Aseguran que su relato es “verídico”, con “coherencia y ausencia de contradicciones”
Las cuatro expertas certifican que el chaval sufre “trastorno de estrés postraumático”
Según el informe, “las escalas de validez de la prueba psicométrica indican un estilo de respuesta sincero y revelador”
(José M. Vidal).- Las pruebas periciales sobre el caso del ex alumno del colegio Gaztelueta del Opus Dei son concluyentes y demuestran que todo lo que dice Asier (nombre ficticio) es cierto, lo ha sufrido y no se lo ha inventado. Según el informe de los peritos al que ha tenido acceso RD, el chaval sufre un “trastorno de estrés postraumático” ocasionado por los abusos y el acoso sufridos.
Mientras las dos forenses que examinaron al chico certifican que presenta “secuelas” por lo sufrido, las dos médicos que le realizaron diversos exámenes psicológicos, aseguran que “presenta una huella psíquica compatible con la que originan hechos como los denunciados”.
Como consecuencia de ello, en la actualidad “su conducta es disfuncional a nivel escolar, social y personal, con ruptura de la trayectoria vital previa a los hechos denunciados”. Señalan, además, que en su relato “hay coherencia” y “ausencia de contradicciones”.
Según el informe, “las escalas de validez de la prueba psicométrica indican un estilo de respuesta sincero y revelador”. Más aún, “por el estilo de respuesta, la concordancia con los datos de la entrevista clínica y las documentales aportadas, se considera que hay coherencia y ausencia de contradicciones, la sintomatología que refiere no presenta evitación de respuestas, síntomas raros, combinación de síntomas obvios, (in)consistencia de los síntomas, síntomas improbables o agrupación indiscriminada de síntomas”.
Por todo ello, las peritos “consideran válidos los resultados” de unas pruebas psicométricas, que el chaval superó con un coeficiente de un 99% de validez en todos los baremos. Así lo testifican y lo ratifican con su firma las cuatro profesionales a instancias del juzgado de instrucción número 5 de Getxo, encargado del caso del menor supuestamente abusado y acosado en dicho centro.
No suele ser habitual que los cuatro expertos que intervienen en una pericia firmen el informe. Suelen hacerlo sólo dos. Pero en este caso, lo han debido ver tan claro, que tanto las dos psicólogas como las dos médicos forenses estamparon en él su firma. Una firma de expertas, ajenas a las partes, cuyas pericias se convierten en una prueba decisiva, que avala y certifica el relato del ex alumno y, por ende, desmonta los argumentos de la parte denunciada.
Ahora, le toca al magistrado, Emilio Lamo de Espinosa Vázquez de Sola, titular de la UPAD de primera instancia e instrucción número 5 de Getxo, decidir si abre juicio oral. Ante la contundencia de los datos periciales, parece probable que lo haga y sentencie sobre unos hechos deplorables, que tanto el colegio de la Obra como el propio Vaticano han querido zanjar, sin investigar a fondo y sin preocuparse en absoluto por la vida rota de un chaval y de su familia que, desde entonces, sufre un auténtico calvario.
También tendrá que mover ficha ineludiblemente la Fiscalía, que dirige Juan Calparsoro, y que, hasta ahora, no se ha implicado en el caso. Lo normal es que, con las periciales a favor del chaval, la Fiscalía se persone en el caso y ejerza de acusación.
La otra institución que, a partir de ahora, tendrá que implicarse es el Opus Dei. El Gaztelueta no sólo pertenece a la Obra, sino que es uno de sus ‘buques insignias’ en el País Vasco. Hasta ahora, la organización católica sólo se dedicó a defender por todos los medios a su profesor, sin ni siquiera acercarse a la víctima y a su familia. Y el acercamiento a las víctimas es lo primero que el Papa pide a las instituciones eclesiales que se ven envueltas en este tipo de casos.
El calvario de Asier
Tenía 12 años. Asier era un chico normal para su edad, que cursaba sin problemas primero de la ESO. Sociable, simpático, inteligente y guaperas, llevaba una adolescencia tranquila. Hasta que un profesor-tutor se cruzó en su camino. Y la paz se transformó en infierno. Años de pesadilla, vivida en silencio, durante los cursos 2008-2009 y 2009-2010. Hasta que, en 2011, no aguantó más y se lo comenzó a contar, poco a poco, a sus padres, que ya venían observando problemas en su chaval, pero que, ni por asomo, podían imaginarse su drama.
Su niño estaba siendo abusado por su profesor-tutor del Colegio Gaztelueta que el Opus Dei tiene en Leioa (Vizcaya). Un colegio en el que había depositado una fe ciega. Por ser de la Obra y por ser un colegio caro y de los más prestigiosos del País Vasco. En él dejaron, con absoluta confianza, un niño alegre y sano y, a los pocos años, se lo devolvieron como un juguete roto.
