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Los primados anglicanos tratan de evitar el cisma por las personas homosexuales

Martes, 12 de enero de 2016

121108-justin-welby-801a.photoblog600Justin Welby, Arzobispo de Canterbury

Se encuentran desde el lunes en Londres

La ecología y los abusos a menores, en la agenda

En estas horas está viviendo un momento muy encendido el mundo anglicano: a partir del próximo lunes estarán en Londres los 38 primados de las Iglesias que pertenecen a la Comunión anglicana en el mundo para reunirse en asamblea, la primera convocada por Justin Welby desde que en 2013 se convirtió en el arzobispo de Canterbury.

La cita es extraordinaria: la Asamblea de los primados es un organismo que fue instituido a finales de los años setenta por el entonces arzobispo de Canterbury Donald Coggan. En teoría debería reunirse cada tres años, pero la última fue en enero de 2011 en Dublín y, en realidad, ese encuentro fue “a medias”, porque participaron solo 23 de las 38 provincias anglicanas. Fue una señal evidente de la fractura que se creó a mediados de la primera década de este siglo, después de que la Iglesia episcopal de los Estados Unidos y la anglicana de Canadá decidieran proceder con las ordenación de un obispo declaradamente homosexual y con la bendición de los matrimonios entre personas del mismo sexo.

Las que no participaron en la Asamblea convocada en 2011 por el entonces arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, fueron principalmente las Iglesias del llamado Global South, el sur del mundo, en donde se concentra en la actualidad la mayor parte de los 85 millones de fieles que conforman la Comunidad anglicana. Desde 2008, estas Iglesias se organizaron en un organismo oficial propio, la Gafcon (Global Anglican Future Conference), a la que se sumaron los primados de Kenya, Nigeria, Uganda, Sudán del Sur, el Congo, Ruanda, el de la provincia anglicana de Sudamérica y la Anglican Church of North America, en la que confluyen las comunidades anglicanas de los Estados Unidos y de Canadá que ya no se reconocen en las dos denominaciones locales oficiales.

Screen-shot-2014-09-24-at-6.01.03-PMConvocar a una nueva Asamblea de los primados ha sido todo un desafío para Justin Welby: antes de hacerlo visitó una por una todas las Iglesias que conforman la Comunidad anglicana y durante el verano del año pasado se aseguró de que cada uno de los primados participaran en el encuentro. Además hizo un gesto que ha causado algunos malestares en el ala liberal del mundo anglicano: invitó también a Foley Beach, el arzobispo de la Anglican Church of North America, que se sumó a la Gafcon, a pesar de que no fuera la provincia que forma parte de la Comunidad anglicana.

«La diferencia entre nuestras sociedades y culturas, además de la velocidad del cambio cultural en gran parte del hemisferio norte del mundo, nos lleva a la tentación de dividirnos como cristianos –escribió Welby en septiembre, al convocar oficialmente la Asamblea-, en cambio, el mandamiento de la Escritura, la oración de Jesús, la tradición de la Iglesia y nuestra misma comprensión teológica nos llama a la unidad. En la familia anglicana del siglo XXI deber hacer espacio para un desacuerdo profundo, y también para una crítica recíproca, pero permaneciendo fieles, juntos, a la revelación de Jesucristo».

Como se sabe, el papel del arzobispo de Canterbury es el de un “primero entre pares dentro de las Iglesias anglicanas. «No tenemos un Papa anglicano -escribió el mismo Welby en el texto de septiembre. Nuestra autoridad como Iglesia es difusa y se basa, al final, en la Escritura, rectamente interpretada. A la luz de esto, espero que nos encontremos bajo la guía del Espíritu Santo y busquemos una vía que nos permita concentrarnos en el servicio y en el amor recíproco, y, sobre todo, en el anuncio de la buena noticia de Jesucristo».

5698354-3x2-940x627A pesar del resultado obtenido, con la adhesión de todos los primados, la Asamblea se presenta como un encuentro difícil. Y se incorpora en esa dialéctica más general del universo cristiano, entre el norte y el sur, en relación con temas como la secularización y la ética sexual: una polarización que surgió también en la Iglesia católica durante el Sínodo sobre la familia.

El primado de Uganda, Stanley Ntagali, líder de una de las Iglesias anglicanas africanas más grandes, escribió en estos días una carta a sus fieles para explicarles que participará en «un encuentro» porque fue invitado por el arzobispo de Canterbury; pero todavía su Iglesia, como las demás que integran la Gafcon, no se considera en comunión con la Iglesia episcopal de los Estados Unidos ni con la Iglesia anglicana de Canadá. También añadió que permanecerá en Londres solamente «si el primer argumento de discusión en la Asamblea de los primados es el restablecimiento del orden divino en la Comunión anglicana». De lo contrario, indicó, «obedeceré lo establecido por nuestra Asamblea provincial y abandonaré el encuentro». Por su parte, el primado de la Iglesia episcopal de los Estados Unidos se limitó a decir: «Nos reuniremos para rezar, confrontarnos y apoyarnos recíprocamente en nuestro ministerio».

