Tribunal de Túnez permite a asociación LGTB reanudar sus actividades
La vista de apelación contra la suspensión cautelar de las actividades de la asociación LGTB tunecina Shams ha resultado exitosa. El Tribunal de Primera Instancia ha fallado a su favor y ha dictado que la asociación puede continuar con su actividad como organización no gubernamental, pues sus estatutos se ajustan adecuadamente a la ley. De esta manera, Shams podrá continuar con su lucha por la derogación del artículo 230 del Código Penal de Túnez, que castiga las relaciones homosexuales con penas de hasta tres años de prisión.
La suspensión durante 30 días de la actividad de “Shams“, forzada por algunos miembros del Gobierno y del Parlamento, fue decretada el pasado 4 de enero por un tribunal de primera instancia tunecino.
Tras la vista, este 23 de febrero el Tribunal de Primera Instancia ha fallado a favor de Shams, y ha dictaminado que, al cumplir con todos los requerimientos legales, la asociación puede continuar con su actividad. El Tribunal ha valorado que en los estatutos de Shams se define su actividad como de defensa de los derechos de las minorías sexuales. Según Ahmed Ben Amor, vicepresidente y fundador de Shams, “es un término que engobla por esencia a los homosexuales, transexuales, etc.”.
En un breve texto publicado a través de su página en Facebook, la organización asegura haber ganado la batalla con el Gobierno y afirma que “Shams puede reanudar su actividad gracias a la decisión de los jueces“. Los responsables de Shams han comunicado desde su página de Facebook la victoria en los tribunales, con gran satisfacción, a lo que han añadido que “nos felicitamos por la independencia del poder judicial en Túnez y agradecemos a la sociedad civil que ha luchado a nuestro lado. Es una victoria para la consagración de la universalidad de los derechos humanos y para Túnez”.
El escritor y cineasta marroquí abiertamente gay Abdelá Taia, desde su exilio en Francia, otorgaba a la sentencia la mayor de las relevancias con las siguientes palabras:
Este es un día histórico. Por primera vez en la historia del mundo árabe, una asociación homosexual ha logrado que un tribunal reconozca su derecho a existir. Aprecio plenamente el significado de una victoria semejante, que, estoy convencido, ayudará a los militantes homosexuales árabes en la valiente y arriesgada lucha que mantienen a diario. No puedo evitar el hacer una conexión entre este avance y los obtenidos en los años 70 por el legendario activista gay estadounidense Harvey Milk. ¡Enhorabuena a Shams! Siempre contarán con mi admiración y aliento.
La suspensión de sus actividades se produjo después de que “Shams” denunciara el proceso abierto contra seis jóvenes de la ciudad de Kairauan, condenados a tres años de prisión tras ser hallados culpables de “prácticas homosexuales”, delito según la ley tunecina.
Los jóvenes fueron puestos en libertad provisional hasta que se celebre la vista de apelación, que tendrá lugar el próximo jueves.
El Gobierno recurrió al artículo 45 de la Ley 88/2011, que regula las Organizaciones No Gubernamentales y que permite al Ejecutivo solicitar la suspensión de actividades de una ONG si demuestra que infringe las disposiciones legales.
Según el Gobierno tunecino, los estatutos de Shams no recogen cual es su principal actividad, la defensa de los derechos de las personas LGTB.
El Gobierno tunecino se resiste a derogar el polémico artículo 230 del Código Penal, que criminaliza la homosexualidad y permite prácticas como los exámenes anales, como exige “Shams” y otras ONG y fuerzas de la sociedad civil tunecina.
Una referencia en la lucha por los derechos LGTB
Después de registrarse en mayo de 2015, Shams fue la primera asociación de defensa de los derechos LGTB de Túnez en lograr la legalidad, lo que la convirtió en una referencia en el norte de África y en los países de cultura árabe. Su destacada lucha en el caso del joven Marwen, condenado al 1 año de prisión por practicar la homosexualidad (condena luego reducida a dos meses), le otorgó cierta relevancia social que la puso en el punto de mira del Gobierno, cuyas amenazas se vieron cumplidas con la demanda interpuesta el pasado mes de enero.
Pero también ha causado que sus miembros se conviertan en víctimas de la implacable LGTBfobia social, por lo que algunos, como el vicepresidente de la asociación Hedi Shaly, se han visto obligados a exiliarse tras recibir continuadas y serias amenazas de muerte. Ahmed Ben Amor, a su vez vicepresidente y fundador de Shams, recibe también amenazas de muerte a diario y ha sido golpeado y maltratado por extraños en la calle, que le han acosado y atacado violentamente de manera gratuita. Pero lo peor es que, cuando ha intentado interponer alguna demanda por esos hechos, lo único que ha recibido por parte de los policías han sido insultos
Fuente Agencias/Cáscara amarga/Dosmanzanas
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