,
y entregar su vida como expiación;
verá su descendencia, prolongará sus años,
lo que el Señor quiere prosperará por su mano.
Por los trabajos de su alma verá la luz,
el justo se saciará de conocimiento.
Mi siervo justificará a muchos,
porque cargó con los crímenes de ellos.
Le daré una multitud como parte,
y tendrá como despojo una muchedumbre.
Porque expuso su vida a la muerte
y fue contado entre los pecadores,
él tomo el pecado de muchos
e intercedió por los pecadores.

*

Salmo responsorial: 30

Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu

A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás. R.

Soy la burla de todos mis enemigos,
la irrisión de mis vecinos,
el espanto de mis conocidos;
me ven por la calle, y escapan de mí. /
Me han olvidado como a un muerto,
me han desechado como a un cachorro inútil. R.

Pero yo confío en ti, Señor,
te digo: “Tú eres mi Dios.”
En tu mano están mis azares;
líbrame de los enemigos que me persiguen. R.

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia.
Sed fuertes y valientes de corazón, /
los que esperáis en el Señor. R.

*

Hebreos 4,14-16;5,7-9

Aprendió a obedecer
y se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación

Hermanos: Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios. No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado con todo exactamente como nosotros, menos en el pecado. Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente.

Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna.

 

*

Juan 18,1-19,42

Pasión de N.S.Jesucristo según san Juan

C. En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando la patrulla y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús sabiendo todo lo que venia sobre él, se adelanto y les dijo:

+. “¿A quién buscáis?”

C. Le contestaron:

S. “A Jesús, el Nazareno.”

C. Les dijo Jesús:

+. “Yo soy.”

C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles: “Yo soy”, retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez:

+. “¿A quién buscáis?”

C. Ellos dijeron:

S. “A Jesús, el Nazareno.”

C. Jesús contestó:

+. “Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos.”

C. Y así se cumplió lo que había dicho: “No he perdido a ninguno de los que me diste.” Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro:

+. “Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?”

* Llevaron a Jesús primero a Anás

C. La patrulla, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; era Caifás el que había dado a los judíos este consejo: “Conviene que muera un solo hombre por el pueblo.” Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada que hacía de portera dijo entonces a Pedro:

S. “¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?”

C. Él dijo:

S. “No lo soy.”

C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentÁndose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de la doctrina. Jesús le contesto:

+. “Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, de qué les he hablado. Ellos saben lo que he dicho yo.”

C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo:

S. “¿Así contestas al sumo sacerdote?”

C. Jesús respondió:

+. “Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?”

C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote.

¿No eres tú también de sus discípulos? No lo soy

C. Simón Pedro estaba en pie, calentándose, y le dijeron:

S. “¿No eres tú también de sus discípulos?”

C. Él lo negó, diciendo:

S. “No lo soy.”

C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo:

S. “¿No te he visto yo con él en el huerto?”

C. Pedro volvió a negar, y enseguida canto un gallo.

Mi reino no es de este mundo

C. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el amanecer, y ellos no entraron en le pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato afuera, adonde estaban ellos, y dijo:

S. “¿Qué acusación presentáis contra este hombre?”

C. Le contestaron:

S. “Si éste no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos.”

C. Pilato les dijo:

S. “Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley.”

C. Los judíos le dijeron:

S. “No estamos autorizados para dar muerte a nadie.”

C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir. Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo:

S. “¿Eres tú el rey de los judíos?”

C. Jesús le contestó:

+. “¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?”

C. Pilato replicó:

S. “¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mi; ¿que has hecho?”

C. Jesús le contestó:

+. “Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.”

C. Pilato le dijo:

S. “Conque, ¿tú eres rey?”

C. Jesús le contestó:

+. “Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.”

C. Pilato le dijo:

S. “Y, ¿qué es la verdad?”

C. Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo:

S. “Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?”

C. Volvieron a gritar:

S. “A ése no, a Barrabás.”

C. El tal Barrabás era un bandido.

* ¡Salve, rey de los judíos!

C. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los saldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían:

S. “¡Salve, rey de los judíos!”

C. Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo:

S. “Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que no encuentro en él ninguna culpa.”

C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo:

S. “Aquí lo tenéis.”

C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron:

S. “¡Crucifícalo, crucifícalo!”

C. Pilato les dijo:

S. “Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él.”

C. Los judíos le contestaron:

S. “Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios.”

C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más y, entrando otra vez en el pretorio, dijo a Jesús:

S. “¿De donde eres tú?”

C. Pero Jesús no le dio respuesta. Y Pilato le dijo:

S. “¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?”

C. Jesús le contestó:

+. “No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor.”

¡Fuera, fuera; crucifícalo!

C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban:

S. “Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se declara rey está contra el César.”

C. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman “el Enlosado” (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos:

S. “Aquí tenéis a vuestro rey.”

C. Ellos gritaron:

S. “¡Fuera, fuera; crucifícalo!”

C. Pilato les dijo:

S. “¿A vuestro rey voy a crucificar?”

C. Contestaron los sumos sacerdotes:

S. “No tenemos más rey que al César.”

C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.

Lo crucificaron, y con él a otros dos

C. Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado “de la Calavera” (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: “Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos.” Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:

S. “No escribas: “El rey de los judíos”, sino: “Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos.””

C. Pilato les contestó:

S. “Lo escrito, escrito está.”

Se repartieron mis ropas

C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba a abajo. Y se dijeron:

S. “No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca.”

C. Así se cumplió la Escritura: “Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica”. Esto hicieron los soldados.

Ahí tienes a tu hijo. – Ahí tienes a tu madre

C. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:

+. “Mujer, ahí tienes a tu hijo.”

C. Luego, dijo al discípulo:

+. “Ahí tienes a tu madre.”

C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

Está cumplido

C. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:

+. “Tengo sed.”

C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:

+. “Está cumplido.”

C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

*Todos se arrodillan, y se hace una pausa

Y al punto salió sangre y agua

C. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: “No le quebrarán un hueso”; y en otro lugar la Escritura dice: “Mirarán al que atravesaron.”

Vendaron todo el cuerpo de Jesús, con los aromas

C. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.

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Homilía de Monseñor Romero sobre los textos litúrgicos de hoy

(24 de marzo de 1978)

Queridos hermanos:

Después de escuchar la palabra de Dios en esta tarde del Viernes Santo, narrándonos la tragedia del Calvario, mejor sería guardar silencio y con el corazón agradecido adorar al Divino Redentor. Pero es necesario, es obligación del celebrante, aplicar esta palabra eterna a los que estamos viviendo esta ceremonia. Y es que la liturgia no es simplemente un recuerdo, la liturgia es actualización; aquí en la Catedral esta tarde de marzo de 1978, Cristo nos está ofreciendo la fuente inagotable de su redención a los que hemos venido con fe, con esperanza, a contemplar este misterio de la redención.

Es como si en este momento lo que se acaba de leer estuviera pasando aquí ante nuestros ojos y fuéramos nosotros los que nos estamos salpicando con esa sangre que se derrama en el Calvario. Las tres preciosas lecturas nos dan la medida sin medida de este gesto de amor que se llama la redención.

La primera lectura nos presenta el abatimiento de Cristo hasta la profundidad de una humillación que no tiene nombre. La segunda lectura, carta a los Hebreos exalta ese personaje humillado en la cruz hasta las alturas del cielo hecho pontífice supremo de nuestra salvación. Y el precioso relato de la pasión que los jóvenes seminaristas acaban de hacer, nos dice cómo sucedió todo esto: la humillación y la exhaltación. Leer más…

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Viernes Santo. Quiero ayudarte, Dios mío, para que no me abandones

Viernes, 25 de marzo de 2016
Comentarios desactivados en Viernes Santo. Quiero ayudarte, Dios mío, para que no me abandones

ayudar a DiosDel blog de Xabier Pikaza:

Una estación del Via-Crucis de este Viernes Santo presenta a Simón de Cirene ayudando a Dios a llevar la cruz de Jesús hasta el Calvario (Mc 15, 20-21). También nosotros podemos ayudar a Dios, para que él puede llevar así su Gran Cruz de Viernes Santo, como pidió y dijo de forma emocionada Etty Hillesum, amiga de Jesús, gran creyente, en su Calvario de Auschwitz.

Jesús de Nazaret gritó a su Dios, como creyente judío y mesías de los hombres: Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado? (Mc 15, 34). Así había orado el Salmista (Sal 22, 2). Así han seguido orando los judíos de Auschwitz, los sirios de Lesbos o Igoumene, a las puertas de Europa, los belgas de la estación de Bruselas.

Éste es el grito del Viernes Santo, cuando el mismo sol se oscurece y la tierra choca, tiembla y se parte ante el dolor de Dios en la vida y muerte (sobre todo, en la muerte injusta) de los hombres, a lo largo y a lo ancho de la geografía humana, que no es solo Bruselas, sino Afganistán, Irak y Siria, con el mundo entero.
Etty Hillesum
El mundo entero grita, con gemidos inefables, la entera creación, como sabía y dijo San Pablo en Rom 8, pidiendo la “filiación”: Que podamos ser y seamos todos hijos de Dios. En ese dolor de parto de Dios vivimos, aguardando la reconciliación completa.

La mejor palabra que encuentro este Viernes Santo, con el Evangelio de la Pasión de Marcos y Mateo…, es la E. Hillesum, judía mesiánica, fascinada por Jesús, cuando la llevaban a la cruz de la cámara de gas en el campo de concentración de Auschwitz, aquellos que querían construir una Europa sin Dios, es decir, sin judíos, gitanos, ni razas inferiores… (1943).

‒ Etty, esta nueva Ester bíblica, no se atrevió a decirle a Dios, como Jesús: Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?, quizá porque se sintió demasiado pequeña para eso.

‒ Pero le dijo unas palabras muy cercanas de emoción de Viernes Santo, ante la muerte, en un mundo convertido en campo de concentración y cámara de gas, por obra de los “sabios” nazis: Quiero ayudarte, Dios mío, para que no me (nos) abandones.

1263b76aa36239faf6aa184cbe65bce4Ésta es, quizá, la más honda interpretación del Viernes Santo que conozco, la oración más honda de los últimos decenios. Ahí la dejo, comentada en dos partes:
— Una sobre la Cruz de Dios, del Dios de Jesús, que es Viernes Santo
— Otra sobre la misma Etty Hillesum, a quien recuerdo esta mañana de Via-Crucis, como judía amiga de Jesús.

LA CRUZ DE DIOS

1. Un mundo de cruces.

Dios ha creado hombres libres, personas llamadas a ser y responderle en libertad, pero capaces de pecar, convirtiendo el mundo en una gran Cruz. De esa forma se ha arriesgado con nosotros. ¿Por qué lo ha hecho, permitiendo que nos matemos unos a otros desde Caín y Abel? ¿Quizá no nos ama? ¡Al contrario! Él nos ama infinita¬mente y quiere que podamos responderle en amor y dialogar con él, acompañándole en su tarea de crear el mundo.

Sólo en este contexto podemos hablar de la misericordia de Dios y con Dios, y lo hacemos con palabras y experiencias que provienen del Antiguo Testamento. Como Padre que nos quiere, nos ha puesto Dios en una tierra austera, bella, fuerte y frágil, y ha previsto, sin duda, nuestros fallos: El rechazo cotidiano de pensarnos dueños de todo, y, en especial, el deseo de dominar a otros hombres con injusticia… Todo eso está vinculado a la Cruz de su hijo Jesús, y las cruces de los hombres.

Dios lo ha tenido en cuenta, ha previsto los miles de millones de cruces hambre y epidemia, de asesinatos y guerras… y a pesar de eso ha querido hacernos libres. ¿Por qué? ¿Porque no le interesamos? ¡Al contrario! Porque le interesamos muchos, y quiere que vayamos caminando, y lo hace él con nosotros, aunque muchos perezcan en la marcha… sabiendo que él mismo muere también en ellos. No quiere que marchemos solos, y así va nosotros, para sostenernos en nuestras caídas, esperando que también nosotros le sostengamos, pues siendo omnipotente él se ha vuelto creatura frágil y misericordioso, como han dicho de manera impresionante los profetas como Isaías.

2. E. Hillesum. Tener misericordia de Dios.

De todas formas, por mucho que Isaías clame, el Dios del Antiguo Testamento sigue estando de alguna forma lejos: No ha sufrido nuestra historia, no ha sentido nuestra angustia, no ha vivido en nuestra carne, no ha luchado ni anhelado en esta masa de tensiones, esperanzas y rupturas que formamos sobre el mundo, de manera que no sabe lo que es vivir en desgarro, morir en cruz siendo inocente… Por muy cercano que sea, ese Dios no puede acompañarnos del todo, ni ser acompañado por nosotros.

Pero los cristianos confesamos que ese mismo Dios ha dado su paso final en Jesucristo, haciéndose plenamente humano, de manera que ha sufrido en la Cruz el máximo abandono, y ha preguntado desde allí al mismo Dios: ¿Por qué me has abandonado? (Mc 15, 34).

¿Por qué “abandona” Dios a los que sufren, a millones y millones, condenados al hambre o a la cámara de gas por la maldad de otros “hermanos”? Entre las propuestas de respuesta que se han dado a esa pregunta destaca la E. Hillesum (1914-1943), condenada a muerte, en un campo de concentración:

Te ayudaré, Dios mío, para que no me abandones, pero no puedo asegurarte nada por anticipado. Sólo una cosa es para mí cada vez más evidente: Que tú no puedes ayudarnos, que debemos ayudarte a ti, y así nos ayudaremos a nosotros mismos (cf. Una vida compartida, Anthropos, Barcelona 2007, 142).

“Te ayudaré para que no me abandones”. Así dice esta judía enamorada del Dios de Jesús, desde un campo de exterminio nazi, descubriendo su vocación de acompañar y de ayudar con su misericordia al mismo Dios de la misericordia.

