Alcalde indonesio afirma que los fideos instantáneos y los preparados lácteos pueden hacer que los bebés ‘sean gays’
Las noticias que nos llegan desde Indonesia no pueden ser peores para la comunidad LGBTI. En octubre de 2015 se promulgaba en la provincia de Aceh, un nuevo código penal islámico en el que se condenaba el sexo gay consentido con hasta 100 latigazos. Resulta desalentador que los políticos que gobiernan en el país sean ignorantes y lancen mensajes absurdos con la pretensión de extender la homofobia. Es el caso del alcalde de la ciudad indonesa de Tangerang, Arief R Wismansyah, durante un seminario sobre embarazo celebrado ayer martes, 24 de febrero, afirmó ante el público presente que “las fórmulas lácteas y los fideos instantáneos podrían hacer que los bebés fueran gays”.
Wismansyah dijo que hoy en día los padres estaban tan ocupados que, a menudo, sólo alimentan a los hijos con fórmulas infantiles y alimentos instantáneos que podrían tener un efecto negativo en el desarrollo permanente de sus hijos: “Por lo tanto, no es de extrañar que recientemente hay más personas LGBT. Para que los niños de Indonesia crezcan saludables, inteligente y competitivos, lo más importante es, desde el principio, les proporcionen una nutrición adecuada, especialmente durante la lactancia materna”, explicó el homófobo edil.
La afirmación de Wismansyah forma parte de la reciente avalancha de retórica anti-gay que sacude al país del sudeste asiático. El cuerpo de profesionales de la Psiquiatría más importantes en Indonesia, IPA, ha clasificado la homosexualidad y la disforia de género como “trastornos mentales que se pueden curar con un tratamiento adecuado. Lo que nos preocupa es que si esas tendencias sexuales no se tratan podrían convertirse en una condición comúnmente aceptado en la sociedad”, afirmó Suzy Yusna Dewi, miembro de IPA a The Jakarta Post. Según Dewi, la homosexualidad viene provocada por factores externos, como el entorno social, y por lo tanto, podría ser “curado” con tratamiento psiquiátrico. Cómo para ponerse en manos de estos profesionales cuando la Organización Mundial de la Salud eliminó la homosexualidad de su lista de trastornos psiquiátricos en 1970.
El Gran Imán de El Cairo, Al-Azhar Muhammad Ahmad Al thayyib, visitaba esta semana Indonesia y se unía al debate sobre los derechos de las personas LGBTI en la nación musulmana más poblada del mundo al dar a entender que hay una conspiración internacional para difundir la tolerancia de la homosexualidad: “La propaganda está orquestada por diversas instituciones y organizaciones que utilizan todo tipo de métodos e instrumentos internacionales, tales como los medios de comunicación y seminarios, que implica una serie de figuras célebres y otros medios posibles con el objetivo de promover y consolidar la homosexualidad … la propaganda amoral y satánica puesto en marcha por estos viciosos con el propósito de destruir el orden moral humano respetado por todas las religiones y escuelas, ya que este orden moral está en línea con la calidad innata de la humanidad … creado por Allah”.
A principios de esta semana, el ministro de Defensa de Indonesia dijo que el movimiento LGBTI era más peligroso que “la guerra nuclear”. Y en enero, el ministro de Investigación, Tecnología y Educación hacía un llamamiento para los estudiantes LGBTI tuvieran prohibido estudiar en las universidades.
Aunque las relaciones entre personas del mismo sexo no es un delito en toda Indonesia, sigue siendo tabú en muchas partes de mayoría musulmana.
Infierno y persecución homófoba en la provincia de Aceh
La provincia autónoma de Aceh (en la zona norte de Sumatra) aprobó en septiembre de 2014 una penosa ley que castiga las relaciones homosexuales con la pena de recibir cien azotes en público con una vara de ratán. La legislación entraba en vigor el pasado mes de octubre. Ese mismo mes nos hacíamos eco de la detención de dos jóvenes lesbianas (de 18 y 19 años) por abrazarse públicamente y confesar que eran pareja. Según el jefe de la policía islámica las chicas serían “sometidas a rehabilitación con la participación de psicólogos en dependencias sociales”.
Indonesia presenta una realidad diferente para su comunidad LGTB dependiendo de la región. Formalmente, la homosexualidad no es delito en el país con mayor número de fieles musulmanes del mundo, que mantiene un código penal heredado de la época colonial neerlandesa. La excepción es Aceh, donde desde 2005 rige la sharia o ley islámica gracias a la autonomía que le fue concedida al firmar la paz con los separatistas, poco después del tsunami que asoló la región. Pero la influencia islamista se deja sentir también en otros lugares de Indonesia. La de Aceh es desde luego la peor situación, puesto que como decíamos arriba la homosexualidad no es formalmente delito en el resto del país. Ello no significa que en otras partes sea buena. En 2004, las autoridades municipales de Palembang, en Sumatra Meridional, dictaron por ejemplo una regulación en la que aglutinaban la actividad de las personas LGTB como “prostitución”. En virtud de ese reglamento, todas las personas acusadas de cometer cualquiera de esas actividades se enfrentan a la perspectiva de un máximo de seis meses de prisión o 5.000.000 de rupias (360 euros, 380 dólares) de multa.
En otras zonas existe una actitud algo más tolerante, especialmente en zonas urbanas como Yakarta. Con todo, la influencia de los islamistas más radicales se hace sentir cada vez más. En la propia Yakarta las autoridades prohibieron en 2012 un concierto de Lady Gaga, abanderada de los derechos LGTB, por considerarla un personaje diabólico y antirreligioso. Los fundamentalistas también han obligado a cancelar una reunión de la división asiática de la ILGA (International Lesbian and Gay Association) en Surabaya y han amenazado a los organizadores del Q! Film Festival, un festival de cine LGTB, por mencionar otros dos ejemplos.
En marzo de este 2015, el Consejo de Ulemas de Indonesia dictó una fetua en la que se exigía que los actos homosexuales sean castigados con la pena de muerte. Aunque el Consejo de Ulemas no tiene ningún poder legislativo o ejecutivo en Indonesia, su influencia social es elevada. Indonesia también votó el pasado 2014 en contra de la resolución del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas contra la homofobia y la transfobia y ha sido calificado, por su propia población, como un mal lugar para vivir si eres gay o lesbiana (solo un 2% opina lo contrario) en una encuesta de Gallup.
Fuente Ragap, Dosmanzanas, Cristianos Gays
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