Del blog de Xabier Pikaza:
Dom 29, ciclo b. Mc 10, 35-45. Ayer comenté y critiqué, desde una perspectiva de evangelio, unas palabras del Cardenal Cañizares (no es todo trigo limpio), y lo hice con algo de acritud que ahora lamento (y que después corregí en el mismo post). No es que Mons. Cañizares no tuviera razón, sino todo lo contrario, él la tenía y la tiene, pero en un plano que parece más “zebedeo” que propio de Jesús, según el evangelio de este domingo:
Mons. Cañizares tenía razón y la tiene desde un punto de vista de corrección política: Sin duda, un tipo de emigración masiva de personas del Este pone en peligro no sólo la frágil estabilidad cultural y nacional de un tipo de visión política de España, sino la estabilidad de Europa. Por eso es bueno defender lo nuestro, incluso dentro de una larga tradición política cristiana.
Cañizares tenía y tiene razón diciendo que en el fondo de las multitudes que vienen del Este, además de los buenos pobres de siempre, hay mafias políticas y económicas: Hay directrices, consignas y estrategias de auténticos “tunantes” (por usar la palabra de G. Theissen, que ayer empleaba en mi comentario).
Por otra parte, muchos que criticaban a Mons. Cañizares tampoco eran del todo “trigo limpio”, pues tenían (¿teníamos?) en el fondo otro intereses de dominación política más o menos confesados. Pues bien, en este contexto, resulta providencial el evangelio de hoy.
También los zebedeos, el ala política del movimiento de Jesús, tenían razón en su propuesta, al ofrecerse para organizar de un modo racional su proyecto de reino. Ellos lo harían sin duda mucho mejor que el “santo” de las andas de la imagen… pero, evidentemente, necesitaban tomr (recibir) el poder.
El evangelio de hoy afirma que los zebedeos eran los políticamente correctos: Querían ganar una cota de poder para servicio del “evangelio”. Querían “racionalizar” la tarea mesiánica de Jesús, y se sentían capaces de hacerlo (¡en el evangelio de Mateo se dice que en el fondo estaba su madre, es decir, el clan de familia).
Ellos venían de la buena administración; su padre era armador, o al menos propietarios de barcos. Sabían lo que es organizar movimientos sociales, sabían de eso mucho más que Jesús, un pobre albañil… Podrían gobernar bien, si que se viera demasiado (sin utilizar mucho) el mauser de la mano y el dólar de le espalda.
Y sin embargo Jesús critica a los zebedeos, diciéndoles que el único modo de organizar el reino es “dejándose matar”, es poniendo la vida al servicio de los otros, incluso de los tunantes que vienen del Este. Sin duda, Jesús no era políticamente correcto… y estaba dispuesto a morir por los “tunantes”, es decir, por aquellos que no son trigo limpio, no para que todo se destruya, sino para que de la muerte por amor (en servicio a los excluidos) pueda surgir y surja un mundo nuevo de resurrección para todos.
Buen domingo a todos, y sigan leyendo si quiere esta profundísima parábola sobre el poder (sobre lo correcto)… y sobre el estar dispuestos a morir por el bien de los demás. Por favor, pónganse por un momento en la piel de los zebedeos (pues también ellos, al fin, dieron la vida por los otros, como estoy seguro de que Mons. Cañizares quiere darla).
Marcos 10, 35-45
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos del Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: “Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.” Les preguntó:- “¿Qué queréis que haga por vosotros?” Contestaron: “Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.” Jesús replico: “No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?” Contestaron /: “Lo somos” “Jesús les dijo: “El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.”
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, reuniendolos, les dijo: “Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.”
Éste es un pasaje evidentemente simbólico, construido en su forma presente por la comunidad y reformado por el mismo Marcos, desde su perspectiva social y eclesial (a partir, sin duda, de una experiencia de Jesús y de un proyecto eclesial “zebedeo”, que iba en línea de poder mesiánico, no de entrega de la vida por los otros).