Ella ha visto así que Dios se ha encarnado y sufre en la entraña de de unos hombres y mujeres empeñados en matarle, descubriendo su más alta vocación, que es consolar al Dios que sufre, desde una infame cárcel de muerte. Éste ha sido y sigue siendo un signo supremo de la misericordia, y sólo una mujer, como Hillesum, ha podido descubrirlo, para que también otros podamos compartir su ejemplo.

3. Una tarea de Dios.

E. Hillesum ha descubierto y proclamado de esa forma una experiencia y tarea que sólo algunos grandes cristianos, como Juan de la Cruz, habían puesto de relieve, al decir que podemos y debemos tener misericordia de Dios, como él la tiene de nosotros, haciendo así en él (por él) lo que él hace en nosotros (Comentario Cántico Espiritual B, 39). Ciertamente, él nos consuela, sufriendo con nosotros. Pero nosotros debemos también consolarle, caminando a su lado en amor, muriendo incluso por él y con él, como Jesús. Leer más…

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“Vía crucis en directo”, por Carlos Osma

Viernes, 25 de marzo de 2016
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viacrucisDe su blog Homoprotestantes:

El asesinato de Jesús no tuvo nada de especial, ninguna de las personas que lo vieron pasar arrastrando una cruz pensaron que aquel era un momento único en la historia de la humanidad. Mientras Jesús se comportó como un predicador itinerante más o menos provocador en Galilea, su vida no corrió peligro, pero cuando se atrevió a enfrentarse en Jerusalén con los poderes de su tiempo, el religioso y el político, acabó muriendo como muchas otras personas incómodas han acabado a lo largo de la historia. Los discursos liberadores tienen el recorrido que tienen, y son eliminados cuando el poder los considera demasiado peligrosos para su supervivencia.

Podríamos hacer una lectura de corto recorrido, centrada en nuestras miserias, y diríamos que así somos todos los seres humanos cuando detentamos el poder; por pequeño y limitado que sea nunca estamos dispuestos a que nos lo arrebaten. Los egos son lo que tienen, incluso los cobardes intentan mantener a toda costa su espacio de influencia, y sonríen y te llaman hermano mientras te clavan por la espalda el puñal de su impotencia, de su mediocridad. No hay nada más peligroso en este mundo que una persona que vive con el ego herido, esperará el momento más oportuno para traicionar a quien cree puede hacer lo que él jamás se atrevió a ni a pensar.

Pero del asesinato de Jesús no quiero detenerme en las traiciones de los que estaban más cerca, en las personas que no supieron estar a la altura, en los miedos, los egos, las cobardías, en todos aquellos comportamientos que hicieron que al final Jesús se enfrentara sólo al verdadero poder que acabo con su vida. Porque es eso lo que nos ocurre normalmente, que nos quedamos en lo anecdótico y nos olvidamos de poner nombre a los verdaderos responsables de las injusticias.

Vivimos en un mundo donde el poder religioso y el político han perdido su hegemonía, ahora es el poder económico el que hace y deshace, el que se lanza a la yugular de quienes intentan denunciar su tiranía, y si hace falta los crucifica para que sirva de escarmiento. Y esto pasa todos los días, a nuestro lado, delante de nuestras narices, sin que parezca que podamos hacer nada para remediarlo. Y las crucificadas y los crucificados pueden ser cualquiera: una persona que no puede pagar una hipoteca, un partido político que hable de recuperar el estado del bienestar, o un país que prefiere destinar sus recursos a la gente que a pagar las deudas de los bancos.

Esta Semana Santa no es necesario que salgamos a las procesiones o vayamos a la Iglesia para recordar a Jesús cargando con su cruz hacia el martirio. Podemos hacerlo sentados en el sofá de casa, desde allí somos testigos del vía crucis de las millones de personas que huyen de la guerra de Siria. Vemos niños muertos en una orilla, personas que viven en campos de refugiados en condiciones inhumanas, jóvenes que intentan saltar las alambradas con las que una Europa inhumana se defiende. Y podemos creer que no hay otra solución, que es necesario mantener nuestra seguridad. O podemos pensar que es una injusticia y colaborar de alguna manera para arrastrar durante unos días la cruz de los desplazados. Un vía crucis en directo, televisado para todos los públicos, subiendo las audiencias de las televisiones, y creando debate, opiniones enfrentadas, ruido, mucho ruido, mientras comemos patatas fritas y bebemos coca cola en nuestro salón. Ser hoy en día la turba que grita a los crucificados es mucho más interesante y cómodo que en el siglo primero, y además tiene la ventaja de que no nos perdemos ni un solo plano de su agonía.

Si este éxodo sirio hubiese tenido lugar hace diez o quince años cuando Europa no vivía una crisis económica tan fuerte, los refugiados hubieran sido bienvenidos, se les hubiera puesto una alfombra roja para acompañarlos a sus puestos de trabajo. Hace diez o quince años la maquinaría europea necesitaba mano de obra, necesitaba combustible, seres humanos que le permitiesen seguir creciendo y aumentando los beneficios. Pero actualmente los refugiados sirios son una amenaza grave para la recuperación económica. En la zona euro la tasa de paro supera el diez por ciento de la población, pero en países como España es más del doble. Se habla de una tímida recuperación económica, pero hay analistas que vaticinan que estamos avocados a una recesión aún mayor, por eso el poder económico intenta defenderse de quienes lo amenazan. Y esa amenaza, por mucho que nos cueste aceptarlo viéndolos mojados y tiritando de frío por televisión, son los millones de refugiados sirios que vienen a nuestro continente huyendo de la muerte.

Hace unas décadas se nos vendió que la Unión Europea era la mejor manera de avanzar, de construir una Europa más justa, y creo que la mayoría nos lo creímos. Por una parte sabíamos que en el fondo se trataba sólo de una unión económica, pero pensábamos que si la economía iba bien eso se traduciría en una mayor redistribución de la riqueza. La crisis económica de los últimos años nos ha impedido seguir creyendo esa mentira, y nos ha mostrado que lo importante es sólo la economía, no la gente. Lo importante es que las grandes multinacionales, los bancos y los inversores sigan ganando dinero aunque eso signifique recortar derechos o hacer vivir en la indigencia a millones de personas. Actualmente hay una opinión generalizada de que el Estado de Bienestar es insostenible y que las europeas y los europeos tenemos que renunciar a derechos para que la Unión Europea pueda seguir siendo una maquina económica eficiente.

Hoy en día ya sabemos que tal y como esta concebida la Unión Europea es un peligro para quienes vivimos en cualquiera de los países que la conforman. Ha quedado clara su inhumanidad, mirando la bolsa y los balances bancarios antes que el bienestar de sus ciudadanos o de los desplazados que se acercan para pedir ayuda, y haciéndonos creer que es necesario que el poder económico siga teniendo beneficios astronómicos para que se pueda percibir una tímida recuperación en la economía de las familias. La Unión Europea es un arma en manos del poder económico que controla los gobiernos y sus políticas, y es ella misma la que cada día crea más euroescepticismo. ¿Es posible poner a los ciudadanos europeos por delante de los lobbys económicos? ¿Es posible enfrentar el éxodo sirio sin ver en él una amenaza? ¿Es posible una Unión Europea de las personas y no de los mercados? Si fuera posible volveríamos a tener la ilusión que creó en nosotros hace unas décadas su ingreso dentro de ella. Pero si su esencia netamente al servicio de la economía lo hace imposible, sería mejor abandonarla.

Nuestras cruces, esas que arrastramos, o que vemos arrastrar a otras personas, están creadas por intereses económicos. Unos intereses a los que no les importa una familia desahuciada en Barcelona, o otra que se muere de frío en un campo de refugiados en Lesbos. La fe cristiana es de por sí una denuncia de cualquier poder que crucifica a quienes le amenazan. La fe cristiana habla de resucitar a las víctimas, de retornar la dignidad a los crucificados, de reencuentros de los marginados y desplazados con sus familias, sus amigos… La fe cristiana habla de liberación de las personas de cualquier poder opresor. Por eso estos días sólo cabe la denuncia de la Unión Europea que de manera diabólica se olvida de las víctimas y se niega a tratarlas como seres humanos. Si el bienestar de los ciudadanos y las ciudadanas, o de las personas que se acercan a nuestros países, no son el centro de todo, no es lo prioritario; si sólo podemos seguir construyendo más Europa para el beneficio económico de unos pocos, entonces nuestra fe en un Jesús crucificado nos empuja hacia una resurrección fuera de este poder opresor, fuera de la Unión Europea.

Carlos Osma

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Encuentro de Jesús y María camino del calvario

Viernes, 25 de marzo de 2016
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image_content_3596628_20150909153010Carmen Herrero Martínez, Fraternidad Monástica de Jerusalén, soeurcarmen@gemail.com
Tenerife

ECLESALIA, 25/03/16.- «Vosotros, todos los que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor semejante al dolor que me atormenta» (Lm 1, 12). Estas palabras de la Santas Escrituras, se las podemos aplicar hoy a la Madre Dolorosa, la Madre del Redentor del mundo, Jesús.

En el camino hacia el Calvario Jesús se encuentra con María, su madre; y María se encuentra con Jesús, su hijo amado, su predilecto, salido de sus entrañas. El intercambio de midas es intenso, profundo, lleno de amor y de ternura; desde el silencio amante y compasivo. La mirada es el lenguaje más profundo e intimo entre os seres que se quieren. En este encuentro no hay palabras, la sola palabra es la mutua mirada que expresan el dolor intenso y profundo que hijo y madre viven. El dolor de la madre por su hijo ajusticiado, llevado al suplicio de la muerte, sin causa alguna; es profundo, indecible. El inocente, es condenado por los culpables, y la madre conocedora de la mentira que traman, asume desde la fe y el abandono el designo del Padre. La profecía de Simeón se ha cumplido: “una espada traspasará tu alma” (Lc 2, 35). Pero María, mujer de fe y esperanza, asume este momento, desde la certeza de que la muerte no es el final para su hijo. ¿Cómo va a morir el que es la Vida? No, ¡esto es un absurdo! ¡Poderoso como es Dios, él vendrá en su ayuda!

«No temas María, Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin” (Lc 1,32). Estas palabras, se las había dicho el ángel a María, y ella cree contra toda esperanza. Y desde esta certeza y esperanza, María, con su tierna mirada, infunde en su hijo, ánimo, fortaleza y confianza en el Padre que es quien sostiene su vida y dirige la historia de la salvación. María confía y adora el plan del Padre, aunque humanamente no lo comprenda. En medio de la profunda soledad de la Pasión de Jesús, María ofrece a su Hijo un bálsamo de ternura y una fidelidad incondicional. Madre e hijo están íntimamente unidos y nada podrá impedirles de llevar a cabo la voluntad del Padre. María dijo “Hágase en mí según tu palabra” y el hijo: “Heme aquí, Señor, para hacer tu voluntad” Y madre e hijo serán files hasta el extremos a este palabra dada.

Si el corazón de María está traspasado por la lanza del dolor, no es menos el dolor que atraviesa el corazón del Hijo, al ver a su madre tan afligida y sumergida en tan profundo dolor. El verdadero amor hace suyo el dolor del ser amado. Y este es el caso de Jesús y María: cada uno hace propio el dolor del otro. Madre e hijo se funden en un mismo hágase tu voluntad, ofrecido al Padre por la salvación del género humano. María al decir Fiat en la Anunciación, María asumió con todas las consecuencia, la historia de su propio hijo, haciéndola suya. Porque María es madre, sufre profundamente; y quiere abraza y llevar la cruz junto con su divino Condenado en el camino hacia el calvario. Pero no solamente abraza a Jesús, sino que en su corazón, abraza a los hombres y mujeres de todos los tiempos. Sintamos, pues, mirados con ternura y acompañados por María, nuestra Madre.

La Iglesia llama a María: “corredentora con Cristo”, porque, de alguna manera, ella también murió en la cruz con su Hijo. No de una manera cruenta; pero sí de una manera mística. María, recorrió el camino del calvario y estuvo al pie de la cruz acompañando a su hijo amado, haciendo suya la pasión y muerte del hijo, salido de sus entraña. La pasión del hijo es la pasión de la madre. Y la muerte del hijo es la muerte de la madre.

Señor, Jesús, como María tu madre, también nosotros queremos acompañarte, ofrecerte nuestra compañía y nuestro tierno amor, estando a tu lado en este camino en el que el dolor te desfigura y la cruz te aplasta.

En ti, también queremos acompañar a tantos hermanos y hermanas que el dolor los tiene hundidos, desfigurados, sin poderse levantar ni mirar al horizonte, sin encontrar una mirada que les dé fortaleza para seguir caminando. Para ellos te pedimos la fe y la esperanza, y una Madre buena que les mire con amor y les acompañe en su sufrimiento. Y a Ti, María, Madre del Fiat, del Amén, concédenos tu fe y confianza en los planes de Dios, Padre, aunque no siempre los comprendamos. Y consuela a tantas madres como sufren las “pasión” de sus hijos y ayúdales a llevar la cruz con tu presencia amante

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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Reflexión del Viernes Santo 25 marzo, 2016

Viernes, 25 de marzo de 2016
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jesus-vazquezeroViernes Santo

“Ya sabes tú lo que Dios quiere de ti: que ames tiernamente, que practiques la justicia y que camines humildemente de la mano de tu Dios” (Mi 6,8)

Jesús el Maestro nos ha convocado a cada una/o por nuestro nombre en esta mañana. Se nos ofrece la oportunidad de vivir el desafío del amor, del AMOR con mayúscula.

Es este un día que nos incita a descubrir “lo que Dios quiere de ti, de mí”:

“Que ames tiernamente”.

Tenemos hoy una invitación al amor, a amar sin medida. Una invitación que nos hace Jesús que se entrega.

Las celebraciones de estos días nos van conduciendo paso a paso hacia la Pascua.

