Celebrando una vida
Aunque un poco tarde, traemos este recuerdo leído en el blog Amigos de Thomas Merton:
Thomas Merton nació el 31 de enero de 1915 en Prades, Francia, hace hoy 101 años. Termina la celebración de su centenario, pero lo más importante continúa. Él sigue acompañándonos a buscar, a preguntarnos, a encontrar respuestas que quizás den paso a nuevas búsquedas. Por eso seguimos celebrando y escuchándolo.
“Hay una cosa en la vida cuyo valor es ilimitado, una virtud que no necesita practicarse con ninguna moderación. Esa cosa es el amor: el amor de Dios y el amor hacia las demás personas en Dios y por Él. No hay ninguna razón para menguar en tu interior el amor a Dios o por los demás, pues el amor es en sí un fin, el amor es por lo único que fuimos creados. El amor es la única razón por la que existimos.”
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Thomas Merton. Las Aguas de Siloé.
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“Asediado por los mismos problemas y angustias que afligen a los seres humanos de nuestro tiempo, Thomas Merton accedió, y lo hizo en profundidad, a ‘una sabiduría diferente’ de los misterios cristianos y su capacidad sanadora, iluminadora y transformadora. Su pasión consistía en compartir esta sabiduría con cuantos nos encontrábamos al otro lado de los muros de su monasterio. No es que él hubiera encontrado respuestas, sino que había discernido una forma de explorar las cuestiones más radicales que desde siempre han inquietado a los buscadores espirituales. Comprendió que su vocación consistía en ser un servidor de la búsqueda humana de sentido, trascendencia y comunión, capaz de adentrarse en terrenos del corazón humano que pocos de nosotros se atreven a explorar. En esa inhóspita región del alma, descubrió Merton no solo el yo que había perdido en el laberinto del mundo moderno, sino su más escondida fuente: las insondables cálidas profundidades del misterio divino. Al recobrar su propia alma, se descubrió a sí mismo en toda su integridad y lucidez y se sintió capaz de mostrar el acceso a esta integridad fundamental, descubierta gracias al despertar de la mente contemplativa. El que en otro tiempo se había sentido desorientado en medio de la desoladora angustia y confusión del mundo y de sí mismo, llegó, con el tiempo, a conocer la paz de quien ha encontrado su camino a casa: a Dios, al mundo y a sí mismo“.
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Kathleen Deignan.
El Libro de las Horas con Thomas Merton, Prólogo. (Fragmento)
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(Fotos de pertenencias de Merton de The Thomas Merton Center at Bellarmine University)
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