Justicia, paz y liberación. Domingo 1 de Adviento. Ciclo C
Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:
Comenzamos un nuevo año litúrgico, preparándonos, como siempre, para celebrar la Navidad. La primera lectura promete la venida de un descendiente de David que reinará practicando el derecho y la justicia y traerá para Judá una época de paz y seguridad. El evangelio anuncia la vuelta de Jesús con pleno poder y gloria, el momento de nuestra liberación. ¿Cómo se explica la unión de estas dos venidas tan distintas? Lo intentaré con la siguiente historia.
La esposa del astronauta y la Iglesia
Un día la NASA decidió una misión espacial fuera de los límites de nuestro sistema solar. Una empresa arriesgada y larga que encomendaron al comandante más experimentado que poseía. Cuando se despidió de su mujer y sus hijos, la familia pasó horas ante el televisor viendo como la nave se alejaba de la tierra.
Los niños, pequeños todos ellos, preguntaban continuamente: “¿Cuándo vuelve papá?” Y la madre les respondía: “Vuelve pronto, no os preocupéis”. Al cabo de unos meses, cansada de escuchar siempre la misma pregunta, decidió organizar una fiesta para celebrar la vuelta de papá. Fue la fiesta más grande que los niños recordaban. Tanto que la repitieron con frecuencia. La llamaban “la fiesta de la vuelta de papá”. Pero la inconsciencia de los niños creaba una sensación de angustia en la madre. ¿Cuándo volvería su marido? ¿El mes próximo? ¿Dentro de un año? “La fiesta de papá”, que podía celebrarse en cualquier día del mes y en cualquier mes del año, se le convirtió en una tortura. Hasta que se le ocurrió una idea: “En vez de celebrar la vuelta de papá ‒dijo a los niños‒ vamos a celebrar su cumpleaños. Sabéis perfectamente qué día nació, así que no me preguntéis más cuándo vamos a celebrar su fiesta.
A la iglesia le ocurrió algo parecido. Al principio hablaba era de la pronta vuelta de Jesús, la que menciona el evangelio de este domingo. Pero esa esperanza no se cumplía, y la iglesia pasó de celebrar su última venida a celebrar la primera, el nacimiento. Sin embargo, no ha querido olvidar la estrecha relación entre ambas venidas, y así se explica que encontremos textos tan distintos.
Justicia, paz y seguridad: Jeremías 33, 14-16
Mirad que días vienen ‒oráculo de Yahveh‒ en que confirmaré la buena palabra que dije a la casa de Israel y a la casa de Judá. En aquellos días y en aquella sazón haré brotar para David un Germen justo, y practicará el derecho y la justicia en la tierra. En aquellos días estará a salvo Judá, y Jerusalén vivirá en seguro. Y así se la llamará: “Yahveh, justicia nuestra.”
Se discute cuando fue pronunciada esta promesa. Caben dos hipótesis:
- a) La formuló Jeremías, criticando al último rey de Judá, Sedecías, que propiamente se llamaba Matanías. Cuando el rey babilonio Nabucodonosor conquistó Jerusalén y deportó al monarca vigente (año 598 a.C.), lo nombró rey cambiándole el nombre por el de Sedecías, que significa ”Yahvé es mi justicia”. Jeremías anuncia un rey futuro que tendrá por nombre “Yahvé es nuestra justicia”. Un monarca cuyo mismo nombre expresa la estrecha relación de Dios con todo el pueblo, y que salvará a Judá y Jerusalén mediante un gobierno justo.
- b) La formuló un profeta posterior, durante el destierro de Babilonia o incluso algún siglo más tarde. Judá lleva un largo período sin rey. La promesa hecha por Dios a David de que siempre tendría un heredero en el trono, parece no cumplirse. En este contexto, el profeta anuncia que esa promesa se cumplirá, y que el futuro monarca descendiente de David será un rey maravilloso para el pueblo.
En cualquiera de las dos hipótesis, lo fundamental es la idea de un monarca que procura el bienestar del pueblo. El Mesías esperado no se desentiende de los graves problemas políticos y sociales de Israel y de toda la humanidad.
El amor como preparación a la Navidad: 1 Tesalonicenses 3, 12- 4,2
Lectura brevísima, pero muy importante: indica con qué espíritu debemos vivir siempre la vida cristiana, en especial estas semanas del Adviento.
En cuanto a vosotros, que el Señor os haga progresar y sobreabundar en el amor de unos con otros, y en el amor para con todos, como es nuestro amor para con vosotros. Sabéis, en efecto las instrucciones que os dimos de parte del Señor Jesús.
Esperar y preparar nuestra liberación: Lucas 21, 25-28. 34-36.
Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustias de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación.
El evangelio comienza con las señales típicas de la literatura apocalíptica a propósito del fin del mundo (portentos en el sol, la luna y las estrellas) que provocan en las gentes angustia, terror y ansiedad. Pero el evangelio sustituye el fin del mundo con algo muy distinto: la venida de Jesús con gran poder y gloria; y esto no debe suscitar en nosotros una reacción de miedo, sino todo lo contrario: “cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación”.
A continuación nos dice el evangelio cómo debemos esperar esta venida de Jesús. Negativamente, no permitiendo que nos dominen el libertinaje, la embriaguez y las preocupaciones de la vida. Positivamente, con una actitud de vigilancia y oración.
Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por la preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improvisto sobre vosotros, como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra. Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre.
Cena de Gala de Fin de Año
Camino de la Universidad de Sevilla para un congreso sobre “Adivinación y profecía en el Antiguo Oriente”, pasé por delante del Hotel Alfonso XIII. Me detuve a leer el anuncio de las fiestas que anunciaban para Navidad. Y me llamó la atención el precio de la Cena de Fin de Año: 365€ por persona. Un matrimonio gastará en pocas horas la mitad de lo que ganan la mayoría de los españoles en un mes. Me recordó lo que dice el evangelio de la embriaguez y el libertinaje.
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