Estamos en la mañana del Viernes Santo continuando con la noche de oración-adoración que hemos vivido.

Estamos en territorio sagrado, Cristo está muriendo hoy por nosotros. Y esa muerte ahora mismo se está padeciendo en los muchos calvarios de nuestro mundo.

Mira hoy al crucificado con ojos nuevos, contempla, admira, déjate penetrar por la fuerza que emerge de una cruz en la que pende el AMOR.

Es un día para vivir atentos porque bien puede ser este día para ti “tierra sagrada” en el que Dios quiere comunicarte algo.

El ritmo de este día es de oración, reflexión. Os invito a cada uno a realizar un camino personal de interiorización y encuentro. Por ello os pido un clima de silencio que favorezca ese encuentro.

“Jesús, reunió a la gente y a sus discípulos, y les dijo: «Si alguno quiere venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga”. (Mc 8,34)

Cuando Jesús dice: Si alguno quiere venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga…, sentimos que Jesús nos está llamando a ser discípulas/ los, nos está llamando a acoger los planes de Dios Padre, y no a aferrarnos a nuestros impulsos, deseos, decisiones, a nuestros limitados sueños; sentimos que nos invita a seguirle…

Realmente Jesús es un enamorado del Reino y no tiene miedo a invitar, a llamar a la gente y a sus discípulos a entregarse a ese Reino, a construir un mundo mejor, a un compromiso radical…

Necesitamos amar tiernamente, también nosotros/as necesitamos enamorarnos del Maestro. Este el camino que hoy se nos ofrece: acoger el amor, la llamada de Jesús. Jesús nos seduce y esa seducción es tan potente que quien se deja cautivar por ella… se hace la pregunta de ¿qué me sirve ganar todo el mundo…?, como se la han hecho tantas y tantos que acabaron dejándolo todo para seguirle.

Amar tiernamente es un reconocer la necesidad que tenemos de amar y entregar el amor. Descubrir que el mundo necesita amor. Que necesita mi entrega-tu entrega al amor. Hoy, aquí, ante la cruz, Jesús nos pide respuesta a ese amor, a esa entrega generosa.

¡Que ames tiernamente! ¡Dios necesita de tu sí!

CONTEMPLAMOS JUNTOS tres actos de Jesús antes de su muerte.

Escucha con corazón abierto este texto del evangelio de Juan:

¡Tengo sed!

Sabiendo, Jesús, que todo se había cumplido, para que también se cumpliese la Escritura, exclamó: -¨tengo sed`. (Jn, 19,28).

Contemplemos hoy este texto dejando resonar en nuestro corazón como un eco: “ya sabes lo que Dios quiere de ti”.

Nos recuerda esto, a otro momento cuando a la mujer samaritana Jesús le dijo: Dame de beber. Y ante su sorpresa siguió ofreciéndole: el don de Dios que es agua viva. Todo el que bebe de esta agua, volverá a tener sed; en cambio el que beba del agua que yo quiero darle, nunca más volverá a tener sed”(Jn4,7,10,13).

Y en otro lugar: “si alguien tiene sed que venga a mí y beba” (Jn7,37).

¿Cómo entender este grito: “tengo sed”?

Algo nos está entregando en esas palabras.

Jesús nos entrega su sed de amar, nos entrega el compromiso de hacer el Reino presente en este mundo, nos entrega su fidelidad al Padre; y nos invita a acoger el “don de Dios que es agua viva”.

Nos pide que calmemos su sed y nuestra sed: “si tienes sed ven a mí y bebe

Nos pide que calmemos la sed de nuestros hermanos, que les manifestemos que Él les ama.

`Todo está cumplido´.

Jesús es consciente de que está llegando al final de su vida. Y es consciente también de su fidelidad al Padre y de su fidelidad al Reino. Por ello puede decir con serenidad “todo está cumplido”. Jesús está completamente afianzado en la presencia del Padre en su vida, “es el Padre que vive en mí, el que está realizando su obra”(Jn14,10. “Yo les he enseñado lo que aprendí de ti”(Jn17,8). Por eso puede exclamar “todo está cumplido”. Esa confianza suya en el Padre la deposita en nuestras manos, nos invita a vivir en esa atmósfera de amistad, de familiaridad. Nos estimula a ir descubriendo en nuestro caminar diario el amor del Padre y a ser conscientes de que “el Padre está realizando su obra” en cada una, en cada uno de nosotros, porque “Él nos lo ha enseñado”. Es un camino hacia la justicia con las hermanas y hermanos. Ser solidarias/ os. No olvidar lo que el Maestro nos enseña acerca de poner el corazón, la mirada en el necesitado.

Entregó el espíritu

Tercera acción de Jesús que realiza antes de morir. Qué puede significar “entregó su espíritu”, más allá del hecho material de llegar a la muerte. Creo yo que Jesús está remarcando que en esa entrega suya de algo tan personal, como es su espíritu, nos está entregando la vocación de discípulas y discípulos suyos. Él, el Maestro, nos está dejando su misión en nuestras manos, como dice (Jn 15,4), “permaneced unidos a mí, como yo lo estoy a vosotros”. Esa entrega de su propia vocación, de su propia misión es una manifestación sugerente de aquellas palabras suyas “no me elegisteis vosotros a mí; fui yo quien os elegí a vosotros”, y de aquellas “lo que yo os mando es esto: que os améis los unos a los otros”.

Es un buen día hoy, ante el Crucificado, recordar a tantos hermanos nuestros que están muriendo mártires por su fe, por su amor a Cristo, por su amor al Padre.

Y para finalizar quiero confiaros lo que bulle en mi corazón:

Estamos en un momento privilegiado, fascinante. El Espíritu está “sacudiendo” a la Iglesia. El Espíritu ha hecho de este momento, un tiempo histórico. A través del Papa Francisco, ese mismo Espíritu, está llamando a la Iglesia a una gran Reforma. El Papa dijo: “la reforma continuará con determinación, lucidez y resolución”. Una Reforma que necesita mucha oración, mucha súplica a Dios Padre.

Esa Reforma, de alguna manera el Papa está invitando a la vida consagrada a empujarla, sostenerla, a afianzarla, a ponerse ella misma en profunda reforma, en la frontera para ser “llamada”- “reclamo” para el resto del Pueblo de Dios.

En mi corazón grita con fuerza que esta gran Reforma os necesita a vosotras/os jóvenes. Os necesita la Iglesia y os necesita la Vida Consagrada. Necesita vuestra entrega, vuestra fortaleza, necesita vuestro SI para ofrecer al mundo un nuevo rostro, una nueva manera de ser cristiana/no. La Vida Consagrada necesita de vuestras utopías, necesita de vuestros grandes sueños, necesita de vuestro amor entregado. Necesita de vuestro “aquí estoy”. La búsqueda de lo profundo, de la entrega es buscar a “un Dios sensible al corazón que hace feliz, y cuyo nombre es alegría, libertad y plenitud”

Esto es un ponernos delante del Dios de Jesús y como el mismo Jesús decirle: “Padre a tus manos encomiendo mi vida” (Lc23,46)

En este momento, dentro del ritmo del Triduo Pascual, podemos decir que estamos acompañando a Jesús en su agonía. ¡A este Jesús! que está agonizando ofrécele tu confianza, tu generosidad, el “aquí estoy” que Él espera.

“La respuesta que Jesús busca de ti no son las palabras. Él busca a las personas. Te busca a ti. No busca definiciones, sino compromiso. Jesús es el maestro del corazón, Jesús no da lecciones, no sugiere respuestas, te conduce con delicadeza a buscar dentro de ti y que puedas responder: ¡encontrarte ha sido la mejor cosa de mi vida! ¡Tú has sido lo mejor que me ha podido suceder”.

No tengas miedo:

“Ya sabes tú lo que Dios quiere de ti: que ames tiernamente, que practiques la justicia y que camines humildemente de la mano de tu Dios”.

Haz de este día un día de silencio y oración.

EN JESÚS LA MUERTE ES VIDA

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No hay cruz sin Cristo (reflexión de Semana Santa)

Viernes, 25 de marzo de 2016
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cruz-vacia_560x280“El odio y la violencia llenan las cruces, abren llagas y rasgan corazones”

“Nosotros, los misioneros, estamos en primera línea todo el año”

(Juan José Aguirre, Obispo de Bangassou).- Una cruz vacía es una cruz imperfecta. Las prefiero con Cristo como la imagen del Cristo de los estudiantes el viernes de pasión por las calles de Córdoba. Creo que una cruz vacía es como un vaso de agua sin agua, es como un universo sin aire, una hoguera sin fuego. Los misioneros, sobre todo en zonas de alto riesgo, de tanto ver, acabamos siendo los especialistas de muchas de las cruces del mundo, de muchos crucificados del planeta, no solo de personas crucificadas por su fe o por la sinrazón de otros, sino también, especialistas del calvario de pueblos enteros crucificados.

Mirando el rostro de los Cristos de la Semana Santa española, con cientos de miles de cofrades y penitentes ¿quién si no, mejor que el pueblo español, debería entender el horror que vive el pueblo Yaziríe en Siria, o la catástrofe de un precioso mar Mediterráneo convertido en un inmenso cementerio de 4.000 marginalizados, o el clamor de ancianos y niños, de mujeres preñadas y de campesinos ardiendo vivos en iglesias del norte de Nigeria por la fiebre asesina de criminales del Boko-haram…?

juan-jose-aguirre-misionero-comboniano-y-obispo-de-banagassouJuan José Aguirre, Obispo de Bangassou

¿Quién podría comprender mejor el torrente de lágrimas de una madre del Kurdistán o la angustia de una travesía a ciegas hacia las costas de la isla de Lesbos o la incertidumbre de una familia que se juega la vida en el campo de refugiados llamado la “jungla” en la ciudad francesa de Calais, que alguien que contempla el cuerpo y el rostro del Cristo de las lágrimas del Parque Figueroa, del cachorro de Sevilla o de las imágenes de pasión de Valladolid?

Nosotros los misioneros estamos en primera línea todo el año. Viernes de pasión en directo, no desde la tele. Tocamos el dolor en caliente desde cuando empieza a desgarrar. A veces te das de bruces con él. A mediados de febrero 2016 fui a recoger un joven a 120 km de Bangassou. Un prófugo. Se escapaba de un infierno, de 4 años viviendo como esclavo con un grupo de rebeldes ugandeses de la LRA. Alain, así me ha dicho que se llama, me ha contado su historia con voz entrecortada, medio K.O., aturdido por haber perdido las referencias y sentirse desubicado, perdido después de 4 años de miseria, suciedad, selva sofocante, testigo de mil crímenes, incluso cómplice de cientos de otros. Me ha contado que lo secuestraron a él, a su mujer y a sus hijos, también a su madre, y la familia entera de su hermano con hijos incluidos del que se separó al poco tiempo. A su madre la perdió cuando fue incapaz de transportar todos los kilos que le habían puesto encima y su columna vertebral de quebró como el cristal. De un machetazo se libraron de ella.

la-ley-del-macheteSu mujer fue a parar al círculo de un comandante rebelde que la “protegía” abusando de ella en todo cuanto podía. La dejó embarazada y Alain me dijo que murió 6 meses después, en una de aquellas extenuantes caminatas transportando bienes robados, de una hemorragia en un mal sitio y en un mal momento. Me dijo que la sangre resbalaba por sus piernas como de un grifo abierto con restos de feto incluido. A sus hijos los perdió de vista hace años y él se escapó a mitad de febrero. Así me fue desgranando pedazos espeluznantes de su corta biografía. No me extraña que esté K.O. Lo dejé en un hospital de donde será evacuado a la capital.

Allí, gente sesuda lo interrogará y exprimirá como un limón hasta que un psicólogo le ayude a rebobinar los mejores momentos de su vida antes del secuestro y a pensar en positivo. Hasta que empiece por si solo a descubrir si queda alguien vivo de su familia… Pido a mi Dios que me dé el don de la empatía, de la compasión, de saber meterme en la piel de un clandestino de los que Mgr Agrelo denuncia sus estremecimientos en Tánger, de una familia que se echa a la mar con niños pequeños para llegar a las costas griegas o de quien quiera que esté sufriendo en esta tierra.

Alain es hoy para mí la cara de nuestro Cristo y en esta Semana Santa, es la imagen de nuestra cruz. Como decía antes, los misioneros, distribuidos por todas las geografías del planeta conocemos al dedillo muchos ejemplos de cruz con Cristo y de un Cristo con rostro, con manos, con pies, con corazón y con alma.

Recuerdo el rostro de una mujer refugiada en la misión, acusada de brujería y amenazada de muerte por una masa de gente histérica y ciega. Recuerdo su rostro apergaminado de arrugas. Un rostro surcado por cien ríos y mil afluentes, un rostro cargado con todas las amarguras de su pasado y las incertitudes del futuro. Un rostro con ojos afilados como un bisturí pero, al mismo tiempo, expertos en vida, testigos de mil muertes en un continente en donde la muerte está barata; cómplices de cien duelos aquí donde acompañar a los muertos en su tránsito final es un deber sagrado; cuajados de lágrimas, símbolo del desconsuelo en que hallaba. El rostro de aquella mujer surcado de arrugas era el rostro de Cristo crucificado, del Cristo atado a la columna y de tantas otras imágenes.

