Condenan en Filipinas a marine estadounidense por matar a una mujer transexual
La corte también exigió que Pemberton, preso desde hace casi un año en un campo militar filipino, pague a la familia de la víctima 4,6 millones de pesos filipinos (92.000 euros) por daños.
Un marine estadunidense fue declarado culpable por matar a una mujer transexual el año pasado en un hotel de Filipinas tras descubrir que era transexual mientras estaba de descanso después de participar en ejercicios militares en el país.
El cabo primero Joseph Scott fue condenado el martes por homicidio por estrangular a Jennifer Laude y después sumergir su cabeza en un retrete en el hotel en el que se habían registrado tras conocerse en una discoteca de Olongapo, una ciudad al noroeste de Manila, en octubre de 2014. Pemberton fue condenado a entre seis y 12 años de prisión, y le tomaron en cuenta el tiempo que llevaba detenido, indicó el funcionario judicial Gherry Gruspe.
La madre de Laude, Julita, dijo que aunque estaba contenta de que el veredicto hubiera detallado todo lo ocurrido, no estaba satisfecha con el período en la cárcel porque esperaba que Pemberton fuera condenado por asesinato, un crimen más grave que homicidio.
Testigos indicaron que Pemberton apretó el cuello de Laude, la arrastró al retrete y sumergió su cabeza en él. Dos colegas de Pemberton testificaron que éste les dijo, “Creo que lo maté”.
La jueza indicó que redujo el cargo de asesinato a homicidio porque no se demostraron condiciones como crueldad o traición.
El crimen reavivó la campaña de grupos de izquierdas y nacionalistas para que se ponga fin a la presencia del ejército estadounidense en Filipinas, en un momento en que Washington reafirma su presencia en Asia y Manila ha acudido a Estados Unidos para pedir apoyo en medio de una creciente disputa territorial con China.
A media calle de la corte, decenas de manifestantes festejaron el veredicto e incendiaron una efigie del Tío Sam y gritaron “¡Justicia para Jennifer!”. Se utilizaron agentes policiales, camiones de bomberos y vallas de hierro para evitar que los activistas se acercaran al juzgado.
Fuente Agencias
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