Francisco cambia la Liturgia del Jueves Santo para que puedan participar mujeres
Claro guiño del Papa hacia la igualdad hombre-mujer en la Iglesia
El gesto de Jesús expresa “donarse hasta el final para salvar al mundo, su caridad sin fronteras“
El papa Francisco ha ordenado cambiar la liturgia del tradicional lavatorio de los pies, que recuerda el de Jesús a los apóstoles durante la Última Cena y que se celebra el Jueves Santo, para que se pueda elegir también a mujeres para este rito. Un claro guiño que demuestra la apuesta del Pontífice por trabajar para alcanzar la plena igualdad entre hombres y mujeres en la Iglesia católica.
En una carta enviada al prefecto de la Congregación para el Culto Divino, Robert Sarah, y difundida hoy, Francisco explica que no deberán ser elegidos sólo hombres o chicos para que se laven los pies en este rito y “pueda elegirse como participantes todos los miembros del Pueblo de Dios“, es decir también mujeres o chicas. No obstante, es significativo que
Francisco añade en el texto con fecha del 20 de diciembre pero hecho público hoy que así se expresa “plenamente el significado del gesto realizado por Jesús en el Cenáculo, el donarse hasta el final para salvar al mundo, su caridad sin fronteras“.
En este cambio al “misal romano” de este día, Francisco recomienda que sea dada a los fieles “una adecuada explicación sobre el significado de este rito”.
El Vaticano también publicó el documento de la Congregación para el Culto Divino del pasado 6 de enero con el que entran en vigor estos cambios requeridos por el pontífice para que en este rito esté representada “cada parte del pueblo de Dios” y puedan participar “hombres, mujeres, jóvenes, ancianos, sanos, enfermos, consagrados y laicos”.
El lavatorio de los pies para la misa de “in cena Domini” del Jueves Santo preveía que se lavaran a “duodecim viros selectos” (doce hombres seleccionados).
En sus celebraciones de la misa de Jueves Santo como pontífice, Jorge Bergoglio ya se había saltado esta norma como el año pasado cuando lavó los pies de doce detenidos, seis hombres y seis mujeres, que cumplían condena en la cárcel romana de Rebibbia.
En aquella ocasión, Francisco tras lavar los pies de una de las reclusas también lo hizo al bebé sentado en sus rodillas.
Religión Digital/Agencias
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