Recuerdo otra foto y unas manos roídas por la vida. Manos de piel cuarteada y venas sinuosas. Las manos se abrían en cruz para agarrar un haz de leña. La leña pesaba sobre la espalda de un hombre y las manos la sostenían mientras el cuerpo se encorvaba y dolía. No eran unas manos bonitas, ni tenían uñas cuidadas, ni brillaban de cremas ni olían de aromas. Eran las manos de uno de los miles de empobrecidos, que por suerte o por desgracia, les toca vivir sólo con el sudor de su frente, sin más ayuda gubernamental que la de permitirles vivir. No se veían en ellas ni el boquete de los clavos ni los raspones de las caídas. Pero se intuían unas manos crucificadas sin clavos, traspasadas por dureza de la vida.

manos¿Qué decir de los pies de Cristo? Los pies de un Cristo clavado, la anatomía deformada por los nervios tetánicos, son una lección de vida. Los pies son el resumen de una biografía, el legado de un pasado, la herencia de un presente y un escrito codificado de lo que ha sido la vida de una persona. Pies contraídos, pies torcidos por el reuma, pies consumidos por el trajín, pies cansados, pies machacados por la carga, pies doloridos del mucho estar de pie. Recuerdo los pies de Madre Teresa en los últimos años de su vida y mas que pies eran un garabato. Aquellos pies resumían el calvario de su preciosa vida. Aunque también reflejaban el mucho bien acumulado, el amor ofrecido y el dolor compartido. Mirad los pies de cualquier Cristo, crucificado o no y leeréis en ellos su maravillosa vida y la fuerza inmensa de su personalidad única e irrepetible.

El corazón del crucificado se le imagina a través de la llaga del costado. Y pienso en las llagas abiertas de la humanidad, ahora más que nunca, cuando el odio del islamismo radical ha salpicado a enteros continentes. Criminales que matan en nombre de Dios son solamente criminales que ponen a la religión como una pantalla para justificar sus crímenes. Los romanos maltrataron a Jesús y lo mataron porque cumplían órdenes. Los radicales lo hacen porque supuran odio irracional, un odio que abre llagas y rasga corazones. La violencia impone la injusticia y la generaliza. Jesús triunfa de la violencia con su mansedumbre y su sentido común.

resurreccionLlagas abiertas en la fe de la vieja Europa en donde, como en un cascarón vacío la fe se desmorona a cachitos, a trozos, una generación tras otra. Llagas abiertas en el continente americano, en la selva de las tribus amazónicas, llagas abiertas por el consumismo a ultranza, por la adoración del dios dinero, llagas putrefactas en zonas del mundo donde se explotan niños, se secuestran niñas, se abusa de jóvenes perdidas o se machaca sin piedad a personas honradas: cada uno de esos momentos son una lanzada en el corazón de nuestro Cristo de la semana santa.

Pero queda el alma de nuestro Cristo que no es otra que la certeza de su resurrección. Un Cristo que no resucita es un pobre cristo, un cristo inacabado, un cristo fallido. Un Cristo resucitado es aquel que inunda de esperanza los rostros, las manos, los pies y las llagas de una humanidad a la deriva. Por eso el alma de la pasión se entrevé también durante las torturas porque la muerte es solamente la antesala de la vida. Cristo es vida porque resucita. Está resucitado cuando salen las cofradías. Resucita cuando la Iglesia vive el Evangelio y no se pliega ante el Dios dinero. Resucita cuando es misericordiosa, cuando los misioneros van por todo el mundo hablando de su muerte-vida y de que somos cristianos cuando hacemos cómo él hizo, vivimos como El vivió, hablamos cómo El habló y sabemos morir, más o menos, con la fe en la vida eterna con la que El murió.

Fuente Religión Digital

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Cristo, de nuevo crucificado: Seguimos con los tres obispos que cargan con una fiereza inusitada contra la ley madrileña de transexualidad

Viernes, 25 de marzo de 2016
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Sin título-2tresbisbes

Hoy, Viernes Santo… Cristo de nuevo crucificado…

Pilato volvió a salir y les dijo:

–Mirad, os lo he sacado para que sepáis que yo no encuentro en él ningún delito.

Salió, pues, Jesús, con la corona de espinas en la cabeza y vestido con aquella capa de color rojo oscuro. Pilato dijo:

–¡Ahí tenéis a este hombre!

Cuando le vieron los jefes de los sacerdotes y los guardias del templo, comenzaron a gritar:

¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!

Pilato les dijo:

Pues lleváoslo y crucificadle vosotros, porque yo no encuentro ningún delito en él.

Los judíos le contestaron:

Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir porque se ha hecho pasar por Hijo de Dios.

Juan 19, 4-7

Volvemos al tema porque es uno de los ataques más graves que han salido de labios episcopales y, por si alguno no ha podido leer este infame comunicado. Y lo hacemos de la mano de Dosmanzanas…

Como publicábamos ayer, los obispos de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla; de Getafe, Joaquín María López de Andújar, y el obispo titular de Mentesa (diócesis titular sin territorio asignado) y auxiliar de Getafe, José Rico, han cargado contra la Asamblea de Madrid por aprobar una avanzada ley integral de transexualidad. Lo han hecho, además, recurriendo al papa Francisco, quien en su encíclica Laudato si’ lanzaba el año pasado un fuerte ataque a las personas transexuales.

El texto de los obispos, titulado “Reflexiones pastorales sobre la ‘Ley de Identidad y Expresión de Género e Igualdad Social y no Discriminación de la Comunidad Autónoma de Madrid’”, es todo un compendio de opiniones contrarias al reconocimiento de la identidad de género disfrazadas de alambicadas argumentaciones teológicas. Comienza diciendo que la aprobación de la ley integral de transexualidad por la Asamblea de Madrid es un hecho “grave e injusto” y pasa inmediatamente a atacar el principio de autodeterminación del género, que los obispos consideran que “choca frontalmente con la antropología cristiana que ha dado sustento y soporte a lo que se ha venido en llamar civilización cristiana u occidental” según la cual “tratar el cuerpo como pura materia que pueda ‘ser construida’ por la libertad no responde a la experiencia humana”.

El texto de los obispos madrileños también insiste en la importancia de “la diferencia sexual varón-mujer”. Acaban remontándose al pecado original y a la “concupiscencia” mediante una argumentación algo compleja de entender… “La diferencia sexual es llamada a la unión amorosa, a la complementariedad y a la procreación como fruto de la colaboración con Dios en el acto conyugal propio del matrimonio. La herida del pecado original (Cf. Charitas in veritate, 34) y de los propios pecados, de la que deriva la concupiscencia, se manifiesta en la relación distorsionada de los dinamismos físicos, psíquicos y espirituales de la propia persona. Por eso otro de los principios de la antropología cristiana es la necesidad de la redención del cuerpo o del corazón. Este dato, desconocido por la cultura dominante secularizada, provoca la no comprensión plena de la persona. La Iglesia Católica sabe por la Revelación y la propia experiencia acumulada en la Tradición que, además de afirmar la unidad en el ser (unión substancial cuerpo-espíritu), es necesario alcanzar la unidad en el obrar (la integración en el acto libre de los dinamismos físicos-psíquicosespirituales del obrar humano)”. Ahí queda…

“Todo está relacionado”

El texto ataca la libertad (“el concepto de libertad presente en esta ley aboca a un pensamiento totalitario: la absolutización de la voluntad que pretende ser la única creadora de la propia persona y la absolutización de la técnica transformada también en un poder prometeico e ideológico”); la ciencia y la técnica que permiten la reasignación genital; la supuesta “ideología de género”, término que el ámbito más conservador utiliza para denigrar tanto al feminismo como a buena parte de las reivindicaciones del colectivo LGTB, y lo que llaman “nihilismo posthumano”.

Los obispos concluyen, de hecho, que todo lo que para ellos son males del mundo están relacionados, y el reconocimiento de los derechos de las personas trans no es una excepción. “Sería un error metodológico considerar el contenido de esta ley como algo separado del proyecto de ingeniería social que se viene propiciando en España y globalmente. Este apartado de la así llamada transexualidad ha de ser contemplado en el contexto más amplio de un proyecto global planificado, científica y sistemáticamente, contra el orden de la creación y de la redención”, aseguran.

Conviene contemplar en su conjunto las distintas piezas del puzle: Injusticia social (con la síntesis del marxismo y el liberalismo), ecología idolátrica y fragmentada, anticoncepción, esterilización, aborto, ‘amor romántico’, divorcio, ‘amor libre’, técnicas de reproducción asistida, ‘pornificación’ de las relaciones personales y de la cultura, sexualidad sin verdad, usurpación deliberada de la filiación natural de los niños, manipulación hormonal/amputación y extirpación de órganos sanos/reasignación de la identidad personal, eutanasia y suicidio asistido, manipulación de embriones, ‘poliamor’, realidad virtual sustitutiva, etc., son sólo una parte de los escalones, programados, científica y sistemáticamente, en orden a la deconstrucción de la ‘identidad-misión’, querida por Dios para el ser humano: en su unidad sustancial cuerpo-espíritu, en la diferencia varón-mujer, en la llamada a la comunión con el prójimo y en la vocación a adorar y amar, sobre todas las cosas, a la Santísima Trinidad”, añaden…

¿Llamada a la desobediencia?

Por supuesto, los obispos cargan también contra las derivadas educativas y sanitarias de la ley integral de transexualidad y acaba por considerar un ataque “a la libertad religiosa” la inclusión de un paquete sancionador.

Los obispos acaban considerando que la nueva ley madrileña “es una ley sustancialmente inicua que regula graves atentados contra el quinto mandamiento de la Ley de Dios, y, en su caso, los facilita respecto al sexto y noveno mandamientos”. “Se trata, en su esencia, de una ley injusta y, por tanto, a nadie obliga en conciencia”, añaden, en lo que bien parece un llamamiento a la desobediencia. Los obispos apelan a una “emergencia cívica de los católicos”, a los que llaman a “emerger y hacernos presentes en todos los ámbitos de la vida social”.

Alusiones al papa Francisco

papa-francisco-serio-2Especial atención merece la mención expresa al papa Francisco y a su encíclica Laudato si’, posiblemente el más importante ataque a las personas transexuales surgido del ámbito católico en los últimos años. Ya lo avisamos en su momento. La encíclica de Francisco sobre el medio ambiente (que tantas alabanzas recibió en su momento desde círculos progresistas…) contiene un claro mensaje tránsfobo. Es, en concreto, en el punto 155 de la encíclica, donde el argentino aprovechaba para considerar que el respeto a la ecología incluye “la aceptación del propio cuerpo como don de Dios” y su “valoración en su femineidad o masculinidad” para “reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente”. Según aseguraba el papa, “cancelar la diferencia sexual” no es una actitud sana.

No era el primer aviso de Francisco. “Pensemos en las armas nucleares, en su capacidad de aniquilar en unos pocos instantes un alto número de vidas humanas. Pensemos en la manipulación genética, en la manipulación de la vida, o en la teoría de género, que no reconocen el orden de la creación. Con esta actitud, el hombre comete un nuevo pecado contra Dios el Creador”, expresaba el papa solo unos meses antes de su encíclica.

La obsesión de la Iglesia católica con la transexualidad

Cartas como la ahora publicada por estos tres obispos o las últimas negativas a permitir que personas transexuales puedan ser padrinos o madrinas en los bautizos de sus propios familiares refuerzan la idea a la que ya hemos hecho mención en anteriores entradas: a la enfermiza fijación contra las relaciones entre personas del mismo sexo, la jerarquía católica añade ahora la condena a las personas trans, tradicionalmente ignoradas por la institución. El propio obispo de Alcalá de Henares no ha dudado en incluirlas en sus diversas diatribas, como la que lanzó en diciembre de 2014, cuando incluyó a la “despatologización de la así llamada transexualidad” en la lista de supuestos objetivos de una perversa agenda LGTB.

Otro ejemplo es el del obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, que en enero de 2013 difundía su mensaje tránsfobo en una carta pastoral en la que criticaba la “ideología de género” que “sitúa al hombre por encima de Dios”. “La ideología de género es una filosofía, según la cual el sexo ya no es un dato originario de la naturaleza, que el hombre debe aceptar y llenar personalmente de sentido, sino un papel social del que se decide autónomamente”, añadía.  “Ya no valdrían las ecografías que detectan el sexo de la persona antes de nacer. Esperamos un bebé. ¿Es niño o niña? La ecografía nos dice claramente que es niña. No. Lo que vale es lo que el sujeto decida. Si quiere ser varón, puede serlo, aunque haya nacido mujer. Y si quiere ser mujer puede serlo, aunque haya nacido varón. No se nace, se hace. Al servicio de esta ideología existen una serie de programas formativos, médicos, escolares, etc. que tratan de hacer ‘tragar’ esta ideología a todo el mundo, haciendo un daño tremendo en la conciencia de los niños, adolescentes y jóvenes”, aseguraba enonces el obispo de Córdoba.

Fuente Dosmanzanas

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‘La Biblia y la Semana Santa’, el último vídeo que arrasa en Youtube

Viernes, 25 de marzo de 2016
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IMG-20160323-WA0001¿Qué tristeza, Dios mío… no leen la Palabra pero se “mueren” por las imágenes hechas por manos humanas, no por las que son obra del Dios Vivo:

Fortfast, el ‘Iñaki Gabilondo’ de los botellones, pregunta a participantes en las procesiones de Sevilla por sus conocimientos sobre la religión cristiana.

“Nosotros creemos lo que nos han enseñado nuestros padres desde pequeños”. El popular youtuber Fortfast, más conocido como el ‘Iñaki Gabilondo de los Botellones’ ha vuelto a hacer de las suyas.

En esta ocasión se ha trasladado hasta Sevilla, donde ha preguntado a los viandantes y participantes en las procesiones, sobre la Biblia y la Semana Santa.

El vídeo, que cuenta con más de 200.000 visitas, es ya el más popular en Youtube España en estos momentos.

Fortasft ya hizo otro polémico vídeo en 2015 titulado ‘Religión y postureo’ que acumula casi un millón y medio de reproducciones.

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Una madre cristiana fundamentalista compone un rap contra el colectivo transexual

Viernes, 25 de marzo de 2016
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780x580-youtube-nhH0EDPSNhI-una-madre-cristiana-compone-una-cancion-de-rap-contra-los-transexualesUna madre ¿cristiana? ha despertado la polémica subiendo un vídeo a su canal de Youtube en el que ha creado una canción de rap en la que arremete contra las personas transexuales y sus derechos.