Zebedeos, políticamente correctos
‒ Uno a tu derecha y otro a tu izquierda en tu gloria, es decir, en tu Reino. . Sentarse a la derecha y a la izquierda significa “compartir” el poder de Jesús, no de un modo excluyente, pero sí superior al de los otros (recordemos que Mt 19, 28 hablaba de los doce seguidores de Jesús sentados sobre doce tronos, juzgando a las tribus de Israel. El Reino de Dios se concibe por tanto como un camino y una meta de triunfo social, a fin de lograr la pacificación de todos, como una forma de tomar el poder y ejercerlo (evidentemente bien, a favor de los demás, pero en línea de poder).
‒ No sabéis lo que pedís: ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber? De pronto, Jesús cambia de tercio… La meta y tarea de su movimiento no tomar el poder y triunfar (para crear un tipo de paz política mundial), sino dar la vida por los demás, convirtiéndose en semilla de resurrección, es decir, de un tipo de “política distinta”. Estos zebedeos forman con Pedro el “triunvirato” más saliente de la iglesia primitiva, el deseo de convertir el proyecto de Jesús en un camino políticamente correcto de administración del poder.
Pero Jesús no era políticamente correcto. Por eso rechaza su petición de los zebedeos (y de Pedro) y les recuerda que su “compromiso” mesiánico consiste en beber su cáliz, es decir, en compartir su camino de entrega y de muerte: Ellos, los de Jesús, tienen que morir para que vivan otros… Ellos, su generación política, tienen que “dar la vida”, para que pueda surgir una humanidad distinta.
‒ Beberéis mi cáliz… Jesús les ha preguntado si “están dispuestos beber su cáliz” y ellos han respondido que sí… Éste es el gran “milagro” de la escena. Estos zebedeos que quieren sentarse en dos tronos beber con Jesús la copa del triunfo final sobre los pueblos le dicen que sí, que, a pesar de todo, van a seguir con él… Que están dispuestos a beber el cáliz de la muerte, es decir, del sacrificio y de la entrega propia, para que vivan otros, para que vivan todos, los que vienen del Este y los que son (somos) del Oeste, como dice Jesús en otra ocasión (Mt 8).
Pero sentaros a mi derecha a mi izquierda… Jesús les confía la tarea de seguirle, y así puede asegurar (confirmar) el camino mesiánico, en su vertiente de “entrega de la vida”, pero no ratificar el triunfo político final (en forma externa) que depende del Padre. De esa forma se sitúa, y sitúa a sus discípulos ante un gesto mesiánico de ofrenda y regalo de la propia vida, que ha de ser ratificado por su Padre.
Una teoría sobre el poder, lo políticamente incorrecto
En ese contexto ha interpretado Jesús y ha superado el principio del poder, viendo que los otros diez se (los Doce sin los zebedeos) indignaron… (20, 24), no tanto porque los zebedeos quisieran los primeros puestos, sino porque querían también ellos, los otros discípulos. Seguimos en el mismo contexto anterior del evangelio, donde los discípulos discutían sobre los primeros puestos en el Reino, pues todos querían ocuparlos, entendiendo el mesianismo de Jesús en clave de triunfo y dominio sobre los demás.
Aquí ofrece Jesús la carta magna de la relación entre poder político e iglesia, un tema que debe interpretarse como crítica frente a un mesianismo entendido en línea de poder, tema que ya había sido desarrollado en las tentaciones (cf. Mt 4, 1-11). No es una norma o principio que trate sólo de la Iglesia y de su organización interna, sino una enseñanza universal, válida para todos los poderes de la tierra, en un contexto de fuerte opresión como la expresada por el Imperio Romano: Leer más…
Biblia, Espiritualidad
Ciclo B, Dios, Evangelio, Jesús, Servir, Tiempo Ordinario, Triunfar
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