Del blog de Xabier Pikaza:
Dom 3. Tiempo ordinario. Ciclo c. Jesús expone y condensa en su Sermón de Nazaret (Lc 4, 16-30) el mensaje central del evangelio, en la línea de Is 61, 1-3, la Carta Magna de la Misericordia.
Frente a los nazarenos, que tienden a encerrar la acción liberadora de Dios en su propio pueblo (sólo a favor de los suyos), Jesús expone su mensaje universal de misericordia, que se inspira en el Tercer Isaías y en la ley del Jubileo israelita (perdonar las deudas, liberar a los esclavos).
Este pasaje ofrece con Mt 25, 31-46 el “núcleo duro” de la misericordia cristiana, tal como ha sido propuesta por el Papa Francisco en el Año Jubilar 2016.
Acabo de publicar con J. A. Pagola un comentario de los textos bíblicos sobre la misericordia (Entrañable Dios, Verbo Divino 2016). De allí tomo básicamente las reflexiones que siguen, ofreciendo este comentario de la Declaración Nazarena de Jesús.
Jesús aparece así, en ese pasaje, como gran exegeta de la Biblia, intérprete de definitivo del mensaje de misericordia del Antiguo Testamento, tal como ha sido proclamado por el profeta Isaías (cf. Imagen 1: Jesús declara su interpretación en la Sinagoga de Nazaret).
En esa misma línea quiero recordar otra escena paralela de misericordia, la de la adúltera (Jn 8, 1-11), donde Jesús y los acusadores de la mujer discuten sobre aquello que está escrito en la Biblia. Así lo ha recogido esta famosa tabla del Retablo de la Catedral Vieja de Salamanca, que se suele titular: In Lege quid Scriptum est (¿que se dice en la Ley sobre estos casos?).
Jesús se inclina para estudiar la Ley, junto a la mujer (imagen 2), mientras la gente le mira y acusa. También aquí responderá con misericordia, escribiendo su sentencia en el polvo:¡Quien está libre de pecado que tire la primera piedra!
La imagen 1 recoge el gesto de Jesús que toma el libro de Isaías y lo interpreta en el “aula” de Nazaret, donde le examinan (y rechazan) los sabios rabinos, como hoy le siguen (seguimos) rechazando muchos en la nueva iglesia. La imagen 2 nos sitúa ante un tema clave de la misericordia, en una Iglesia que muchas parece incapaz de inclinarse con (ante) la mujer para intepretar y resolver el tema en clave de amor.
Buen domingo a todos.
1. Anuncio profético: cinco obras mesiánicas (Lc 4, 16-21).
Con esta escena introduce Lucas la vida pública de Jesús, que viene a Nazaret su pueblo para presentar su programa de Reino; pero los nazarenos, sus paisanos, no le aceptan, y parecen preguntarle ¿tú, quién eres? y él responde citando unas palabras del Tercer Isaías, aplicadas a la liberación de los oprimidos:
Entró en la sinagoga, tomó el libro… y encontró el pasaje donde está escrito:
El Espíritu del Señor esta sobre mi;
‒ por eso me ha ungido para evangelizar a los pobres;
– por eso me ha enviado:
para ofrecer la libertad a los presos y la vista a los ciegos;
para enviar en libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor.
Enrolló el volumen… y dijo: Hoy… se ha cumplido esta Escritura (cf. Lc 4, 16-21).
Como Ungido de Dios (=Mesías), retoma Jesús las palabras de Is 61, 1-3, introduciendo en ellas una novedad significativa, tomada de Is 58, 6: “para enviar en libertad a los oprimidos”. No es mensajero de un Dios puramente interior, ni maestro intimista (¡que lo es!), sino que declara cumplidas para todos, de un modo social, en su vida y persona, las promesas de la misericordia:
‒ (Dios…) me ha ungido para anunciar la buena noticia a los pobres (ptôkhois). Le ha concedido su Espíritu y de esa forma puede expresar su presencia, evangelizando a los pobres, hambrientos de pan y/o carentes de esperanza. Ésta es la raíz de su jubileo, expandido en los momentos que siguen.
‒ Me ha enviado para proclamar la libertad a los prisioneros (aikhmalôtois), esclavizados en cárcel o destierro, víctimas de la violencia. Prisioneros son los que han caído bajo el poder de los fuertes, los vencidos, expulsados y encadenados, víctimas de guerra…
‒ Para proclamar (=ofrecer) vista a los invidentes, aquellos a quienes la enfermedad o violencia ha impedido que vean, encerrándoles en su oscuridad. Sólo libera de verdad quien enseña a ver a los que no pueden hacerlo, de manera que ellos se valgan y piensen por sí mismos
‒ Para enviar en libertad a los oprimidos. Lo que antes era anuncio (proclamar) se hace ahora gesto: enviar en libertad, romper los muros que oprimen a los hombres, a fin de que ellos puedan vivir por sí mismos. Ése es el programa, que Jesús proclamó (en Nazaret) y que ha de seguir realizándose en el mundo.
‒ Para proclamar el año de gracia (dekton=aceptable) del Señor. Así culmina la unción de Jesús y se cumplen de un modo ejemplar los momentos anteriores de su obra, que aparece como fiesta jubilar: tiempo de gozo y libertad, perdón de las deudas, liberación de esclavos, reparto de tierras (cf. Lev 25).
Jesús puede afirmar así, de un modo público, ante todos: Hoy se ha cumplido esta Escritura (Lc 4, 21), que se expresa y despliega en cinco obras de misericordia mesiánica, que empiezan con la buena noticia a los pobres, siguen con la liberación de prisioneros/oprimidos (y la curación de ciegos), y culminan en el cumplimiento del jubileo israelita. Éste es el mensaje y camino mesiánico de la misericordia del Reino, el programa y camino de salvación de Jesús.
2. Controversia y crisis profética (Lc 4, 22-28).
Los cinco momentos de la misericordia mesiánica (jubilar) que Jesús empieza a realizar en Nazaret, se encuentran implicados, a través de una acción liberadora, que supera las fronteras nacionales, procurando amor y curación a judíos y extranjeros. Así lo ratifica interpretando su camino desde la tradición de Elías y Eliseo, que ayudaron y curaron a enfermos y extranjeros (4, 24-27). Pues bien, en vez de alegrarse por ello y de aceptar gozosamente esa apertura a los gentiles, sus paisanos nazarenos le expulsan de la sinagoga, queriendo asesinarle, en un gesto de linchamiento colectivo (cf. Lc 4, 28-29). No quieren que Jesús extienda la misericordia, pues no pueden aceptar que Dios cure y libere por igual a nacionales y extraños; sólo quieren que Jesús les ofrezca libertad y les cure a ellos. Leer más…
Biblia, Espiritualidad
Ciclo C, Dios, Evangelio, Jesús, Misericordia, Tiempo Ordinario
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