A veces no damos crédito a lo que encontramos por la red. Una madre ¿cristiana? ha tenido la “fantástica idea” de subir un vídeo a su canal de Youtube en el que arremete contra el colectivo transexual y los derechos de éstos. Con una letra bajo bases de música rap, esta mujer trata de hacer ver que la transexualidad es una enfermedad y una aberración.

La letra habla de por qué hay que cambiar los baños para personas transexuales y alega que no debemos olvidar saber distinguir entre masculino y femenino. Según las notas, esta madre no está de acuerdo en eso de que el colegio al que van sus hijos apruebe las leyes para personas trans y les de sus derechos. A continuación os dejamos con el vídeo de la canción:

Desgraciadamente el rap tiene fama de ser un género musical homófobo y machista gracias a que algunos de sus intérpretes más famosos, como Eminem o 50 Cent, dejan volar su mala baba, ya sea por ir de malotes y vender más o porque verdaderamente son unos garrulos. A ese frente, ahora le añadimos uno más, una madre que ha decidido mostrar su rechazo contra el colectivo LGBT tras descubrir que el colegio de sus tres hijos adoptaba medidas a favor de la diversidad sexual y de género. ¿Y cómo lo ha hecho? Creando un rap, cantándolo y subiéndolo a Youtube. No sé si sus hijos estarán más traumatizados por la medida integradora o por la ocurrencia de su madre.

La obra de arte es esta:

La letra del rap reza algo así:

Cuál es la causa de los baños para transexuales que discutimos?
realmente estos son los problemas que tenemos y en los que gastamos nuestros impuestos?
No, no lo son…legislan o persuaden?
Es todo un asunto de invertidos,
es todo sobre sexo y género,
tenemos otro problema,
cambiar los baños para unos pocos?
Escucha, escucha lo que te digo,
el reino animal es más listo que nosotros
Los animales no se plantean el género en su mundo
Si no podemos distinguir entre masculino y femenino,
Hemos perdido nuestro propósito
Hemos fallado en la vida
Si nuestros niños pierden su identidad,
Esto será triste para el futuro, lo verás.

Fuente AmbienteG

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Getsemaní…

Jueves, 24 de marzo de 2016
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Pasemos esta noche en oración con el Señor
*
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I
GETSEMANÍ
I
SOLEDAD EN GETSEMANÍ

Llegó Jesús con ellos a un huerto llamado Getsemaní y dijo a sus discípulos:
“Sentaos aquí, mientras yo voy más allá a orar”. Y llevándose a Pedro
y a los dos hijos del Zebedeo, comenzó a sentir tristeza y angustia.
(Mt. 26, 36-37)

En la piedra del miedo
se habían afilado las traiciones
y la noche de Jerusalén ya no escondía
la densidad del abandono.
El Maestro lo supo,
y no un presentimiento, una certeza
comenzó a golpearle contra la soledad.
Ahora la soledad no era
aquella extensión dulce donde encontrar al Padre,
ni era
el campo de batalla donde el Hijo
de Dios fuera tentado como Hijo
de Dios.
La soledad era una fuerza
incontenible: vaciaba de luz
todas las casas del espíritu, dolía
como el frío
cuando hiela la sangre.
La soledad mordiendo
el corazón del hombre,
la soledad poniendo al descubierto
al hombre, solo al hombre.
(La soledad es una calle larga
que lleva a la tristeza).
Quiso salir de la ciudad. Bajo la luna
la espalda de los que se volvían era un incendio
que le abrasaba la memoria.
Acaso
fueran piadosos los olivos con su óleo
de intimidad donde resuena
la palabra del Padre.
¡Oh paradoja del ascenso
donde los pies se hunden
en el lodo del hombre!
¡Oh paradoja del conocimiento
donde todo es maraña de raíces!
Getsemaní no es una zarza ardiendo,
es la espesura sin piedad
donde el hombre está solo,
desnudamente solo, sin asilo,
despojado del hombre,
despojado de Dios.
Getsemaní no es óleo, es agonía,
es otra vez un campo de batalla donde el Hijo
del Hombre ha de enfrentarse
con todos los demonios del hombre:
el tedio, la amargura, la angustia, los peldaños
que van a dar al morir.
Getsemaní no es óleo. Es agonía:
y en el centro del huerto queda solo
un verdadero hombre verdadero
abrazado al silencio de Dios, pero obediente.
Fiat, Señor, digo hoy contigo,
fiat, Señor, aunque me duela.

II

NO ERA EL SUEÑO, SEÑOR…

Bajo la luna llena encanecían los olivos.
La quietud era sólida y destilaba
un plomo ardiente que invadía los cuerpos.
El silencio
se había vuelto mineral
y en la sangre aún rompían las palabras
anunciadoras y terribles
que se habían mezclado con el vino.

Regresó y volvió a encontrarlos dormidos,
pues sus ojos estaban cargados
(Mt. 26, 43)

No era el sueño, Señor, era el espanto
lo que subía
río arriba del alma hasta los ojos:
era el espanto
de ver luchar a Dios y no hacer nada.

III

 EL BESO

Entonces todos los discípulos
lo abandonaron y huyeron.
(Mt. 26, 56)

En la piedra del miedo
se habían afilado las traiciones
y ahora
iban subiendo entre las luces,
ensayando
el más turbio, el más falso
de los besos.
¿Quién dijo que el amor era un abrazo?
Este beso no es beso, es un cuchillo
que asesina de lejos y empozoña
el corazón de muchos y lo cubre
de la callosidad del abandono.
En el puente del beso se ha cumplido
lo que dijeron los profetas, pero
Señor te pido ahora que me quites
esa suerte de puente y que me dejes
del lado del amor, en tus orillas.

IV

ORACIÓN PARA NO DORMIR

 Pedro lo siguió de lejos
(Mt., 26, 58)

Oh, Señor, en esta hora
en que también se confunde
la distancia con el miedo,
si Tú me ves que me aparto
de tu agonía y que duermo
para no ver al que sufre
ni ver mi interior desierto,
mírame, que yo te sigo,
aun como Pedro de lejos.
Mírame y en tu mirada
sostenme para que el fuego
de tanto amor me despierte
siempre que me venza el sueño.

*

Mercedes Marcos Sánchez,

Poeta ante la Cruz (Meditación en Mateo)

***

***

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Jueves Santo: “Los amó hasta el extremo”

Jueves, 24 de marzo de 2016
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(Robert Recker gay Passion of Christ)

Éxodo 12,1-8.11-14

Prescripciones sobre la cena pascual

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto:

“Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: “El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido.

Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, comeréis panes sin fermentar y verduras amargas. Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor. Esta noche pasaré por todo el país de Egipto, dando muerte a todos sus primogénitos, de hombres y de animales; y haré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde estéis: cuando vea la sangre, pasaré de largo; no os tocará la plaga exterminadora, cuando yo pase hiriendo a Egipto. Este día será para vosotros memorable, en él celebraréis la fiesta del Señor, ley perpetua para todas las generaciones.“”

*

Salmo responsorial: 115

El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.

¿Como pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
hijo de tu esclava;
rompiste mis cadenas. R.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R.

*

1Corintios 11,23-26

Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor

Hermanos:

Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido:

Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo:

– “Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.”

Lo mismo hizo con él cáliz, después de cenar, diciendo:

“Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.”

Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

*

Juan 13,1-15

Los amó hasta el extremo

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo:

“Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?”

Jesús le replicó:

“Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.”

Pedro le dijo:

“No me lavarás los pies jamás.

Jesús le contestó:

“Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.

Simón Pedro le dijo:

“Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.”

Jesús le dijo:

“Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.”

Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: “No todos estáis limpios.

Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo:

“¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.”

***

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Homilía de Monseñor Romero sobre los textos litúrgicos de hoy (23 de marzo de 1978)

***

Queridos hermanos:

Con esta ceremonia en honor de la institución de la Eucaristía se inicia lo que litúrgicamente se llama el Solemne Triduo Pascual. Tres días para celebrar el acontecimiento religioso cristiano más grande de la historia y naturalmente, del año litúrgico. San Agustín llamaba a este triduo: la fiesta de la Pasión, la muerte y la resurrección del Señor. Esta noche, pues, es como una síntesis, como un resumen de toda la Pascua que estamos celebrando. Para comprenderlo, las lecturas de hoy nos han colocado en una historia vieja de Israel que desemboca en Cristo Nuestro Señor y que El, Cristo, la encarga a su Iglesia para que la lleve hasta la consumación de los siglos.

He aquí tres pensamientos de esta noche santísima del jueves Santo: una historia de Israel.

Un Cristo que la encarna

Y una prolongación eucarística hasta la consumación de los siglos.

1 º UNA HISTORIA DE ISRAEL

La vieja historia nos la ha contado el libro del Exodo que se acaba de leer. Los judíos celebraban en esta luna llena del mes de Nisan, un mes hebreo que coincide con nuestro marzo-abril. “Este será el primer mes del año -les había dicho- celebraréis la Pascua”. La Pascua era la celebración de dos grandes ministerios del Viejo Testamento: la liberación de Egipto y la Alianza con el Señor. Pascua y Alianza. La Pascua era aquel momento en que los israelitas esclavizados por el Faraón en Egipto no podían salir hasta en la décima plaga terrible, que consistió en que todos los primogénitos de Egipto iban a morir esa noche. Y para que se libraran las familias hebreas Dios les dijo, por medio de Moisés, que mataran un cordero y que con su sangre marcaran los dinteles de las puertas porque esa noche iba a pasar el ángel. El paso del ángel, eso quiere decir la Pascua: el paso de Dios que para los egipcios va a ser castigo y para Israel va a ser liberación. Leer más…

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Jueves Santo: Memoria de Jesús, amor concreto (lavar los pies, dar de comer…)

Jueves, 24 de marzo de 2016
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hospederia-monasterioDel blog de Xabier Pikaza:

Jueves Santo es el día de la Memoria de Dios, que se ha hecho presente en Jesús, aquel que habiendo amado a los suyos les amó hasta el extremo, es decir, hasta el fin, como dice Jn 13, 1. Así lo recoge la liturgia de este día, centrada en tres signos:

Primera memoria: Lavatorio de pies, servir a los demás. No es sólo acogerles en casa y enseñarles (en la línea de la tercera obra de misericordia de Mt 25, 31-36: acoger al extranjero, vestir al desnudo), sino también servirles, para que así puedan estar limpios, con vestido digno, esto es, con dignidad. Cuando estos días nos llegan las imágenes de las mil pateras perdidas en los mares, con el barrizal de Idoumene, recordamos lo que significa acoger, lavar los pies, la memoria de Jesús…

Segunda memoria: Cena fraterna… Esto es mi Cuerpo… Lavados los pies, acogidos en casa, los hermanos pueden comer… como hace Jesús con sus amigos, abriendo una mesa que empieza siendo de Doce, porque doce son todo el mundo, todas las tribus de Israel y de la tierra. Este día recordamos algo muy especial: La comida ha de ser de pan y vino, es decir, de alimentos materiales…(conforme a las dos primeras obras de misericordia de Mt 25, 31-46: Dar de comer, dar de beber…).Pero Jesús añade algo todavía más especial, que tendemos a olvidar: Sólo podemos dar de comer dando algo que es nuestro, nuestro propio cuerpo, nuestra propia vida. No podemos cenar Jesús, con Jesús, como Jesús si no convertimos nuestro cuerpo y nuestra sangre en comida para los demás.

Tercera memoria: Haced esto en memoria de mí, los hombres y mujeres del recuerdo… Es decir, lavaos los pies, acoger a los demás, dar de comer. Conforme a la tradición de la Iglesia, instituyendo la acogida (lavatorio de pies) y la comida fraterna (dar de comer, el propio cuerpo), Jesús instituyó la nueva gran función cristiana: Los hombres y mujeres de la memoria…, aquellos que mantienen vivo, de un modo especial, el recuerdo y la tarea de Jesús.

Esos hombres y mujeres de la memoria son en un sentido los presbíteros y obispos, pero lo son, de un modo aún más directo todos aquellos que acogen y visten, que lavan, cuidan y alimentan a los demás, realizando así la tarea de Dios sobre la tierra. Así lo indicaré brevemente este Jueves, gran día del recuerdo de Cristo:

1. Esa memoria de Jesús la mantiene en un plano la iglesia ministerial llamada “jerárquica”, los obispos y presbíteros, aquellos que hoy presiden de un modo especial la Eucaristía del Amor Fraterno, en los cuatro extremos de la Iglesia. Hombres de memoria son, se les tiende a llamar sacerdotes, gran función siguen teniendo, gran tarea, abierta al lavatorio de pies, a la acogida y comida fraterna… Por ellos empezamos rogando este día.

2. Esa memoria de Jesús la cultivan también los hombres y mujeres de la interioridad, de la contemplación profunda de Jesús, misterio de Dios… No hace falta que sean contemplativos “oficiales” (monjes, monjas…), aunque es bueno que algunos lo sean… Todos hemos de ser hoy contemplativos, para descubrir por dentro y cultivar el gran misterio de la vida que es don, que es regalo, que es presencia. Memoria de Dios somos en Cristo, memoria compartida, es bueno que lo separamos y lo cultivemos, en un mundo que corre el riesgo de convertirlo todo en puro espectáculo externo. Por estos hombres y mujeres de memoria seguimos hoy rogando.

82854873. La memoria de Jesús la imprimen en sus manos y en su espalda, de un modo muy concreto, los “costaleros”, aquellos que llevan las imágenes del Cristo por las calles de mil ciudades del mundo, especialmente en lugares como España…Esos costaleros llevan hoy la imagen de Jesús, pero no pueden olvidar que la verdad de Jesús no está en su imagen, sino en su verdad: es decir, en los pobres y excluidos de la vida, los hambrientos y enfermos, los extranjeros y desnudos.