El arzobispo Welby quisiera evitar que la discusión se polarice otra vez por la cuestión de la homosexualidad. Por ello también invitó a hablar en la Asamblea al católico Jean Vanier, canadiense fundador de la comunidad de L’Arche y que desde hace décadas está comprometido en la acogida y en la valorización de las personas con discapacidades y de los más débiles en las comunidades cristianas. «Debemos reconocer que tendremos que afrontar algunas cuestiones muy difíciles dentro de la vida de la Comunión anglicana -dijo el arzobispo de Canterbury en un nuevo mensaje en el que invitó a los fieles a rezar por el éxito de la Asamblea-, pero hay también otras muchas, terriblemente difíciles, que tocan a toda la Iglesia de Cristo y al mundo entero». Palabras que en el comunicado oficial que difundió el sitio del evento van acompañadas por una anotación de procedimiento importante: «La agenda será establecida según el acuerdo común de todos los primados. Es probable que incluya la violencia provocada por motivos religiosos, la protección de los niños y de los adultos vulnerables, el medio ambiente y la sexualidad».

Episcopalianos: los más inclusivos entre los anglicanos

the_episcopal_church_welcomes_youLa Iglesia Episcopal de Estados Unidos anunció el pasado julio de 2015 su aprobación de las ceremonias matrimoniales entre personas del mismo sexo, pocos días después de que la Suprema Corte de Justicia legalizara la práctica en todo el país.

Muy importante decisión de la Iglesia episcopaliana, rama estadounidense de la confesión anglicana, que resolvió modificar su canon matrimonial para incluir a las parejas del mismo sexo. Aunque los episcopalianos ya admitían la bendición de parejas del mismo sexo, estas quedaban todavía excluidas del matrimonio religioso propiamente dicho. La decisión es la la culminación natural de un proceso inclusivo ya iniciado hace años, pero sin duda la reciente sentencia del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, que había considerado inconstitucional la prohibición del matrimonio civil igualitario, actuó como catalizador. Los episcopalianos son la segunda confesión cristiana mainstream que aprueba el matrimonio religioso igualitario en pocos meses: en marzo hizo lo propio la Iglesia presbiteriana.

“Como lo permite la ley, los canónigos permitirán de ahora en más el casamiento en el seno de la iglesia a TODAS las parejas, anunció la Iglesia Episcopal en su cuenta de Twitter, mientras celebraba su convención general en Utah. Sin embargo, la Iglesia Episcopal no obligará a los clérigos que tengan objeciones oficiar las ceremonias, indicó.

La Iglesia Episcopal es una rama de la Comunión Anglicana, que tiene más de 80 millones de miembros, con iglesias en todo el mundo.

Esta misma semana recogíamos algunas de las reacciones más significativas que desde el ámbito religioso se han producido a la sentencia del Supremo. La aprobación del matrimonio religioso entre personas del mismo sexo por parte de la Iglesia episcopaliana puede considerarse una más, aunque en este caso el debate ya se había iniciado mucho antes. La decisión adoptada finalmente es fruto de un compromiso entre los sectores progresistas y conservadores. Estos últimos, al asumir que la batalla estaba perdida, han conseguido al menos que los clérigos que quiera negarse a celebrar estos matrimonios puedan hacerlo sin ser sancionados por ello. Este compromiso ha permitido que la reforma haya sido aprobada por amplísima mayoría de los obispos reunidos en la 78ª Convención General episcopaliana, celebrada esta semana en Salt Lake City (Utah): 173 obispos a favor y solo 27 en contra.

La modificación del canon matrimonial episcopaliano sigue, por cierto, el modelo de leyes de matrimonio igualitario como la española: no crea una institución jurídica paralela y equivalente, ni añade ninguna referencia expresa a las parejas del mismo sexo. Se limita a actualizar los requisitos necesarios para contraer matrimonio, eliminando el que los contrayentes tengan que ser obligatoriamente “un hombre y una mujer” y refiriéndose simplemente a “la pareja”. Así es como queda el canon:

Canon 18: De la Celebración y Bendición del Matrimonio

Sec. 1. Todo Clérigo de esta Iglesia se regirá por las leyes del Estado sobre la creación del estado civil del matrimonio, así como por estos cánones sobre la solemnización del matrimonio. Los Clérigos pueden solemnizar un matrimonio por medio de cualquiera de las formas litúrgicas autorizadas por esta Iglesia.

Sec. 2. La pareja deberá notificar al Clérigo su intención de contraer matrimonio por lo menos con treinta días de anticipación a la solemnización. Siempre que una de las partes sea miembro de la Congregación del Clérigo, o ambas partes puedan proporcionar pruebas satisfactorias de la necesidad de acortar el lapso, se podrá omitir este requisito por causa justificada; en cuyo caso el Clérigo informará de inmediato de su acción por escrito al Obispo.

