El gobernador de Dakota del Sur veta en el último momento una ley expresamente discriminatoria hacia los estudiantes trans
Buenas e inesperadas noticias desde Dakota del Sur, cuyo gobernador Dennis Daugaard ha vetado la ley aprobada por la legislatura de dicho estado, ampliamente controlada por sus correligionarios republicanos, que forzaba a las escuelas de estado a que a su vez obligasen a sus estudiantes transexuales a utilizar los baños y vestuarios asignados al sexo que les fue atribuido al nacer, con independencia de su identidad de género. Se trataba de la primera ley, que por fortuna no entrará en vigor, que materializaba el “pánico transexual en los baños”, convertido ya en los Estados Unidos en una de las principales armas de los contrarios a los derechos de las personas LGTB.
Perdida la batalla del matrimonio igualitario, los contrarios a los derechos de las personas LGTB, apoyados en el sector más retrógrado del Partido Republicano a lo largo y ancho de los Estados Unidos, han reorientado su estrategia a evitar que se aprueben normativas antidiscriminatorias y a promover, allí donde además disponen de mayoría suficiente, legislaciones que den cobertura a la discriminación expresa de las personas LGTB en base a argumentos religiosos. Una de las estrategias que más éxito les está reportando, en este sentido, es la utilización del “pánico transexual en los baños”: ante la posibilidad de que las mujeres transexuales puedan utilizar sin restricciones los baños públicos femeninos, estos grupos difunden, sin pudor alguno, el temor a que abusadores sexuales que disfrazados de mujeres comiencen a utilizar de forma masiva los baños para acosar a mujeres y niñas indefensas. Lo contábamos con cierto detalle en noviembre, al recoger precisamente el fracaso en referéndum de una normativa municipal contra la discriminación de las minorías (incluyendo el colectivo LGTB) en materia de empleo, vivienda y prestaciones de servicios en Houston (Texas).
En aquella ocasión, los grupos contrarios a la norma antidiscriminatoria contaron con la inestimable colaboración tanto de los principales líderes republicanos del estado (como el gobernador Greg Abbott) como de los medios de comunicación locales, que de repente se llenaron de informaciones, debates e incluso recreaciones ficticias del mito del “predador” sexual disfrazado de mujer en los baños públicos.
Animados sin duda por el éxito de Houston, los contrarios a los derechos LGTB en Dakota del Sur, estado fuertemente conservador y cuya legislatura está ampliamente dominada por los republicanos, vieron la oportunidad de dar un paso más y aprobar la primera norma estatal centrada expresamente en este tema, cuyo objetivo era además las personas transexuales más vulnerables: aquellas que son menores de edad. La norma forzaba a las escuelas de estado a que a su vez obligasen a sus estudiantes transexuales a utilizar los baños y vestuarios asignados al sexo que les fue atribuido al nacer. Una discriminación que, según recordaba GLSEN (Gay, Lesbian and Straight Education Network) no hace sino agravar el problema de acoso que sufren los estudiantes trans: según datos recogidos por esa organización en 2013, dos tercios de ellos renuncian incluso a utilizar baños y vestuarios por no sentirse seguros en ellos.
El empeño discriminatorio fue también duramente criticado por Human Rights Campaign (HRC) e incluso por organizaciones de defensa de los derechos civiles generalistas, como la American Civil Liberties Union (ACLU) y organizaciones profesionales relacionadas con la infancia, como la Academia Americana de Pediatría, que elaboraron una carta abierta alertando de lo dañino de este tipo de iniciativas. Ello no impidió que la norma fuera masivamente aprobada, primero por la Cámara de Representantes de Dakota del Sur (por 58 votos a favor y 10 en contra) y luego por el Senado (por 20 votos a favor y 15 en contra).
La positiva reacción del gobernador
Sin embargo, cuando todo parecía perdido, el gobernador republicano, Dennis Daugaard, que inicialmente parecía favorable a la medida, acabó ejerciendo su derecho de veto. Haciendo gala de un sentido común que sus correligionarios no parecen tener, Daugaard, que reconoció no conocer a ninguna persona trans, quiso reunirse con varias de ellas y conocer de primera mano sus testimonios. El hecho de que numerosos analistas consideraran que la norma chocaba frontalmente con la legislación nacional, que impide a las escuelas que ejerzan algún tipo de discriminación recibir fondos federales, seguramente también influyó, así como el deterioro de la imagen de Dakota del Sur y las pérdidas en materia turística o de inversiones que una ley así podría acarrear. En el comunicado en el que hacía público su veto, Daugaard se limitaba a argumentar que de entrar en vigor la ley esta coartaría la libertad de los consejos escolares locales para decidir la mejor solución para cada caso concreto y descargaba sobre ellos obligaciones innecesarias hasta ahora inexistentes (de hecho, una de las principales objeciones a la ley era el tipo de mecanismo que las escuelas impondrían para determinar el sexo de los estudiantes).
Habrá que ver si los legisladores republicanos intentan superar el veto del gobernador pero a día de hoy no parece probable, dada la evolución de los acontecimientos. El principal impulsor de la ley, el representante republicano Fred Deutsch, ya ha expresado que por el momento se siente satisfecho por haber abierto el debate a nivel nacional y que en todo caso intentaría presentar el año próximo una nueva norma que recogiese las preocupaciones del gobernador.
En definitiva, un pequeño alivio que sin embargo ejemplifica a la perfección el empeño de los grupos homófobos y tránsfobos, muy fuertes en Estados Unidos, de seguir batallando contra los derechos LGTB más allá del matrimonio igualitario.
Fuente Dosmanzanas
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