4. Pero hoy recordamos, de un modo aún más concreto y universal, a los verdaderos costaleros de Dios, hombres y mujeres de la memoria de Jesús, los que siguen haciendo de un modo directo lo que él hizo; éstos son los hombres y mujeres de la caridad, aquellos que abren cauces y caminos de servicio mutuo, dar de comer, dar de beber, acoger, vestir… en nombre de Jesús, el nombre de la humanidad. Así lo seguiré indicando de un modo más concreto en las reflexiones que siguen.

La primera imagen (con la última) ofrece un detalle y la visión de conjunto del Gran Mosaíco de Mahourrek, que presidía nuestro comedor conventual de Poio, Pontevedra, donde he comido y conversado largos años.

Las otras imágenes recogen el recuerdo de esa reunión de algunos voluntarios de la memoria de Jesús reunidos en pasado 16, en torno al tema central del Jueves Santo, que es compromiso de la Memoria de Jesús, es decir, de las obras de misericordia, que definan la vida y tarea su Iglesia en el mundo.

Hombres y mujeres de la Caridad, Memoria de Jesús, anticipación del Jueves Santo

En los largos años que vengo publicando este blog, Jueves Santo tras Jueves Santo, he venido poniendo de relieve otros aspectos de la memoria de Jesús, en especial los más celebrativos: Eucaristía, procesiones… Así podrá verlo quien quiera buscar en postales anteriores, desde el año 2007.

Este año, con ocasión del “café conversado” que tuvimos en Madrid, el pasado 16, hombres y mujeres de la “memoria activa de Jesús”, quiero recoger esta experiencia. Ellos, hombres y mujeres de Caritas, de Manos Unidas, de la HOAC… y de tantos otros servicios cristianos, en la línea de Jesús, son los verdaderos celebrantes del Jueves Santo. Leer más…

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Yo soy lo que rezo. Reflexión de Jueves Santo 24 marzo, 2016

Jueves, 24 de marzo de 2016
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0Nos situamos en este día de jueves santo: celebramos el día del Amor fraterno, amor sororal, que quedará reflejado en la celebración en el gesto del ofertorio. También es el día de servicio, como veremos en el lavatorio de los pies. Es un día lleno de contenido, como lo son todos los de la Semana Santa pero es ciertamente el día que tenemos, por eso quiero llamarlo el día del Amén.

Amén, según wikipedia es símbolo de confirmación y de afirmación. El significado real de la palabra es ‘en verdad’, ‘ciertamente’ o ‘que conste’. Popularmente se le ha dado el significado de ‘así sea’, ‘palabra de Dios’ o, simplemente, ‘sí’. En efecto, la raíz de este adverbio implica firmeza, solidez, seguridad, y en hebreo es la misma que se utiliza para el vocablo «fe». En el Talmud se indica que la palabra ‘amén’ es un acrónimo que se podría traducir como ‘Dios, Rey en el que se puede confiar’.

Decir «amén» es proclamar que se tiene por verdadero lo que se acaba de decir, con miras a ratificar una proposición o a unirse a una plegaria. Por eso, expresado en forma conjunta o grupal en el ámbito de un servicio divino u oficio religioso también significa ‘estar de acuerdo’ con lo expresado en tal ocasión.

Para el cristiano decir amén es confirmar y comprometerse, es responder a la pregunta de Dios de manera positiva y resuelta.

Para llegar a ese Amén pronunciado por Jesús con su vida entera y de manera más expresa con su “hágase” en Getsemaní hemos de hacer un camino, un camino que pasa ineludiblemente por el camino de la oración.

¿Hacia dónde mira Jesús a lo largo de su vida? ¿A quién mira desde niño? Nuestra mirada ha de ser como la de Jesús, claramente como la de él. Solo así podremos hacer que nuestro discipulado sea tan auténtico que emanemos entrega y respuesta.

Jesús mira al Padre, siempre. Desde niño lo encontramos “ocupado en las cosas de su Padre”, cuando su madre le busca responde de manera adulta: “¿por qué me buscabais? No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?” (Lc 2,49). La primera vez que se sabe buscado está ocupado en la oración. Más adelante, en Getsemaní, cuando los soldados le buscan, otra vez, también está ocupado en la oración. Su vida oculta en el silencio de Nazaret, desapercibido, fecundó su corazón dócil a la mirada contemplativa, esa que desnuda corazones y remueve espíritus. Jesús ve el corazón humano porque primero ha entrado en el nivel más profundo del suyo propio y se ha hecho uno con Dios. Solo así pudo Cristo amar hasta el extremo, solo así pudo vencer las tentaciones del poder, de la soberbia, la ambición y del éxito. Solo así pudo morir gritando en una cruz. Sencillamente porque pronunció un amén que había sido tatuado en el alma.

Este Jesús que nos apasiona pero al que nos cuesta decir que sí por si nos pide caminos que no deseamos seguir, era profundamente libre, y profundamente claro. Para poder darse a los demás, era necesario darse primero al Padre, por eso buscaba tiempos largos de oración. Los sarmientos solo pueden dar fruto si fluye de ellos la fuerza de la vida (Jn. 15,1-5). En los tres años de vida pública Jesús, además de sanar, enseñar y tratar con fariseos, se reservaba muchos tiempos de soledad y silencio para dedicarlos a la oración, y así procuraba enseñarles a sus discípulos. Acudía a descampados, montañas, también al templo o a la sinagoga. En cuanto podía buscaba espacios para entrar en lo secreto. Y así les enseñaba a sus discípulos. Tras un tiempo de misión les dice:

Venid vosotros a solas a un lugar deserto a descansar un poco” (Mc6,30-31), como queriendo bajarles los humos, “mirad al Padre, mirad al Padre!”

Al Padre, siempre mirando al padre, como queriendo decir, “no soy yo, no soy yo, es él quien os sana, quien os escucha, quien os espera, miradlo a él”.

La oración, esa relación íntima y personal con su Padre es lo que hace de Jesús un hombre auténtico, un hombre libre, un hombre creyente. En la oración no busca solucionar problemas, solventar dificultades, no, busca encontrarse con su Padre, solo. Lo demás vendrá por añadidura.

Es su mirada dirigida a Dios lo que permite que Jesús, en Getsemaní, no se dé la media vuelta y rechace lo que viene. Podía haber dicho hasta aquí, si muero, si sigo lo que me pides ¿qué harán estos sin mí?, tantos enfermos, tanta gente necesitada…

Pero no, una vez más, Jesús mira a su Padre:”Amén, que se haga lo que tú quieres. Confío”. En los momentos más duros el maestro se vuelve discípulo de nuevo y grita en la oración, no discierne con la cabeza, no busca el consuelo de sus amigos más queridos, no hace una lista de pros y contras. Vuelve su corazón al corazón de su Padre buscando latir al mismo ritmo para poder seguir adelante. Solo ahí está la fuerza y la esperanza.

Por eso, ahora, hoy,… ¿hacia dónde dirijo mi mirada en este jueves santo?, ¿hacia quién la dirijo habitualmente? En los momentos duros de la vida, o en los que te sientes más bendecido, ¿hacia dónde se dirige tu alma?.

¿Es Jesús el único Señor de tu historia?

Quienes seguimos a Cristo, tú también, estamos llamados a desnudar nuestra alma ante la mirada tierna de Dios. No pierdas tiempo exponiendo todas tus limitaciones todos tus errores. Jesús murió (mañana lo viviremos de nuevo) con los brazos extendidos para acoger todo eso. Suelta tus cobardías e incertidumbres. Levántate, camina de nuevo hacia él, hazlo mil veces, todos los días. Levántate pronunciando amén.

Para no dar vueltas sobre ti mismo necesitas tener tiempos encuentros largos en silencio con Dios. No tengas miedo, no esperes intuiciones mágicas o respuestas urgentes. Jesús trabaja en tu interior a su ritmo, dale tiempo, espérale, póstrate ante él como en Getsemaní, ten paciencia, está construyendo en ti un alma hermosa. Pero… pronuncia Amén.

A veces la oración es sencillamente un tiempo de espera. Lo sembrado dará fruto, pero tan importante es el tiempo de la siembra como el de la espera en el silencio y la oscuridad. Cuando parece que no hay nada, como en Getsemaní, algo se está gestando. Pronuncia Amén.

No podemos seguir a Jesús si no somos personas orantes. Recuerda esto: eres lo que rezas.

Repito, Jesús no habría podido traspasar el momento de Getsemaní y los acontecimientos posteriores si su vida no hubiera estado enraizada en Dios. En esa noche de absoluta oscuridad, cuando Jesús no ve nada es cuando vuelve con mayor intensidad su mirada hacia su padre buscando compañía y consuelo (“si me acuesto en el abismo allí te encuentro”, dice el salmista). En ese momento de profunda debilidad Jesús es más él mismo, y se produce el milagro del encuentro absoluto entre el Padre y el Hijo. Y pronuncia Amén.

No estamos exentos de esa vivencia nosotros, siempre y cuando la fuente de toda nuestra vida sea Dios.

Seguimos a un hombre que, en los estertores de la muerte, su última acción es rezar con el pecho abierto a la humanidad:”Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen”.

Fuente: Monasterio Monjas Trinitarias de Suesa

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Jesús nos invita a descentrarnos

Jueves, 24 de marzo de 2016
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imagen14Fernando Torres Pérez, Fundación Luz Casanova,
Madrid.

ECLESALIA, 23/03/16.- El Jueves Santo es el Día de la Caridad. Yendo a lo que se ve, a lo más aparente, es el día en que la colecta de la misa se hace en favor de Caritas parroquial. ¿Sólo eso? Es una pena que nos quedemos ahí. Porque el Jueves Santo es el día en que celebramos la institución de la eucaristía. El Jueves Santo nos habla de una mesa común y de los hermanos y hermanas compartiendo el mismo pan. El Jueves Santo nos habla del amor fraterno. Y la caridad no es más que otro nombre del amor fraterno. El Jueves Santo nos habla de una eucaristía que es mesa abierta en la que nadie es excluido y donde los más débiles tienen un lugar de preferencia. El Jueves Santo nos recuerda la despedida de Jesús, la última cena con sus discípulos pero también las muchas comidas que celebró con sus amigos y con los pecadores y con los que se encontraba por los caminos de Galilea. Porque una comida es siempre encuentro de familia, fraternidad, amistad, acogida… Pasa que nuestras eucaristías son demasiadas veces un ritual frío, y en algunas ocasiones una parodia burlesca, más que el signo de un verdadero encuentro entre hermanos, presidido por el hermano mayor que es Jesús, en el que todos nos sentamos a compartir el pan de la palabra y el pan de la vida para alimento de todos.

En la eucaristía, por definición, la preocupación no se centra en mi bienestar sino en el bien de la comunidad, de los hermanos, de los otros. En la eucaristía los excluidos son acogidos, los débiles reciben los primeros puestos. En la eucaristía el servicio mutuo es el arquitrabe que hace posible seguir construyendo la familia del reino. La caridad fraterna es la argamasa que mantiene unidos a los que somos muchos y diferentes y hace de todos una familia, la de los hijos e hijas de Dios. La eucaristía por eso es, debería ser, signo del reino, catarsis de nuestros mejores sueños, que se convierten por un momento en realidad y, a la vez en promesas de plenitud. Y que, por eso mismo, nos anima al compromiso por hacer de esa fraternidad, de la eucaristía, una realidad, no sólo en el momento de la celebración sino en la vida diaria y cotidiana.

Pero éste es un planteamiento que mucha gente de hoy no entiende. Porque culturalmente la emergencia del yo, del individuo, ha convertido a éste en el centro del universo. Y, como los planetas giran alrededor del sol, también el individuo entiende que todo lo que está en torno a él son materiales que debe utilizar para conseguir sus objetivos personales: su propia plenitud y felicidad, consideradas siempre desde el punto de vista de mi “yo”. Y cuando digo todo es que todo se pone al servicio del “yo”. Todo: la amistad, el estado, los bienes materiales, los derechos y el derecho, la pareja, la familia y hasta el clima.

Hace unas semanas leía en la revista semanal de un periódico un artículo sobre el perdón. El articulista, un psicólogo profesional, desvinculaba, por supuesto, su tema de cualquier tipo de relación con el aspecto religioso del perdón. Nada que ver. Lo suyo era un comentario totalmente laico sobre los beneficios psicológicos del perdón. Eran dos páginas dedicadas a enumerar esos beneficios que se producían sobre todo, casi exclusivamente me atrevería a decir, en la persona que perdona. Por supuesto, dejaba claro que no se trataba de olvidar. El objetivo del perdón era sobre todo que la persona supuestamente ofendida lograse encontrar la paz, la serenidad, la armonía necesarias para vivir. Olvidar la ofensa podría suponer el volver a establecer una relación que podría ser peligrosa para el sujeto. Pero perdonar era condición necesaria para superar la herida.

Desde esta perspectiva, el centro es el “yo” y el bienestar del yo. El perdón no es algo que se oriente a la recreación de las relaciones sociales rotas sino que se dirige básicamente a facilitar el bienestar del yo, que se sitúa en el centro del universo. Es lo más importante.

El artículo me hizo recordar un libro de un sociólogo español, Javier Elzo, sobre la juventud. No recuerdo ahora el nombre del libro pero si un párrafo que me llamó la atención. Hablaba de los jóvenes y la familia y el matrimonio. Y decía Elzo que el mundo de hoy la familia se ha convertido en una prótesis añadida a la persona. Sí, en una prótesis. La persona se sitúa de tal modo en el centro del universo que todo gira en torno a ella. Si no me funcionan los ojos correctamente, para ver bien utilizo una prótesis artificial: las gafas. Si no me funciona el oído, para oír bien utilizo un audífono. Si no me funcionan las piernas, para moverme utilizo una silla de ruedas. Todo se hace para que la persona tenga su funcionalidad plena. Si estoy solo, para tener compañía me busco una pareja. Gracias a él/ella encuentro compañía, familia, etc. Pero como las gafas o los audífonos u otras prótesis llegan un momento en que se estropean y se cambian por otras, también la familia, si se estropea, se cambia por otra –lo de arreglar o reparar no entra en una cultura que se ha acostumbrado al usar y tirar-.