Sec. 3. Antes de la solemnización, el Clérigo determinará:

(a) que ambas partes tienen el derecho a contraer matrimonio de acuerdo con las leyes del Estado y consienten hacerlo libremente, sin fraude, coerción, error en cuanto a la identidad del cónyuge, ni reservas mentales; y

(b) que por lo menos uno de los contrayentes esté bautizado; y

(c) que ambas partes han sido instruidas por parte del Clérigo, o de una persona que el Clérigo conozca como competente y responsable, con respecto a la naturaleza, propósito y significado, así como los derechos, deberes y obligaciones del matrimonio.

Sec. 4. Antes de la solemnización, las partes deberán firmar la siguiente Declaración de Intención:

Somos conscientes de la enseñanza de la iglesia de que el propósito de Dios para nuestro matrimonio es para nuestro gozo mutuo, para la ayuda y la comodidad que nos brindaremos mutuamente tanto en la prosperidad como en la adversidad, y, cuando sea la voluntad de Dios, para el don y el patrimonio de los hijos y su formación en el conocimiento y el amor de Dios. También entendemos que nuestro matrimonio debe ser incondicional, mutuo, exclusivo, fiel y para toda la vida y nos comprometemos a empeñaros por aceptar estos presentes y cumplir estos deberes, con la ayuda de Dios y el apoyo de nuestra comunidad.

Sec. 5. Al menos dos testigos estarán presentes en la solemnización y, junto con el Clérigo y los contrayentes, firmarán el registro de la solemnización correspondiente; dicho registro deberá incluir la fecha y el lugar de la solemnización, nombres de los testigos, de los contrayentes y sus padres, la edad de los contrayentes, su condición religiosa y su(s) domicilio(s).

Sec. 6. Un obispo o presbítero puede bendecir un matrimonio civil usando cualquiera de las formas litúrgicas autorizadas por esta Iglesia.

Sec. 7. Todo clérigo de esta Iglesia podrá negarse, a su discreción, a solemnizar o bendecir cualquier un matrimonio. Sea resuelto además

Que este canon surta efecto en el primer domingo de Adviento de 2015.

La Iglesia episcopaliana cuenta con unos dos millones de bautizados, aunque su influencia social y cultural ha sido tradicionalmente superior a la que por su número de fieles se podría pensar que tiene. Episcopaliana es por ejemplo la Catedral Nacional de Washington, también conocida como la “casa nacional de oración”, imponente templo neogótico y símbolo religioso de primer orden, donde se han celebrado por ejemplo los funerales de estado de presidentes como Dwight Eisenhower o Ronald Reagan.

Ya antes de esta decisión la Iglesia episcopaliana una de las más inclusivas de entre las grandes confesiones cristianas. En 2003 hacía historia ordenando obispo a Gene Robinson, abiertamente gay. Y en 2009 rompía con la moratoria autoimpuesta varios años antes y decidía volver a ordenar obispos y obispas abiertamente homosexuales, así como bendecir a las parejas del mismo sexo. Más recientemente, en el verano de 2012, aprobaba la ordenación de personas transexuales.

En enero de 2013, la mencionada Catedral Nacional de Washington anunciaba que acogería ceremonias de matrimonio entre personas del mismo sexo. Y como un ejemplo más de esa afinidad con los derechos LGTB, en junio de 2013 sus campanas repicaban para celebrar la derogación por parte del Tribunal Supremo de la sección tercera de la DOMA, la norma que prohibía a la administración federal estadounidense reconocer los matrimonios entre personas del mismo sexo (una decisión que allanó definitivamente el camino para que dos años después el Supremo se pronunciase de forma definitiva contra la prohibición del matrimonio igualitario).

De lo que caben pocas dudas es de que la aprobación del matrimonio igualitario por los episcopalianos reavivará las tensiones y amenazas de ruptura formal de la comunión anglicana, cuyas iglesias mantienen posturas absolutamente contrapuestas en materia LGTB: de la inclusividad episcopaliana a la homofobia sin reservas de las iglesias anglicanas de África, pasando por las posiciones “equidistantes” de la Iglesia de Inglaterra, cada vez más difíciles de mantener.

Matrimonio igualitario e iglesias cristianas

La aprobación del matrimonio igualitario por los episcopalianos supuso, sin duda, un empujón fundamental para todos aquellos que buscan conciliar su fe religiosa con su vivencia como personas LGTB. Se trata, no olvidemos, de la segunda iglesia cristiana importante que da este paso en los Estados Unidos, tras los presbiterianos. Ya no se trata de iglesias minoritarias (como la inclusiva Iglesia Unida de Cristo o algunas corrientes cuáqueras, que a imitación de sus correligionarios del Reino Unido ya celebraban bodas entre personas del mismo sexo) sino de confesiones con millones de fieles y una larga historia.

Que se unen además a otras importantes iglesias cristianas fuera de Estados Unidos, como la Iglesia Luterana de Suecia (que aprobó ya en 2009 el matrimonio religioso entre personas del mismo sexo) o la Iglesia Luterana de Dinamarca (que lo permite desde 2012).

(Religión Digital/Dosmanzanas/Agencias)

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