La FIFA sanciona a cinco países por cantos homofóbicos en sus estadios
La FIFA ha multado a las federaciones de cinco países con pequeñas cuantías económicas, por el comportamiento homófobo de sus aficiones durante los partidos de clasificación para la Copa del Mundo de Fútbol de 2018. Las federaciones sancionadas han sido las de Argentina, Chile, México, Perú y Uruguay. También se ha abierto un expediente investigador sobre el comportamiento de los aficionados de Honduras.
Los partidos clasificatorios para el próximo mundial que debe disputarse en 2018 han terminado y la FIFA ha hecho balance del comportamiento de jugadores, entrenadores y aficiones de los diferentes países. A partir de una serie de informes e investigaciones llevadas a cabo por el sistema de vigilancia antidiscriminación de la FIFA, han llevado al organismo a abrir procesos disciplinarios en contra de las estas asociaciones por los cantos “insultantes y discriminatorios” de los seguidores en los estadios hacia los homosexuales, y tuvieron lugar durante las primeras rondas clasificatorias para la Copa del Mundo de Fútbol de 2018. La federación chilena es la que se enfrenta a una sanción económica mayor, 70.000 francos suizos (63.925 euros, 70.000 dólares), al haberse detectado un comportamiento homófobo por parte de su afición en cuatro encuentros distintos. Las demás federaciones han sido multadas con 20.000 francos suizos (18.260 euros, 20.000 dólares), al tratarse de incidentes únicos. También se está investigando otro episodio protagonizado por la afición hondureña.
FARE Network, la organización que revisa los comportamientos discriminatorios que se mantienen con ocasión de los partidos clasificatorios del la Copa del Mundo de Fútbol, ha denunciado en total 10 casos de flagrante homofobia de las aficiones durante los encuentros disputados durante los pasados meses de octubre y noviembre de 2015. Los hechos se han producido tanto en el ámbito de la CONCACAF (Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Fútbol) como en de la CONMEBOL (Confederación Sudamericana de Fútbol).
Todas las multas, penas y sanciones que se impongan a cualquier acto homofóbico o discriminatorio siempre son bienvenidas, aunque sean un simple lavado de cara como es el caso de la FIFA. La asociación que en cada ciclo mundialista consigue recaudar la friolera de unos 5500 millones de euros, lleva unos meses sumida en una espiral de autodestrucción, atacada por todos los ángulos, como si se tratase de un personaje de una tragedia shakesperiana, por constantes casos de corrupción.
Claudio Sulser, presidente de la Comisión Disciplinaria de la FIFA, declaraba que “con el nuevo sistema de monitorización integral de las eliminatorias de la Copa del Mundo de Fútbol de la FIFA, la Comisión Disciplinaria obtiene un apoyo adicional, gracias a los informes detallados proporcionados por los observadores contra la discriminación. La FIFA y toda la comunidad del fútbol tienen que ser proactivos en educar e inspirar un mensaje de igualdad y respeto en todos los niveles del juego”.
Desde otros ámbitos, sin embargo, se considera desde hace años que las meras sanciones económicas (de cuantía palpablemente ridícula) no sirven en absoluto para combatir la homofobia en el fútbol, y se pide que se adopten medidas más contundentes para con las federaciones que consientan comportamientos homófobos durante los encuentros.
Paradójicamente, la asociación apuntala políticas antidiscriminatorias (aunque al final no sancionó) mientras no tiene problemas en otorgar la celebración de la próxima Copa del Mundo de 2018 a un país como Rusia, que desde hace años ha establecido una LGTBfobia dirigida por las propias instituciones. La locura no acaba ahí. En 2022, a Catar.
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