Es decir, el mismo mecanismo que nuestra cultura ha aplicado al uso de los bienes materiales se ha terminado aplicando a la búsqueda de la plenitud personal, de la felicidad. Yo tengo que ser feliz. Tengo derecho a la felicidad. A mi felicidad. Para eso me sirvo de todo lo que está a mi alrededor, ya sean cosas o personas. La pareja me sirve en cuanta me hace sentirme feliz y bien conmigo mismo. Los conflictos, cualquier tipo de conflicto, se ve como un fracaso, una quiebra de ese derecho a ser feliz. El juguete se ha roto y lo que hay que hacer es cambiarlo por otro. Si la pareja no me ayuda a ser feliz, entonces hago lo mismo que con las gafas. Voy al oculista y la cambio por otras. En el caso del matrimonio se va primero al juzgado y luego se busca una nueva pareja. O no. Quizá por un tiempo el “yo” prefiera estar solo y sin compromiso. Los hijos se pondrían en la misma línea. Tener hijos ayudan a sentirse bien. Esa es la gran motivación. Valen en tanto en cuanto. Y nada más.

Así pues, en nuestra cultura hay una ideología o forma de pensar que se sitúa en la línea que acabamos de comentar: “yo” estoy en el centro del mundo. Todo lo que me rodea está para contribuir a mi felicidad. Lo que no sirve para ese objetivo es desechable, carece de interés. De alguna manera, no existe. Es posible que desde esa motivación se busque la fraternidad. Se hace porque en ese ambiente fraterno el “yo” se siente mejor, más arropado, más cálido. Siente menos la soledad. Pero no hay que olvidar que el centro sigue siendo el “yo”. Leer más…

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¿Te vienes a cenar?

Jueves, 24 de marzo de 2016
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pan-para-cenarYolanda Chaves, yolachavez66@gmail.com; Mari Paz López Santos,pazsantos@pazsantos.com; Patricia Paz, ppaz1954@gmail.com
Los Ángeles; Madrid; Buenos aires.

ECLESALIA, 24/03/16.- Me invitaron a una cena que promete ser muy especial. Es increíble pero el que firma la invitación es ¡Jesús mismo! Nadie me lo cree, es que ni yo misma me lo creo, pero ahí está el sobre, sencillo y la tarjeta adentro, dice: Si tienes hambre, ven.

Cuando recién me llegó pensé que era una broma de alguno de mis amigos. Imagínense, una invitación firmada por Jesús, quién se lo va a creer. Con el pasar de los días me  llegaron correos de mis amigas Yolanda y Mari Paz y ahí supe que la cosa venía en serio. Es que mis amigas viven en USA y en España y no hay ninguna, o casi ninguna posibilidad, de que mis amigos les puedan hacer la broma a ellas.

Lo otro que me chirriaba  es el tema del hambre, porque ni bien la recibí pensé que se habían equivocado de persona. Con tanta hambre en el mundo, ¿me iba a invitar a mí que pertenezco a la categoría de los privilegiados que tienen satisfechas todas sus necesidades? Pero de a poco empecé a sentir todas las “hambres” que tengo, que no son precisamente de comida, pero que son muchas y empecé a desear que fuera verdad, aunque seguía dudando.

…….

Abrí el buzón del correo con aire distraído. No esperaba recoger más que publicidad y los típicos sobres con ventanita de correspondencia bancaria. Ya nunca llegan cartas con “letra humana” como en otros tiempos.

La primera sorpresa fue aquel sencillo sobre blanco en donde figuraban mi nombre y dirección postal escritos… ¡a mano! Impresionada, di la vuelta para ver quién era el remitente: “Jesús, el de Nazaret”, escrito a bolígrafo en perfecta letra humana.

Esto es una broma o publicidad, pensé mientras me dirigía al ascensor. Abrí con prisa y leí una tarjeta de invitación, también escrita a mano: Si tienes hambre, ven. Puedes traer a otros, todos están invitados, no importa cuántos”, firmado: “Jesús, el de Nazaret”.

Abrí la puerta, dejé el bolso y las llaves y repetí la operación de lectura. Algo no había entendido o eso era una broma. Quizás un atractivo medio publicitario. Nada. Quedé pensativa y aparté el sobre para volver más tarde. Pero no podía dejar de pensar en esa invitación: “Estoy invitada si es que tengo hambre y puedo ir acompañada por quienes considere que les gustaría asistir imagino que siempre y cuando también tengan verdadera hambre”. ¿A quién le cuento yo esto? Creo que escribiré a mis dos amigas Yolanda y Patricia, que seguramente se sorprenderán pero no creen que digan que estoy loca. Escribir “a seis manos” desde tres partes del mundo nos pone en una dimensión de activas “escuchantes” de la realidad, abiertas a las sorpresas con naturalidad.

…….

Aquella madrugada como todos los días, esperaba la ruta que me acerca a mi trabajo en la estación del metro en el centro de Los Ángeles. Esa mañana era como todas; la estación llena de personas apresuradas ascendiendo y descendiendo de las diferentes rutas del metro sin poner atención en los rostros de los transeúntes. De pronto alguien se me acercó “debe ser alguien que necesita dinero para completar su pasaje” pensé, y me apresuré a buscar unas monedas en mi bolso. Era una anciana, confieso que me hubiera gustado relatarles que era una viejecita sonriente y amable, pero no, la anciana que se me acercó tenía el rostro amargado y el aliento alcohólico. Le ofrecí las monedas y ella no las aceptó. Tenía sus manos temblorosas ocupadas con un sobre manchado y maltratado, lo levantó hasta mi cara. “Esto es para ti” dijo, me lo entregó y se fue.

Revisé el sobre, en la parte del remitente estaba escrito: “Jesús de Nazaret” y en la del destinatario mi nombre: “Yolanda”.  Llegó el metro que esperaba, no hubo tiempo de abrir el sobre, a esa hora los vagones del metro van tan llenos que abrirlo y leerlo hubiera sido imposible. Lo guardé en mi bolso, llegué a mi trabajo, y tomé mi lugar en aquel inmenso mar de máquinas de coser. Mientras trabajaba, pensaba: “¿Quién puede conocer mi nombre en la estación del metro?”. Esperé hasta la hora de mi descanso para leer el contenido del sobre, lo abrí y decía: “Hija, sé que tienes hambre, ven. Puedes traer contigo a los que quieran una comida caliente”. Miré a mi alrededor, y pensé: “¿Habrá suficiente para todos ellos?”. No pude dejar de pensar en esa invitación tan personal y cercana. Ya en mi casa, al finalizar la jornada diaria, leía y releía el contenido del sobre. “Si esto es en serio ¿Cómo empiezo a invitar a esa cena especial a todos los que tienen hambre?”. Entonces decidí escribirle a mis amigas: hasta España a Mari Paz y hasta Argentina a Patricia. Seguramente “seis manos” podrán mejor que dos.

…….

Jesús nos convoca a celebrar la Eucarística, la primera, la de siempre, la que no pierde vigencia.  ¿Dónde tenemos que ir? ¿A Jerusalén, como aquella vez?… No, nos espera en cualquier lugar donde haya gente que tenga hambre y sed de Pan y de Vino, de Justicia y Solidaridad, de Fraternidad y Comunidad; donde haya personas que sufren y se sienten rechazadas por cualquier motivo; entre los que huyen de la guerra o la violencia… “Allí nos encontraremos”, nos ha dicho. “Id, cada una de vosotras, al lugar de vuestro continente en donde penséis que debéis estar convocando e invitando a la Cena a la que yo invito. Sois mensajeras como aquellos que mandé al cruce de los caminos…”.

Nos han invitado a una cena muy especial, será íntima y multitudinaria, indicándonos que salgamos a los caminos a buscar comensales. No hay restricciones ni números clausus. No hay que ir de etiqueta ni hay puestos de honor.

Nos han dicho que hagamos llegar la invitación a muchos, que utilicemos los medios a nuestro alcance para que la cena tenga todos los invitados que quieran asistir.

invitaciones-para-la-cena-de-la-empresaQue se expanda por la redes sociales, que lo transmitamos boca a boca en los encuentros de grupos y comunidades;  en las reuniones de la parroquia, de las vicarías, de las diócesis y en la curia vaticana; en monasterios y conventos, en sinagogas y mezquitas, en cárceles y hospitales, en despachos gubernamentales y en prostíbulos de carretera, en reuniones financieras. Que llegue la invitación a la orilla del Mediterráneo mientras se recogen vidas ateridas y chalecos salvavidas.

A los que viven en la calle, a los que huyen del hambre… Todos estáis invitados, nos ha dicho. Hay muchos sitios, no hay cuotas, ni clases, no se necesitan papeles, no tienes que llevar dinero.

Los niños y las niñas son bienvenidos y serán los que tengan un sitio especial al lado del Anfitrión.

¡Tomad nota!… es al atardecer de hoy Jueves, el que llaman Santo. ¡Ven, sí tienes hambre…!

Todos los que lean esto, están invitados; y a los que se lo hagan llegar por el medio que sea. Vayan pensando de qué les gustaría hablar con Jesús y de qué tienen hambre.

No se olviden de contestar a cualquiera de las direcciones de correo que figuran arriba indicando qué motivo les mueve a participar en esta Cena

 (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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Semana Santa para no creyentes.

Jueves, 24 de marzo de 2016
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jesus-nazarethDel blog de El Catalejo del Pepe:

Amiga, amigo, disculpa esta invitación que quizá no te interese. Si es así, dale un clic y lo tiras fuera.

Pero si me aceptas el mensaje, será ocasión de dialogar la amistad que te ofrezco de mi parte.

En primer lugar, hay que precisar algunos conceptos:

  • Admitir la existencia histórica de un tal Jesús, de Nazaret. No me refiero a

escritores cristianos sino a historiadores o cronistas paganos como Suetonio, Tácito, Plinio El Joven. También escritores judíos no cristianos como Josefo y Filo Judeo.

  • Esos escritores testifican que ese tal Jesús fue un predicador judío con características de taumaturgo, y que fue considerado por las autoridades como revoltoso, por lo cual fue condenado a muerte.
  • Los seguidores de ese agitador popular lo consideraron con carisma y aptitudes sobrehumanas. De ahí, el paso siguiente, fue considerarlo divino. Lo creyeron viviente, después de haberlo visto muerto mediante el castigo de los criminales; y esa creencia se fue comunicando de boca en boca, de grupo en grupo, de pueblo en pueblo, hasta crear una vasta comunidad de seguidores que se autocalificaron con su nombre: cristianos.
  • Todo lo referente a su vida, sus actividades, su destino final, ya no se puede comprobar por medios neutros, sino que pertenece al imaginario de sus seguidores. Lo que se conoce de él es a través de escritos hechos por sus adeptos, lo que le quita seguridad científica a lo que se afirma de él.
    Con el paso del tiempo, las comunidades que llevaban su nombre y mantenían su fe en él, pasaron de ser perseguidas y maltratadas a ser dominadoras del espacio social, en Occidente y el Oriente cercano. Aún más: se convirtieron en predicadoras y buscaron prosélitos en las cinco partes del mundo. Después, al revertirse la situación, ellos se declararon dominadores y se pusieron a perseguir a los demás.
  • Admitida la existencia histórica de Jesús, habrá que conocer lo que dicen sus seguidores respecto a la llamada semana santa de los cristianos.

JUEVES:

Jesús se reúne a comer con su grupo de amigos más cercanos. Unos dicen que se trató de la comida ritual de los judíos en la celebración del Pésaj, que recordaba la liberación del pueblo de la esclavitud en Egipto. Otros dicen que fue, al menos, un día antes de la comida ritual, por lo que las viandas ofrecían un menú más amplio; por ejemplo, se podía comer diversas verduras (no solamente lechugas amargas); con más comodidad, es decir tirados sobre almohadones y no de pie (como se exigía para el Pésaj); se podía comer pan normal y no el pan ritual del Pésaj que debía ser sin levadura.

Lo cierto es que pudo ser una cena de amigos y amigas (en ciertas comidas de fiestas había incluso bailarinas que danzaban para alegría de los comensales).

Y en esa ocasión, Jesús habló con el corazón en la mano: manifestó su estado de ánimo, su preocupación por los acontecimientos que estaban afectando a su vida, y advirtió que uno de sus más cercanos amigos le había hecho traición denunciándolo a las autoridades que buscaban eliminarlo. Debió ser una comida con sentimientos encontrados muy fuertes. El que quiera conocer más en detalle lo que allí se dijo puede leerlo en el evangelio de Juan, capítulo XIII y siguientes.

Finalizada la comida, el grupo se dirigió a un huerto cercano donde podían cobijarse bajo los olivos. Allí hacían alguna oración y dormitaban junto a alguna fogata.

Allí llegó también una patrulla de soldados romanos, guiados por Judas Iscariote, un amigo de Jesús, para llevarlo prisionero ante las autoridades. Lo acusaban de agitador.

En realidad Jesús había mantenido un discurso subversivo que lo llevó a la muerte.

El lo suponía. Porque todo el que anuncia liberación de cadenas que oprimen el crecimiento humano, todo el que denuncia las corrupciones, tiene el mismo fin. La historia de la humanidad ha sido testigo de esto.

