Domingo de Ramos. 20 marzo, 2016
El domingo de Ramos nos abre un gran pórtico que nos muestra, este año através del Evangelio de Lucas, lo que vamos a celebrar a lo largo de esta Semana Santa.
¡Siéntate corazón mío!
Como “todos los que conocían a Jesús, y también las mujeres que lo habían seguido desde Galilea, que estaban allí presenciando todo” (Lc 23,49), déjate tocar, déjate asombrar, déjate enamorar.
¡Siéntate, silénciate, contempla…!
Accede corazón mío a ese pórtico, ábrete a que sea el Espíritu mismo de Jesús quien te ayude a descubrir la fidelidad del Maestro en su entrega total, su confianza en el Padre. Es el corazón misericordioso que Jesús te ofrece lo que te hará misericordioso. Y esa misericordia entrañable te acercará a las hermanas/os, que hoy, siguen el camino de Jesús de Nazaret en medio de persecuciones, abusos, torturas, arrestos e incluso la muerte por ser fieles al Maestro. Recordamos los sentimientos de aquel cristiano, en tierras sirias, que en medio de la tortura dijo algo así a sus verdugos: “queréis que renuncie a mi fe cristiana, pero no puedo, porque mi corazón es de Cristo, está marcado por el amor a Cristo Jesús”.
Corazón mío, no hagas de estos días santos como aquella “gente que había acudido al espectáculo” (Lc 23,48) sino déjate sorprender, para que con el amor que Dios Padre te entrega a través del Espíritu puedas tú también decir con la confianza y abandono de Jesús: “Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc. 23,46).
Lo que te preparas a celebrar no es la muerte, aunque ésta sea la de Jesucristo, sino el camino hacia la Pascua.
Tiempo de vida, tiempo de de luz, tiempo de amor.
Señor, Jesús, Maestro bueno,
dame un corazón que sepa
contemplar, acoger, perdonar, amar…
coge mi mano y conduce mis pasos
a escuchar tu invitación: ¡Sígueme!
Fuente: Monasterio Monjas Trinitarias de Suesa
Comentarios recientes