El amor entre dos hombres heterosexuales, en ‘Lo peor de todo es la luz’
Esto no es una novela aunque cuenta muchas historias. Sobre todo la historia de la amistad de dos hombres heterosexuales: Koldo y Edorta; la historia de una amistad que encierra muchas más cosas.
En un País Vasco por el que pasan varias décadas, Edorta escribe para intentar salvar del olvido, de la muerte, su relación con Koldo; la historia de un vínculo para el que la palabra “amistad” se queda muy corta y para el que da demasiado miedo emplear la palabra “amor”. Esta es la historia de dos hombres que, aun siendo heterosexuales, están enamorados y no lo saben, o no quieren saberlo.
Pero Lo peor de todo es la luz también cuenta otra historia: la de su mismo autor, José Luis Serrano (el escritor antes conocido como elputojacktwist), que ya nos sorprendió con la narración de un viaje a Birmania en Hermano, y con el descubrimiento de la sexualidad en Sebastián en la laguna –posiblemente la mejor novela gay de iniciación escrita en castellano–. Aquí encontramos también las conversaciones entre José Luis y su marido, que hablan y hablan sobre mil cuestiones, fundamentalmente acerca de cómo va a desarrollarse la narración de la vida de Koldo y Edorta mientras disfrutan de unas vacaciones y de una vida en común que sus compañeros de libro no se permitieron construir.
Con esa prosa que se adhiere a la piel hasta cortar la respiración tan característica de José Luis Serrano, crecen en estas páginas las semillas de lo que podrían haber sido dos novelas: la de Edorta y Koldo y la del propio autor como personaje de sí mismo. Pero, en lugar de a una novela, asistimos a otro acontecimiento: en este libro que no es una novela están escritas dos cartas de amor inagotable que trata de perpetuarse en la Historia; un amor que es el mismo aunque le pongamos diferentes etiquetas, y cuya mayor ambición es encontrar un sentido que le haga sobrevivir a nuestras propias cenizas.
Fuente Cáscara Amarga
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