Y como Jesús no pertenecía al templo (sacerdotes y funcionarios del culto), ni pertenecía a la clase militar, ni tampoco tenía titulo de perito en la legislación judía (ley de Moisés), no tuvo defensa alguna. Era simplemente un hombre de la calle, un judío marginal; que además estaba tachado de impuro: se mezclaba con gente de mala clase, no cumplía algunas normas severas como el respeto al día de descanso; se había hecho continuador de la predicación de Juan el bautizador del río Jordán diciendo su mismo discurso: había que enderezar los caminos sociales y religiosos para que pudiera avanzar la liberación.

Esa noche del jueves, Jesús enfrentó su prueba de fuego. Hay que ser bien gallo para mirar cara a cara al destino y no huir del martirio. Pudo haberlo hecho. ¡Tantos valentones en la historia han salido corriendo a buscar refugio después de haber asegurado a sus pueblos que darían la vida por una causa!

Por esa actitud de valentía, Jesús merece el reconocimiento de los que valoramos la dignidad.

VIERNES:

Dicen, los que fueron testigos del acontecimiento, que al hombre se lo llevaron maniatado hasta las autoridades.

Fue como el anticipo de lo que pasaría después en la historia de los pueblos. Cuando no se puede acallar una voz que molesta porque desencuaderna los esquemas de abuso y prepotencia, hay que maniatarlo, condenarlo y sacrificarlo.

Veintisiete años estuvo Mandela encerrado en una cárcel por defender los derechos de los negros en Sud Africa; de un balazo le quitaron la vida a Martin Luther King, a Oscar Arnulfo Romero, a Camilo Torres, a Ernesto Guevara, pero no pudieron acallar sus voces.

Con cuatro clavos quisieron impedir la predicación liberadora de Jesús, acusado de “no ser amigo del César”.

Vano intento en todas esas pretensiones. Las voces libertarias no las calla ni la muerte.

El hecho es que a Jesús lo juzgaron y condenaron a muerte por crucifixión, que era el castigo para los rebeldes, los esclavos y los criminales.

 SABADO:

Tras su muerte, su cuerpo fue colocado en la cripta funeraria de uno de sus seguidores, desde donde desapareció un par de días después.

DOMINGO:

Algunos de sus seguidores (discípulos) dijeron algo inaudito: que lo habían visto, habían compartido con él y habían recibido sus palabras y mensajes, porque había resucitado. No había vuelto a esta vida, sino que estaba vivo pero en otra dimensión: un verdadero misterio que se ha mantenido hasta el día de hoy.

Y a partir de ese momento, el rumor se fue extendiendo, esa creencia fue alimentando la vida de sus seguidores.

Lo que aconteció, según la fe de ellos, está resumido en una frase, cuando a Pablo de Tarso lo llevaron a juicio, tras haberse convertido de perseguidor en un predicador: lo llevaron preso “a causa de un tal Jesús, muerto, del que Pablo dice que está vivo” (Hech 25,19).

Siguiendo esa misma proclamación, millones y millones de personas han mantenido esa fe aún por encima de persecuciones y martirios.

De todo esto, lo invito a hacer tres consideraciones:

1. Puede ser que todo esto sea un cuento bien urdido. Habrá que tomarlo como tal.
2. Puede ser que todo eso haya sido realidad vivida, pero que no afecta en nada a las personas hoy día.
3. Puede ser que sea una verdad que afecta a la vida de la gente, y en ese caso vale la pena tomarla en serio.

Aceptar cualquiera de las dos primeras consideraciones, es inocuo. No pasa nada.

Pero si se acepta la tercera, es un compromiso vital, y por eso mismo puede pasar mucho.

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“A lesbianas, gais, transexuales y bisexuales”, por José Arregi

Jueves, 24 de marzo de 2016
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homosexualidad_560x280Leído en su blog:

Amigas, amigos: gracias por invitarme a vuestro encuentro anual de Creyentes Cristianos LGTB en el Santuario franciscano de Santa María de Regla en Chipiona (Cádiz). Bellísimo lugar de paz acariciado por el mar Atlántico, mecido de día y de noche por el rumor de sus olas. Gracias a los franciscanos por su efusivo abrazo fraterno y, sobre todo, por acogeros cada año con la libertad y la bendición de Francisco de Asís a su hermano León, bendición presente en todos los rincones del santuario: “El Señor te bendiga y te guarde…”. Sí, la Vida os bendice.

No os bendice Dios o la Vida a pesar de ser gais, lesbianas, bisexuales, transexuales, sino por ser lo que sois. Bendecid vuestra vida por ser como sois, por vuestro cuerpo como es –el cuerpo nunca miente–, por vuestra orientación sexual, por vuestra identidad de género. “Gracias porque nos hiciste de todos los colores”, rezaba el lema de vuestro encuentro. Así sea. Que cada una, cada uno, se goce de lo que es. Que dé gracias por el color propio y único de su vida, como el azul del cielo de Chipiona, el verde de sus aguas, el amarillo de su playa, todos los colores del arcoíris.

No os acoge Jesús “con misericordia”, como se dice en los evangelios que acogía a “publicanos y pecadores” y comía con ellos; como recuerdan con la mejor intención algunos buenos teólogos cuando hablan de vosotros u os hablan, admitiendo sin saberlo o insinuando sin quererlo que, por vuestra condición, necesitáis una mirada de indulgencia, un trato de conmiseración. Como si llevarais sobre vosotros un problema, una enfermedad o una culpa.

La Iglesia no os debe comprensión y misericordia, sino reconocimiento. Que reconozca lo que sois como bueno, tan bueno como ser rubio en un país de morenos. Y no basta con decir como el papa Francisco cuando le preguntaron sobre los homosexuales: “Si son así, ¿quién soy yo para juzgarlos?”. Está bien, ya es mucho, pero imagina que un periodista le hubiera preguntado: “Papa Francisco, ¿qué le parece un matrimonio heterosexual?”. ¿Crees que el papa hubiera respondido: “Si la vida les ha hecho así, no soy quién para juzgarlos”? Que pase la Iglesia Católica de trataros con misericordia a trataros con respeto, y de respetaros tolerantemente a reconoceros verdaderamente. El problema es suyo. El problema es nuestro.

Lleváis sobre vosotros el terrible estigma de milenios de cultura machista, de negación de cultura, de desprecio del otro, de maltrato a la vida, de simple ignorancia… Cargáis todavía con el anatema de la institución eclesial, por puro desconocimiento, por la dureza de mente o tal vez también de corazón. Las religiones en general –desde las tradiciones del oriente hasta los grandes monoteísmos– tienen pendiente una revolución cultural y espiritual que les lleve a reconciliarse profundamente con el cuerpo, el sexo, el placer.

En la raíz de la homofobia se halla justamente un problema con el cuerpo, el sexo y el placer. Y no se olvide que la homofobia más agresiva responde casi siempre a la propia homosexualidad mal vivida; la psicología y la sociología (la sociología eclesiástica en particular) lo corroboran.

Algún día la Iglesia os pedirá perdón de lo que aún sostiene falsamente, en nombre de Dios. Y borrará del Catecismo de la Iglesia Católica, como otras cosas, esa absurda afirmación de que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” y abandonará de una vez su argumento preferido: que la Biblia y la tradición “siempre” lo han enseñado así. Es históricamente falso, pues hay que buscar e interpretar mucho para encontrar en la Biblia condenas claras de la homosexualidad; en cuanto a la historia de la Iglesia, abundan testimonios y documentos de que, sobre todo antes del siglo XIV, la práctica homosexual estuvo no solo tolerada, sino que incluso fue bendecida como sacramento.

Pero el argumento de que lo que dicen la Biblia y la tradición es verdad absoluta y ha de ser mantenido para siempre de manera inamovible es, sobre todo, teológicamente falso. Justifica opiniones insensatas solo porque “está escrito”. Absurdo. ¿Acaso no leen los obispos en la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, que Dios prohíbe comer cerdo, mariscos, conejo o embutidos? ¿No leen en la Carta a Timoteo que los obispos han de ser casados? En realidad, solo leen lo que quieren. Llaman Dios a sus fobias y obsesiones.

Pero el Espíritu se mueve. Las religiones se mueven, a pesar de sus escrituras y tradiciones. Se ha movido el Dalai Lama. Y muchos rabinos liberales. Y muchos obispos anglicanos. ¿Se moverán los obispos católicos? ¿Se moverá el papa Francisco también en esta cuestión? ¿Se reconciliarán con la Vida?

Amigo, amiga homosexual, el ángel de la anunciación te dice como a María: Alégrate de ser como eres, lleno/a de gracia, sacramento del amor en tu propio color bello y santo. Quiere lo que eres y sé lo que quieres.

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Por primera vez, la justicia italiana reconoce los derechos de parentalidad de una pareja gay que tuvo a su hijo mediante gestación subrogada

Jueves, 24 de marzo de 2016
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160510714-9e8c527f-96b9-46ce-8b09-f005beea6402Sentencia judicial histórica en Italia: un tribunal de menores de Roma ha reconocido como padre de un niño de seis años a la pareja de su padre biológico. No se trata de la primera vez que la justicia italiana reconoce la que se ha dado en llamar stepchild adoption, pero sí de la primera vez que lo hace a una pareja de hombres, y no de mujeres. También es la primera vez que ocurre con un niño nacido mediante gestación subrogada.

El niño, de seis años, nació mediante gestación subrogada en Canadá, país en el que este procedimiento es legal. Italia sí que reconocía a su padre biológico como padre del niño, pero no así al padre no biológico, que en junio del año pasado solicitó la adopción. El tribunal de menores de Roma la ha concedido, al considerar que por encima de cualquier otra consideración debe primar el bienestar del menor, que desde que nació ha sido criado y educado por sus dos papás.

La sentencia, que se emitió a finales de 2015 pero que acaba de hacerse pública, es inédita por dos razones: por un lado, se trata de la primera vez que se concede la stepchild adoption a una pareja de hombres. Por otro, no ha existido apelación por parte de la fiscalía de menores, por lo que la sentencia es definitiva y no tendrá que enfrentarse a un tribunal de rango superior.

El fallo del tribunal de menores de Roma está en línea con la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que recordemos que en junio de 2014 fallaba a favor de dos matrimonios franceses que tuvieron sus tres hijas mediante gestación subrogada y a las que Francia se negó a registrar pese a que las niñas estaban reconocidas como hijas de sus padres en Estados Unidos. El tribunal europeo consideró entonces que esta negativa violaba el artículo 8 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, que protege el derecho de los menores al respeto de su vida privada, socavando su identidad y produciéndoles un perjuicio. En definitiva, los estados pueden prohibir la gestación subrogada, pero no negar los derechos de filiación a los menores nacidos legalmente mediante este procedimiento en otro país que se los reconozca.

Sentencias anteriores, solo en parejas de mujeres

Volviendo a Italia, son ya varias las sentencias previas que reconocen la stepchild adoption, término anglosajón que los italianos ha adoptado para designar la posibilidad de que, en el seno de una pareja del mismo sexo, uno de los miembros de la pareja pueda adoptar a los hijos del otro miembro de la pareja. Pero hasta ahora siempre se había tratado de parejas de mujeres. El último caso del que nos hicimos eco, hace apenas tres semanas, fue el de una adopción “cruzada”: cada una de las dos mujeres era madre de una niña, en los dos casos recurriendo a reproducción asistida en Dinamarca. Las dos niñas tienen ya 4 y 8 años. Pero no ha sido hasta ahora cuando la justicia ha concedido la adopción de cada una de las niñas a su madre no biológica. De esta forma, ambas madres ven reconocidos legalmente sus derechos parentales sobre las dos menores.

La más destacada de las sentencias hasta ahora, no obstante, había sido la que el pasado diciembre emitía un tribunal de apelaciones de Roma, confirmando la sentencia que ya año y medio antes había emitido el tribunal de menores, y que por primera vez avalaba que una mujer pudiese adoptar a la hija biológica de su pareja del mismo sexo (ya en su momento recogimos la que entonces fue histórica sentencia. La pareja de mujeres, residente en Roma desde el año 2003, tuvo una hija mediante reproducción asistida en un país extranjero que no ha trascendido, donde también contrajeron matrimonio. Con posterioridad, reclamaron ante la justicia italiana la adopción del menor por parte de la madre no biológica).

Esta sentencia, no obstante, está pendiente de ser revisada por la Corte Suprema de Casación, el más alto tribunal italiano. El caso, sin embargo, abrió un camino que es el que otros tribunales italianos ya están siguiendo. En enero de 2015, por ejemplo, era un tribunal de apelaciones de Turín el que reconocía los derechos de parentalidad de otra pareja de mujeres, una española y otra italiana, casadas (y luego divorciadas) en España, y que tuvieron a su hijo mediante reproducción asistida en Barcelona, cuyo registro civil reconoce al niño como hijo de ambas. Y en diciembre otro tribunal de apelaciones, esta vez en Milán, reconocía como válida la adopción concedida en España a una mujer italiana que adoptó a la hija biológica de su pareja. La historia de esta pareja es bastante similar a la anterior: se casaron (luego se divorciaron) y tuvieron a su hijo mediante reproducción asistida en España, aunque en este caso ambas mujeres son italianas. Aún así, el tribunal considera que el procedimiento de adopción en España debe ser reconocido en Italia.

Sentencias, todas ellas, que sin embargo quedan “superadas” por la conocida este lunes, única en la que no se ha producido apelación… y que por tanto es ya definitiva.

Una justicia por delante de su clase política

Todas estas sentencias tienen lugar mientras la clase política italiana se muestra incapaz de aprobar una ley de uniones civiles entre parejas del mismo sexo que reconozca, aunque sea de forma limitada, a las familias homoparentales. La aprobación del proyecto en el Senado solo ha sido posible después de que el Gobierno italiano aceptase eliminar del proyecto la stepchild adoption, lo que seguirá obligando,  a las parejas del mismo sexo con hijos, incluso cuando se apruebe el proyecto que les permita unirse civilmente, a acudir a la justicia italiana caso por caso para hacer valer sus derechos de parentalidad.

Fuente Dosmanzanas

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