Dos mensajes imposibles
Gabriel Mª Otalora
Bilbao (Vizcaya).
ECLESALIA, 12/02/16.- El Papa Francisco ha lanzado dos mensajes “imposibles” de una enorme trascendencia, en mi opinión. Y eso que sus mensajes son todos de gran calado. El primero, repitiendo que estamos cerca, entre, a las puertas de, casi en la Tercer Guerra Mundial. Este mensaje lo viene señalando desde hace un tiempo y lo ha repetido ahora uniendo el problema con la solución en torno a cambiar los corazones en el contexto de este año de la misericordia. Me ha recordado al relato de Nínive y de Jonás, al que la propuesta de Dios le pareció un disparate al mismísimo profeta, enviado a que se conviertan a través de él: “Por eso quise huir a Tarsis, porque sabía que tú eres un Dios clemente y compasivo, lento para la ira, y grande en misericordia y que desistes de hacer el mal.” Lo que quería Jonás era ver a aquella ciudad destruida porque era el gran enemigo de su pueblo.
El segundo mensaje es más estimulante pero “imposible”: Francisco redobla sus esfuerzos estos días por la unidad entre cristianos dando un gran paso hacia la “religión mundial” al manifestar que todos somos “hijos de Dios”, que todos los que son miembros de las religiones del mundo son “hijos de Dios”. Fuera de la Iglesia católica sí hay salvación, claro que sí. Este mes, el Vaticano ha lanzado oficialmente en su canal de YouTube un video que aborda lo se llama “intenciones mensuales de oración del Papa Francisco sobre los desafíos de la humanidad” en el que trata de lo que el Vaticano llama “diálogo inter-religioso”: “La mayoría de la población mundial se declara cristiana. Esto debería ser motivo para el diálogo entre las religiones. “No debemos dejar de orar y colaborar con los que piensan diferente”.
En octubre pasado fue más allá, en una ceremonia en el Vaticano que reunió a líderes de más de una docena de tradiciones religiosas, incluyendo sikhs e hindúes. Francisco pidió que “Todos los creyentes de todas las religiones, juntos, podemos adorar al Creador por darnos el jardín que es este mundo”. Al final, pidió que cada uno hiciese oraciones, “conforme su propia tradición religiosa” e instó a los representantes de las diferentes religiones presentes que le pidiesen a “su dios” que los hiciese “más hermanos”. Y tampoco tiene empacho en acordarse de los ateos de manera inclusiva.
Quizá la diferencia entre el profeta Francisco y los demás es que él se aferra tanto a trabajar en su interior el fiarse de Dios como el creer que Dios se fía de nosotros los humanos. Dios se fía del ser humano, siguen naciendo niños, Dios mantiene su apuesta de amor infinito a psar de nuestras miserias. No en vano sacó adelante su plan de salvación con doce elegidos no precisamente entre los más doctos ni mejores y un grupo más numeroso de mujeres y hombres que jamás se imaginaron hasta dónde han crecido las raíces del amor evangélico.
Actitud evangélica nos pide el Papa. El resto, lo pone el Espíritu.
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
Comentarios recientes