Asier, el ex alumno del colegio Gaztelueta, hace años que denuncia que fue objeto de abusos sexuales por parte de su preceptor y de acoso por parte de algunos de sus compañeros de centro. Lo creyeron sus padres y el doctor Iñaki Viar, uno de los más prestigiosos psiquiatras forenses del País Vasco. Pero el colegio negó los hechos y la Congregación para la Doctrina de la Fe de la Santa Sede le dio la razón al centro del Opus Dei.
En una carta, firmada por el secretario del dicasterio, el español monseñor Ladaria, el organismo vaticano se alineaba con las tesis del centro, llegaba a pedir que se restituyese la buena fama del profesor denunciado y aseguraba que no había lugar para iniciar un proceso canónico sobre el caso.
Según los padres del chaval y los expertos en derecho canónico consultados por RD, el pronunciamiento del dicasterio vaticano cometió el error de basarse únicamente en la investigación llevada a cabo por Silverio Nieto, director del servicio jurídico de la CEE, acompañado por el sacerdote Rafael Felipe.
Ambos fueron a casa de la familia de Asier de parte del Papa, que poco tiempo antes había enviado una carta personal a los padres del chaval, solidarizándose con ellos y prometiéndoles justicia. Los dos juristas se presentaron de esta guisa ante la familia: “Venimos como enviados personales del Papa, que, a través de nosotros, les quiere mostrar su afecto y su preocupación por el chaval”.
Pero de consuelo pastoral, nada. Silverio Nieto les sometió a un exhaustivo interrogatorio sobre el caso. Tanto al padre como al chaval. Un interrogatorio de dos horas y media. A fondo y sin piedad. Silverio preguntaba y Rafael Felipe tomaba notas en su ordenador, provisto de impresora portátil. “De buena fe, contestamos a todo lo que nos preguntaron, sin recelo alguno y a gusto. Menos mi hijo, que tuvo que revivirlo todo, una vez más. De todas formas, también él fue la primera vez que fue capaz de contar a unos curas lo mismo que le había contado sólo al psiquiatra hasta ese momento”.
Meses después, la familia se enteró a través de un par de llamadas del vicario general del obispado de Bilbao, Juan Mari Unzueta, de que el Vaticano, basándose en ese interrogatorio, iba a fallar en su contra. “Roma sentenció sin pruebas periciales y sin escucharnos directamente. Sólo hizo caso a la instrucción falaz y tergiversada de Silverio Nieto. Y ése fue su error”, asegura el padre de Asier.
Dolido con la institución, el padre de Asier le reprocha la falta total de justicia en el procedimiento, asi como las nulas entrañas de misericordia pastoral mostradas por la jerarquía eclesiástica. Tanto del Vaticano (excepto, lógicamente, el Papa, que se interesó por su caso) como de la diócesis de Bilbao.
Ahora, si las autoridades civiles abren juicio oral después de las contundentes pruebas periciales, la congregación para la Doctrina de la Fe tendrá que revisar el caso e incoar un proceso canónico, digno, justo y con todas las cautelas jurídicas. Y, por supuesto, sin Silverio Nieto para instruirlo.
El director del Gaztelueta reconoce públicamente que el testimonio del ex alumno es “coherente”
Hasta ahora, el colegio calificaba de “fabulaciones” el relato del menor abusado
Imanol Goyarrolla se queja de las filtraciones y “del juicio mediático”
Las pruebas periciales han caído como una ‘bomba’ en la línea de flotación del colegio Gaztelueta del Opus Dei, dado que echan por tierra la línea de defensa que había seguido el centro
(José M. Vidal).- “Fabulaciones”. Así calificaba, hasta ahora, el relato del ex alumno de Gaztelueta, presuntamente abusado por su profesor-tutor y acosado por algunos de sus compañeros instigados por el mismo docente. Tras la publicación en RD y en otros medios de las pruebas periciales, que avalan absolutamente las tesis del chaval, el director del Gaztelueta, Imanol Goyarrola, reconoce que “según las psicólogas del juzgado es un testimonio coherente”.
Es la primera vez que el director del centro hace tal reconocimiento público. “En privado nos dio la razón desde el minuto uno en que le comunicamos los abusos. Y nos la siguió dando incluso después de hablar con el profesor”, comenta a RD el padre de Asier.
Y es que las pruebas periciales han caído como una ‘bomba’ en la línea de flotación del colegio Gaztelueta del Opus Dei, dado que echan por tierra la línea de defensa que había seguido el centro, que restaba valor a las acusaciones del ex alumno y, en cualquier caso, negaba tajantemente que el colegio hubiese encubierto el caso del profesor presunto abusador.
En carta a las familias, Imanol Goyarrola, les manda el link de uno solo de los medios que ayer publicamos la noticia. Se trata de un enlace a El Correo. En cambio, no cita las informaciones sobre las pericias publicadas por Religiondigital, El Mundo, El Diario o Deia. Leer más…
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