Papa Francisco: “Las personas homosexuales no deben ser marginadas”
Queremos hechos: que elimine la homofobia del Catecismo, que condene las persecucionesde las personas LGTB en tantos países…
El papa Francisco dice que los homosexuales no deben ser marginados por la iglesia católica en el primer libro-entrevista sobre el pontífice que se publica este martes.
(Planeta).- “La Iglesia no está en el mundo para condenar, sino para permitir el encuentro con ese amor visceral que es la misericordia de Dios. Para que eso suceda, es necesario salir. Salir de las iglesias y de las parroquias, salir e ir a buscar a las personas allí donde viven, donde sufren, donde esperan”. Esta es la tesis de Papa Francisco en “El nombre de Dios es misericordia“, un libro-entrevista con Andrea Tornielli, que este martes se publica en 82 países, entre ellos España (Planeta).
«La misericordia es el primer atributo de Dios. Es el nombre de Dios. No hay situaciones de las que no podamos salir, no estamos condenados a hundirnos en arenas movedizas.».
Con palabras sencillas y directas, el papa Francisco se dirige a cada hombre y mujer del planeta entablando un diálogo íntimo y personal. En el centro, se halla el tema que más le interesa -la misericordia-, desde siempre eje fundamental de su testimonio y ahora de su pontificado. En cada página vibra el deseo de llegar a todas aquellas almas -dentro y fuera de la Iglesia- que buscan darle un sentido a la vida, un camino de paz y de reconciliación, una cura a las heridas físicas y espirituales. En primer lugar está esa humanidad inquieta y doliente que pide ser acogida y no rechazada: los pobres y los marginados, los presos y las prostitutas, pero también los desorientados y los que viven alejados de la fe, los homosexuales y los divorciados.
En la conversación con el vaticanista Andrea Tornielli, Francisco explica -a través de recuerdos de juventud y episodios relacionados con su experiencia como pastor- las razones de un Año Santo extraordinario que ha deseado intensamente. Sin ignorar las cuestiones éticas y teológicas, rebate que la Iglesia no puede cerrar la puerta a nadie; por el contrario, su tarea es adentrarse en las conciencias para abrir rendijas a la hora de asumir responsabilidad y alejar el mal realizado.
En la franqueza de la conversación, Francisco no se sustrae tampoco de afrontar el vínculo de la relación entre misericordia, justicia y corrupción.
Y a esos cristianos que se colocan a sí mismos en las filas de los «justos», les recuerda: «También el Papa es un hombre que necesita la misericordia de Dios».
“El nombre de Dios es Misericordia” se publica con un lanzamiento mundial en 82 países.
“Parafraseé entonces de memoria el catecismo de la iglesia católica, donde se explica que estas personas deben ser tratadas con delicadeza y no deben ser marginadas”, apunta. “Sobre todo me gusta que se hable de ‘personas homosexuales’, porque primero está la persona, con su dignidad.
“La persona no es solo definida por su tendencia sexual: no olvidemos que somos todos criaturas amadas por dios, destinatarias de su infinito amor”, prosigue.
Pero no solo se refiere a estos dos asuntos, sino que Bergoglio reflexiona también sobre la situación en la que se encuentran los divorciados vueltos a casar, los procesos de nulidad matrimonial o los presos que cumplen condena en las cárceles.
No obstante, estas declaraciones contrastan con otras realizadas previamente, como en la que calificaba a las personas homosexuales de “heridos sociales”, en la que catalogaba la lucha por conseguir el derecho al matrimonio igualitario como una “colonización ideológica de la familia” o en la que comparaba a las personas transexuales con “armas nucleares”.
Fuente Agencias/Cáscara amarga/Religión Digital
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