V Domingo de Cuaresma. 12 marzo, 2016
“Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
“el que esté sin pecado, que tire la primera piedra”.
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo”
(Jn 8, 7-8)
Dime, Maestro: ¿qué escribías en el suelo? Siempre que vuelve este texto me lo pregunto… y algunas veces hasta me lo he contestado: palabras de perdón, de reconciliación, de comprensión… Pero hoy que vuelve el texto me lo vuelvo a preguntar: ¿qué escribías en el suelo? ¿qué escribes hoy en el suelo? ¿qué palabras tienes para quienes me acusan, me persiguen, me entregan?
Sí, lo hacen conmigo, pero sobre todo con otras tantas personas, especialmente mujeres, en demasiados lugares de nuestro mundo. Hoy, ahora, una mujer está siendo acusada, vejada, puesta en evidencia…como lo fue la mujer sorprendida en adulterio en el Templo. Y me pregunto: ¿tendrá la mujer de hoy quien la defienda, quien la dignifique, quien escriba en el suelo de su historia palabras de liberación y de perdón?
Y me brota del corazón un deseo: ¡Hazme palabra, Jesús! Una palabra que Tú escribas hoy en nuestro suelo. Una palabra de consuelo. Una palabra de ánimo. Una palabra de lucha. Una palabra de dignidad. Una palabra de confrontación. Una palabra de perdón.
Haznos a todos “palabra”, como aquellas palabras que un día escribiste en el suelo del Templo. Palabras silenciosas que hicieron caer las piedras, los juicios y las condenas. Palabras escondidas que ablandaron corazones endurecidos y convirtieron la condena de la ley en el encuentro con el amor misericordioso. Palabras que rozaron el corazón herido de una mujer y le devolvieron la dignidad y la luz que necesitaba para caminar. Palabras que cambian el rumbo de la historia y la adentran por los senderos del Reino.
“Gracias, Trinidad Santa,
por escribir en el suelo de nuestro hoy
las letras suaves de tu amor y tu ternura para con nosotras.”
Comentarios recientes